Capítulo 3.

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... creo que esta tal Andy puede tener las respuestas para algunas de mis preguntas.

Mientras caminamos hacia no sé donde observo los árboles, todos tienen hojas y parecen muy fuertes, no como en Ámbar donde sólo hay un árbol con hojas situado en el centro de la isla y lo cuidamos como una reliquia. El resto simplemente son restos de árboles, plantas secas fruto de una gran guerra que hubo cuando yo nací, o eso creo, ya que la gente de Ámbar tiene prohibido hablar de ese tema. Toda está información la conseguí cotilleando conversaciones ajenas.

- Ariel, ¿te llamas así, no? - Dice Andy sin girarse, va unos pasos por delante de mí.

- Sí, tú Andy, ¿me equivoco? - Digo acelerando el paso para acercarme un poco más.

- En absoluto. - Se gira sonriendo y me tiende la mano. - Encantada. - Yo no dudo en devolverle el apretón de manos junto con mi mejor sonrisa (o eso intento). Creo que esta es la oportunidad para empezar a formular preguntas.

- Andy, ¿puedo preguntarte algo?

- Dispara.

- Bueno... para empezar... ¿dónde estoy? ¿quién es ese tal Demon? ¿y quién eres tu? ¿qué son esos juegos de los que hablábais? ¿tienes el don de la fuerza? ¿rapidez? ¿o quizás los dos? ¿por qué rompiste la pared? y lo más importante: ¿por qué todos los árboles tienen hojas?

- Hey, hey, relaja. - Dice riéndose pero sin parar de andar. - Retiro lo dicho anteriormente, las preguntas van a tener que esperar, creo que será mejor que primero lleguemos a casa y nos encarguemos de tú aspecto.

- ¿Por qué haces todo esto? - Digo y esta vez se detiene. Vaya, por fin, esta chica camina demasiado rápido. Se gira.

- ¿Qué parte de "las preguntas van a tener que esperar" no acabas de entender? - Y continúa andando. No creo que hablemos más en todo el camino, yo estoy demasiado ocupada observando el alegre paisaje, es todo muy bonito y la hierba muy suave. Tanto que no pude resistirme a la tentación de descalzarme.

Llevamos unos 10 minutos andando y ya hemos llegado a la ciudad principal, aquí debe de tener Andy su casa. Este lugar no es muy diferente de Ámbar, aunque aquí todo está mucho más cuidado y es más colorido y bonito. También me he fijado en una cosa bastante interesante. Desde que entramos en la ciudad, a medida que avanzamos, la gente se va apartando de nosotras e incluso escondiendo. Miran muy mal a Andy, pero son miradas que yo ya conozco, y muy bien además, las miradas de "eres un monstruo". También hay gente que es todo lo contrario a la anterior y no parece que le teman a la chica en absoluto, con eso me refiero a que la señalan y se ríen, y algunos hasta llegan a tirarle cosas, bueno, lo intentan, ya que yo me voy encargando de pararlas de alguna forma con mis raíces, lo más disimuladamente posible, claro, y de vez en cuando también le pongo la zancadilla a alguna gente que la mira mal o cualquier cosa de las mencionadas anteriormente. ¡Realmente este anillo es muy útil! Pero que conste: no lo hago por Andy, lo hago por mí, me sirve de entrenamiento.

Ah, también cabe destacar que es una rubia con muy mal humor y muy perspicaz. Justo cuando entramos a la ciudad una tía la miró con esa mirada tan horrible, con esa mirada que los propios que la usan desconocen, y digo esto por que ¡no saben el daño que pueden hacer con ella! Bueno, el caso es que Andy se dio cuenta de inmediato y entonces desapareció con ese destello extraño justo frente a mis ojos, se escuchó un estruendo y cuando este cesó, la chica reapareció de la misma forma en el mismo lugar, delante de mí, pero esta vez frotándose las manos. Entonces yo extrañada miré a mi alrededor, ¿y qué veo? A la ciudadana, anteriormente mencionada, encajada dentro de un cubo de basura. A partir de ahí fue cuando yo entré en acción con mis raíces, no quería que toda la gente acabara metida en la basura, o incluso siendo la basura misma.

- Es aquí. - Dice Andy y se detiene de golpe. Vaya, el tiempo se había pasado muy rápido mientras pensaba en todo lo ocurrido recientemente. Observo la casa. Es bastante humilde, pero con grandes ventanales y una gran veleta alzada en lo que sería el tejado, porque no tiene, o eso parece desde aquí. Andy abre la puerta y me hace un amago con la mano para que pase. - (Al menos tiene modales.) - Por dentro es todo un caos. Hay todo tipo de cosas esparcidas por el suelo, la mayoría son hojas y materiales de dibujo. También hay telescopios y miles de objetos que no he visto en mi vida. Pero lo más llamativo es la gran claridad del hogar, es ahí cuando levanto la mirada y veo que lo que tendría que ser tejado es como cristal, transparente, puedo ver el cielo. Una tos me sobresalta, observo el lugar de donde procede y veo a un muchacho tumbado en una de las camas, al fondo de la habitación.

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