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las caricias en la piel nivea del menor seguían por todo su cuerpo, suaves y lentas pasando desde su miembro hasta sus rosados pezones. jackson, quien era dueño de tales caricias, tomó con cuidado el pene del menor subiendo y bajando su mano a un ritmo lento.

el pre-semen que había comenzado a salir de forma lenta desde la uretra del menor, lo usó como lubricante pasando los dedos por el ano de jooheon.

— jackson santa mierda ¿quieres meterlo? —

el ya peliblanco habló con la respiración agitada, haciendo que su pecho hiciera un vaivén de arribaabajo.

jackson sólo disfrutaba de tal exquisito espectáculo digno de dioses.

él deseaba ir lento, tranquilo y "pasional", así que siguió con movimientos en el miembro del menor acompañado de las anteriores suaves caricias. dejó un camino de besos y marcas en su torso que quedaron con em tiempo levemente rojas u moradas; las cuales con el tiempo se volverían de un fuerte color morado.

tomó las piernas de jooheon con delicadeza posandolas en su cintura, finalmente metió su extensión en la rosada entrada del menor. así comenzaron las embestidas suaves y lentas con un firme agarre de cintura, varios gemidos y jadeos por toda la habitación.

 así comenzaron las embestidas suaves y lentas con un firme agarre de cintura, varios gemidos y jadeos por toda la habitación

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— ¿que quieres? —

jooheon se cruzó de piernas apenas comenzó a hablar, juntó sus manos mirando fijamente al mayor con las cejas levemente alzadas.

— me demandaron —

jackson habló obvio levantando su pálida mano haciendo una leve mueca. el no iba por otra cosa a la oficina del menor, a pesar de que a veces el trabajo pasa a mayores.

— mark igual es abogado. —

el peliblanco sonrió y se puso de pie sacándole nuevamente en cara los engaños al mayor. mark, un chico estadounidense y desgraciadamente amante del mayor, en efecto era abogado y jackson encantado pudo haber ido con él.

— pero tu eres mejor, en todos los sentidos —

lee sólo escuchó el tono lascivo de las palabras y golpeó someramente la mesa, logrando que el eco del golpe se escuche por toda su oficina.

— estoy en mi trabajo ¿bien? mejor cierra el pico y no la cagues —

el chino suspiro y se puso de pié igualmente, tratando de buscar las palabras adecuadas para responder a su esposo. no las encontraba, su mente no reaccionaba a palabras coherentes como para replicar a las palabras o simplemente decirle algo que tenga el mínimo sentido.

el abogado quitó sus manos de su escritorio y se sentó en éste con la mirada fija en el mayor, el que aún seguía de pié dando vueltas por la gran oficina.

— sólo necesito que hagas tu trabajo, sin rencores y nada personal —

fascinado o más bien ofendido, el menor se cruzó de piernas y suspiro por lo indiscreto que sonaban las palabras que salían de la boca del castaño.

no valía la pena efectuar ése caso para salvar el intrincado mundo del chino.

— si sigues aquí es porque no hay opción de mandarte a la mierda —

jackson negó, inequívoco con una sonrisa, de la satisfacción que producían las rendidas palabras de su esposo.

un lánguido "vete" salió de la boca del menor con el semblante solemne y lacio en su escritorio mientras se ponía lentamente de pié.

— yo me encargo de lo demás, tu ve a rascarte el culo en otro lado. —

el jefe de ingeniería trata de diferir en las palabras, dándole a entender que tenían las mismas responsabilidades. sin embargo sería colmar la poca paciencia que el queda a jooheon; entonces necesitaría un portento para que siguiera el caso.

una vez que se terminó la discusión mental de jackson decidió retirarse de la oficina, dirigiéndose a su trabajo con un contoneo constante que no dejaba concentrarse en sus actuales proyectos.

— soñé que me hechizabas en la cama, cántabas el sonido de la luna y me besaste locamente —

repitió la cita el peliblanco en voz alta, uno de los párrafos de un corto poema mientras firmaba y buscaba entre sus cosas los papeles que jackson le había dado ésos momentos.

— pero creo que te inventé en mi mente —

— pero creo que te inventé en mi mente —

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𝓣𝓸𝔁𝓲𝓬𝓲𝓽𝔂 " jackheonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora