Ellos.

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Los personajes no me pertenecen; son propiedad de Temari Matsumoto y Tomo Takabayashi. Sólo los uso con fines de recreación sin ningún tipo de interés o/y retribución monetaria.


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Ahora no... me duele la cabeza...- susurró, temeroso de una nueva represalia- puede llevarse su dinero...- tomó su mochila para luego agarrar el pomo de la puerta.

-¡Maldición! Llevo semanas esperando una oportunidad y me sales con esa pendejada... No, ahora no, ya no hay vuelta atrás- con deseo mal escondido lo aventó a la cama, comenzando a desvestirlo salvajemente- ¡Maldita sea! ¡Quédate quieto!-

-¡Déjame! ¡Déjame desgraciado!-

-No, Lobo...esta vez no...- sin contemplaciones le abrió por la fuerza las blancas piernas, enterrándose locamente, exhalando fuertes gemidos; se estaba ahogando, cada vez que tenía que revolcarse con algún mediocre de sus admiradores, terminaba odiándose.

Rasguñó la espalda morena del atacante, tragándose sus gritos en medio de gotas saladas.

Los jadeos del mayor le hartaban, le carcomían y lo envolvían. Remordió los delgados labios para evitar maldecir. La imagen sumisa del Lobo llevó al clímax al viejo, llenando el interior del rubio.

-Lobo...esto...fue...genial...- apenas pudo hablar, presa de los estragos orgásmicos. Salió del cuerpo níveo para deshacerse del condón y tirarlo al cesto de la roja habitación- Eres buen actor, tienes talento muchacho, lo tienes, ¡Jajajaja!-

-Maldito... este juego me está cansando...-

-Tu pago...- le aventó con indiferencia varios billetes grandes-tienes talento para estar en el escenario pero a pesar de ese talento no dejarás de ser una puta Lobo, una maldita puta.-

-¡Jajajaja! Pero no soy como las otras, soy el dios de las putas, siéntete bendecido de que alguien como yo haya accedido a coger con una abominación como tú.-

-Estúpido, tendrás suerte si una abominación como yo te contrata y te paga hasta de más, idiota.-escupió dándole una fuerte cachetada, sacándole un delgado hilo rojo que halló su fin en las percudidas sábanas que cubrían a la "puta", sin que "esta" hiciera algo para detenerlo.

-Pues olvídate de mis servicios Belal, a partir de hoy tienes restringida la entrada a mi camerino.-

-¿Qué?-

-Lo que oíste, ¿Acaso ya no recuerdas el contrato que firmaste?- cuestionó con una luz vengativa en las irises verdes- ¿Por qué nunca leen las letras pequeñas? Cito: "A la primera señal de violencia, el prestador del servicio tiene el poder suficiente para negarse a realizar cualquier petición y, se aclara, el empleador no podrá objetar ni quejarse contra y con nadie" ¿Entendió señor Belal?-

-¡¿Qué?!- exclamó fúrico.

-Que nunca volverás a acostarte conmigo y no podrás hacer nada porque el bueno para nada de Crystoff aceptó cumplir en su totalidad las cláusulas- dictaminó guasesco- Ahora hágame favor de largarse.-

-¡No!-

-Por favor, no sea estúpido, lárguese por las buenas.-

-¡Que no!-

- Jaaaa, usted lo quiso así, ¡Yozak!-

De a poco, el peli-naranja entró; con sonrisa burlona y alzando al viejo rabo verde, guiñó al blondo para salir apagando con su cinismo los reclamos del otro. Lanzó suspiros de alivio al verse libre de esa porquería humana.

Pobre DiabloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora