Los personajes no me pertenecen; son propiedad de Temari Matsumoto y Tomo Takabayashi. Sólo los uso con fines de recreación sin ningún tipo de interés o/y retribución monetaria.
Subió las palmas al estómago del bailarín y jugar en el con las yemas de los dedos haciendo círculos, surcando las cicatrices, masajeando las orillas del ombligo, todo de la forma más delicada posible. Balanceándose al par de la lenta melodía; fue un poco más: subiendo y bajando las manos en la cintura del blondo, presionando con los pulgares las costillas. Una comezón producida en la zona íntima evaporó toda lucidez: el oji-esmeralda se apretaba sutilmente contra él, encendiendo el rencor y las malas caras. El otro tomó la batuta al cruzar los brazos sobre el abdomen para pegarlo al propio y a arriesgarse a ir muy cerca de las sonrosadas tetillas: Ken estaba al borde del deseo ante la aceptación de su compañero de baile.
—Abbas*— murmuró Ken, como en trance.
Lobo sonrió, complacido por el nuevo mote. Qué lástima obtenerlo el último día. Así que como un regalo, se viró, hizo de lado el velo y besó la comisura derecha de la boca del muchacho, justo cuando las luces se apagaron. Al encenderse los focos por todo el bar, el danzante ya no se hallaba entre ellos.
Murata fue llevado por la chica hasta la barra y en cuanto se acercó, vació el frío tarro de birra de Shibuya, tosiendo por el cambio de temperatura.
—Me debes una cerveza, idiota.-
—¡Las que quieras camarada!- exclamó el doncel—Cantinera ¡4 tarros más de cerveza oscura!-
Ken sorbió una en cuanto le fueron dados, queriendo aplacar con eso los ríos de lava que cruzaba en sus entrañas, derritiéndolas en conjunto con su quietud.
Excitado.
Anhelante.
De más, mucho más. ¿Qué clase de persona era el rubio? En la segunda jarra, su respiración se moderó, más no así en otro lado.
El Maoh lo escudriñó, curioso por la nueva actitud del amigo, quedando pasmado al notar la marcada erección en aquel y ya no supo si la envidia predominaba en su cabeza o algún tipo de "odio" hacia el blondo por el estado del peli-azul; este apretó los puños, buscando concentrarse y relajar su miembro. La imagen de pasividad absoluta del bailante que se reproducía en su mente flexionaba su voluntad ¿Quién es ese rubio?
La barista fue hasta él—Señorito ¡Fortuna de novicio!...—y saliendo de detrás de la barra, se posicionó frentis al chico, sólo para agarrarlo de los testículos y masajearlos; nadie fuera del otro hombre los vio, gracias a que las luces se habían atenuado minutos antes—¿Ahora ve porqué le llaman "Joya de Fuego"?—
El de lentes gimió quedito, apoyando la frente en el hombro de aquella, disfrutando el toque... a la fregada con el autocontrol. Quería que lo penetraran en ese instante.
Duro.
Largo.
Tendido.
Vaya pena que la morena no tuviera pene.
Pero Yuuri sí tenía. Y ya se le había ofrecido una vez.
Es hora de tomar la oferta.
—Cógeme.- dijo.
—¿Disculpa?—
La mujer se lamió los labios, expectante.
—Quiero que me penetres, Yuuri.- jadeó Ken.
Definitivamente odiaba al iris verdes por romper la "inocencia" de su inseparable.
—... por favor...- gimoteó lloroso.
"—No quiero joderla...—" pensó.
Las mejillas rojas, la respiración agitada y la voz quebradiza y tapizada de deseo le hicieron considerar.
"—Oh bueno, ¿A quién le dan pan que llore?—"
Y la pareja optó por irse, ante la mirada burlona de la fémina.
—Van denunciarte por acoso sexual, idiota.- le susurraron.
—Sólo estaba comprobando algo. Apuesto que tenía las bolas azules.-
—Estás loca, mujer.-
—Como todos... ¿No tienes que ir con Lobo?-
El fornido muchacho asintió; levantó una mano a modo de despedida y desapareció tras el umbral de unas escaleras.
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Abbas*: León en árabe.
Frentis: Frente, de frente, enfrente, adelante, delante.
¡¡Muchas gracias por leer!!
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Pobre Diablo
FanfictionUniverso alterno. Por X razones, el rubio termina separado del bueno para nada de Shibuya. Ahora, solo y con una minicopia, le toca quebrar su orgullo y tragarse la dignidad. La cuestión es ¿Hasta dónde podrá soportar? "... Los chiflidos de alba...