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Los personajes no me pertenecen; son propiedad de Temari Matsumoto y Tomo Takabayashi. Sólo los uso con fines de recreación sin ningún tipo de interés o/y retribución monetaria.





-¡Mamá! ¡Mamá!- exclamó un mini azabache corriendo.


-¡Hola! ¿Qué tal te fue en la escuela?- pregunta al recibirlo en brazos.


El pequeño, de 6 años, empieza a contarle el día en la escuela. Sonríe ante el entusiasmo del niño, que gesticulaba cada tanto. No hay día que no daba gracias por tener a la miniatura a su lado.

Al llegar a la casa, vio un oscuro auto aparcado frente a ella, pero lo ignoró.

Una vez dentro, el crío se fue directo al patio a saludar al cachorro de bulldog que recién le habían obsequiado. Y él se fue a la cocina a preparar la comida. El "toc toc" que sonó en la entrada lo sacó de la actividad; casi le da un infarto al reconocer la blanca silueta que estaba frente a sí.


-... No puede ser...-

-Cuanto tiempo, querido.-


Inmóvil, no pudo evitar que esa persona se colocara sin permiso en uno de los sillones de la estancia.


-¿No piensas saludarme?-

-...-


Lento, se ubicó delante de la voluptuosa mujer delgada de largo y rubios cabellos y ojos verde opaco, donde se marcaban las ojeras y patas de gallo, anunciando la edad en que el gris tiñe los cabellos.


-Hola... madre...- no pudo cambiar la cara de piedra que se le hizo al llamarla así.

-Que frío, chico.-

-¿Qué quieres? No tengo tiempo.-

-Uy... el table dance donde trabajas no abre hasta las 8 y hoy no te toca show... ¿Sorprendido? Una belleza sol y pupilas de jade pulido no se dan todos los días, mucho menos 2 en la misma ciudad. Hubieras tenido la decencia de mudarte. ¿Qué estabas pensando al trabajar en un cabaretucho? No puedo creer que hayas caído tan bajo. En serio.-

-¿Y qué? ¿Vienes a juzgarme?-

-Me das vergüenza, hijo. Te creía mas listo.-


Apretó el labio inferior para no gritarle.


-Precisamente tú no eres un dechado de pureza, Cheri.-


Aquella, burlona, sólo se limitó a tomar el portarretratos donde él y su bebé posaban alegres.


-Claro que no, querido. Lo sé bien, pero al menos tuve el acierto de no acostarme con los idiotas y si lo hice, no era con cualquiera... Belal es mierda ante mis allegados. ¿Sí recuerdas que yo bailaba para otro tipo de gente? ¡Ah, que tiempos!-

-¿Qué?-


Rozó con la uña rosa del índice el rostro del chiquillo de la foto.

Pobre DiabloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora