Vil... Ada... Ke...

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Los personajes no me pertenecen, son propiedad de Temari Matsumoto y Tomo Takabayashi. Sólo los uso con fines recreativos.




*




Después de la discusión con Saralegui, notó a los de semestres avanzados mucho más encarnizados con su persona.


-Eso me pasa por pelear con escuincles... y peor con esta clase de niños...-


De pronto, fue absorbido a un aula fuera de servicio, en donde lo amordazaron tres "tipos" mucho más altos y robustos que él; tembló un poco, recordándose su nivel de lógica.


-¿Te comió la lengua el ratón?- murmuró uno- ¡Ah! Es cierto, no puedes hablar...-


"-Creo que es más que obvio imbécil...-" pensó. Intentó sonreír aun con el trapo que tenía en la boca; de algo estaba seguro: no trataba con los seres más inteligentes del mundo.


Decidió mantenerse calmado. Si algo nunca habían podido sus agresores era arrancarle gritos de dolor... o eso creía.


-Hey Ada ¿Qué hacemos con este loco?-


-Con un demonio, no me gusta que me llames "Ada"... conmigo no cuentes, mi trabajo ya está hecho.-


-Pero Sara...-


-Me importa un comino lo que diga ese escuincle y tampoco me interesa trabajar con idiotas que no pueden mantener la boca cerrada... yo me largo...-


-Entonces ¿Me dejarás con este?-


-Arréglatelas solo Keenan, yo acepté únicamente por dinero... Nos vemos.-


Suspiró aliviado al ver el que grandote rubio se marchaba "Por lo menos el mastodonte agresivo no me molestará... ahora quedan estos dementes..."


Los conocía: el tal Keenan cursaba el 7º semestre, conocido por lo rebelde y brillante que era cuando quería, aunque generalmente dominaba lo primero, mientras que la pelirroja era una asistente extraordinaria. Iba por las mañanas a tutorías de tesis y en las tardes dirigía un seminario de inducción a los nuevos alumnos pero cuando no se hallaba en las lecciones se dedicaba a "corregir" a sus compañeros del campus.


Y para la chica, él era uno de esos objetivos a enderezar.


Se rumoreaba que ella se había declarado a Ken de una manera bastante humillante para un ego como el suyo... y que él, sí él, rechazó insultantemente despectivo la petición de la hermosa joven. Detonante final para la situación en la que se encontraba ahora.

Pobre DiabloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora