De chile, mole y dulce.

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Los personajes no me pertenecen; son propiedad de Temari Matsumoto y Tomo Takabayashi. Sólo los uso con fines de recreación sin ningún tipo de interés o/y retribución monetaria.

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Llevaban rato bajo el pórtico de una entrada cercana al club, con uno de ellos vomitando: para Ken, el alcohol fue demasiado.


"—Bueno, al menos con eso se aplacará un poco... ¡Jaaaaa! Y yo que ya me veía entre sus piernas...-" pensó el ebrio pelinegro, que sobaba la espalda del ahora enfermo.


Notó como próxima a ellos, la puerta de servicio se abría, saliendo de ella un tipo embutido en una larga gabardina café, siendo protegido de la lluvia por la sombrilla del cadenero peli-naranja. La luz proyectada a la pareja, le hizo difícil reconocer de quien se trataba el más pequeño.



—Gracias por todo, Yozack. En verdad.-


—Voy a extrañarte pequeñín. Esta pocilga será peor sin ti.-



El menor se sostuvo de puntitas para besarle la mejilla al tonificado hombre, que rio gustoso por el gesto y como respuesta, lo abrazó, levantándolo y dio vueltas, quedando de espaldas al par de hombres. El rubio entreabrió las iris, apenado en cuanto el negro auto de su prometido apareció.



—Uuuummmm... mejor te bajo. No me vayan a golpear. No es que no pueda con Voltaire, pero no quiero arruinar al viejo antes de su boda.- susurró el guardaespaldas.


—Que chistoso Yozack.-


—Ya sabes.-


Depositó burlón al blondo frente al recién llegado que tenía cara de pocos amigos.


—Buenas noches, von Voltaire.-


—Buenas noches.- respondió un hombre mayor, como de unos 40 (aunque podría tener más) de duros rasgos, alto, de piel blanca, ojos azules, largo cabello gris oscuro.


Gwendal von Voltaire, el prometido de su protegido, era alguien reservado, caballeroso, educado e inflexible, rayando en lo cruel. Abogado de profesión. Ex-esposo de un conocido y bello modelo citadino, Gûnter von Christ. A Yozack no le parecía nada atractivo y no entendía como alguien tan malditamente hermoso como von Christ se había casado con él; entendía el porqué se habían separado. Peor aún, Wolfram, que era un ángel ¡Un verdadero ángel! Se comprometiera con ese caradura. Para él, el oji-jade merecía algo mejor.


Mucho mejor. Y si tanto necesitaban que un varón se hiciera cargo del doncel y de Liesel ¡Estaba él! ¡Yozack! Los había cuidado todo este tiempo y podía hacerlo hasta envejecer... si bien no pudo meterse cuando el menor fue obligado a prostituirse, al menos ideó el plan para librarlo de esas mierdas. Incluso buscó a la familia perdida.

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⏰ Última actualización: Dec 05, 2018 ⏰

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