Capítulo 4

139 12 0
                                    


Abro mis sentimientos de par en par a Ainhoa, lo que siento por Piti y lo que ha pasado con Cho. Ella me escucha atentamente y cuando termino me sonríe ampliamente.

—Amiga... esto me suena mucho... —se ríe.

—Ya lo sé —suspiro y miro mis manos entrelazadas—. Te pensaras que soy una caprichosa pero no puedo evitarlo.

–No me lo pareces, Vilma. ¿Sabes lo que creo?

—¿Qué? —la miro a los ojos.

—Que nunca has dejado de estar enamorada de Piti.

—¿Tú crees? Nunca he dejado de quererle pero de ahí a estar enamorada...

—Que sí, hazme caso. A ver desde el primer día estuvo cuidando de ti y no ha dejado de hacerlo. Es lógico que confundas amor con amistad.

—¿Qué crees que debería hacer?

—Espera unos días para decirle a Piti lo que sientes pero antes piénsalo bien.

—Vale pero mientras, ¿qué hago? ¿Finjo que aún sigo enamorada por Cho? ¿Imagino que le beso mientras duerme? ¡Ay, Ainhoa! ¿Por qué todo es tan difícil?

—Porque sino no tendría gracia nada —se ríe encogiéndose de hombros.

—Tal vez —me río también por primera vez en las últimas horas.

Poco tiempo después regresa Piti con la comida y dejamos el tema aparcado. Decido salir de la tienda e irme a dar una vuelta por el interior de la isla pero no sin coger una sudadera antes pues ya refresca. En realidad, el frío me encanta y si fuera por mí todo el año sería invierno.

-Bueno, chicos, me voy a dar una vuelta por el palmeral. Nos vemos más tarde –me despido.

-Vale, ten cuidado. Hasta luego -dice Piti.

-¡Adiós!

Me adentro al palmeral y tras caminar unos cuantos metros me siento en un tronco. Me pongo la sudadera al notar un golpe de viento helado que hace que se me ponga la piel de gallina.

Me quedo pensando en lo que me ha dicho Ainhoa y decido hacerle caso. Esperaré unos días a ver cómo va la cosa y a que se enfríe el asunto con mi exnovio. A lo mejor nunca tendría que haber cortado con Piti, pero lo nuestro... sentía que no iba a ninguna parte. Tal vez Ainhoa tenga razón y haya confundido amistad con amor, amor que siento hacia Piti, hacia el chico que tanto me ha ayudado, ha hecho que me sienta como nunca me he sentido y me hizo abrir los ojos. Por todo eso y más le estaré eternamente agradecida.

Después de dos horas de estar apartada de todos decido regresar al campamento pero cuando me pongo en ir dispuesta a irme escucho unas ramas crujir. Siento como una mano se posa en mi hombro y sin poder evitarlo grito a la vez que me doy la vuelta para ver la cara del individuo.

-¡Joder, Cho! Por poco me matas del susto –me llevo la mano derecha al pecho respirando hondo intentando tranquilizarme.

-Lo siento, no era mi intención -dice cortante.

-Pues lo has conseguido – digo más tranquila.

-¿No crees que deberíamos hablar?

Asiento con la cabeza y suspiro.

-Lo he intentado antes... - digo a duras penas en un hilo de voz.


Besos y recuerdosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora