capítulo 5

113 14 0
                                    


Caminamos sin ningún rumbo concreto en un silencio incómodo. Noto que mi respiración se va acelerando por cada paso que damos, seguro que son por los nervios que estoy pasando ahora mismo.

—Cho... —me armo de valor y digo al fin— siento mucho todo lo que he hecho... Tú te has portado tan bien conmigo y yo te lo pago así...

—Tranquila, todo está bien. Antes no he sabido decir nada ni reaccionar como tal vez esperabas.

—No está bien, ¡nada está bien! A pesar de todo te enamoraste de mi nada más entrar en el barco y yo poco a poco me enamoré de ti... pero Piti... siempre ha estado ahí y aún siento que me gusta o estoy enamorada de él. Tal vez he confundido mis sentimientos y me he hecho un lío. Seguir con lo nuestro creo que sería injusto para todos...

—Vilma, nadie elije de quién se enamora. Entiendo tu decisión sólo que no me lo esperaba.

—Gracias, de verdad.

—No tienes que darlas.

Pasa su brazo por mi espalda y me atrae a él. Me quedo abrazada al chico con mi cabeza apoyada en su pecho. Estamos así durante unos segundos hasta que finalmente nos separamos y tras una sonrisa, Cho se da media vuelta y se va. Me quedo parada mirando cómo va desapareciendo a lo lejos hasta que ya no consigo alcanzarle con mi vista.

Me gusta estar sola y más cuando tengo que pensar, así que sin darme cuenta ha empezado a anochecer y decido volver al campamento. Al llegar no veo a nadie así que supongo que están todos en la tienda. Cuando entro en la tienda sólo está Piti.

—Joder, Vilma ya pensábamos que te había pasado algo. ¿Dónde estabas? —noto que está algo agitado e intranquilo

—Por ahí dando una vuelta, ¿no puedo? —esa actitud me cabrea un poco así que me empiezo a poner algo nerviosa.

—No deberías irte sola. ¿No has visto el avión?

—¿De qué mierda me hablas, Piti?

—Hace una hora o así ha pasado un avión por encima de nosotros, volaba muy bajo, el capitán y de la Cuadra han ido a ver si estamos en peligro, los demás han ido a hacer guardia en el perímetro de seguridad.

Al escuchar lo sucedido cambio radicalmente mi expresión a pesar de que los nervios persisten pero son diferentes.

—¿Pero estáis bien? ¿Ha pasado algo?

—Sí, tranquila, no ha pasado nada. Tú estás bien , ¿no?

—¡Qué si, pesado! Estoy perfectamente, ¿no me ves?

—Lo veo, lo veo —se ríe—. Pero estábamos preocupados por ti, estabas sola y encima ya anochecía.

—Está bien... —sonrío levemente—. ¿Esperamos a que regresen?

—Sí, no nos queda otra.

Me voy a mi saco y me pongo el pijama que traje para estar más cómoda a pesar de que es de invierno y me va pequeño. Miro mi barriga medio descubierta y suspiro frustrada, así que decido quitarme la camiseta y ponerme la sudadera que llevo antes.

Me siento al lado de Piti que está picando algo y le cojo un trozo de fuet. Me lo llevo a la boca mirándole y me rio. Ene se momento entran en la tienda Ainhoa y Palomares.

—No hemos visto nada, todo seguía igual de tranquilo que como siempre. —nos informa Ainhoa

—Tal vez sea una buena señal, ¿no, chicos?

—Puede ser, pero no tenemos que fiarnos por lo que pueda pasar. —dice Palomares mirándonos seriamente.

—¿Y tú donde te has metido? Estábamos preocupados.

—Dando una vuelta para despejarme —respondo encogiéndome de hombros.

—La próxima vez avisa cuando vayas a volver, anda.

—Está bien —sonrío mirándolos a todos.

Seguimos conversando durante algunos minutos hasta que escuchamos la voz del capitán llamándonos a todos. Salimos de la tienda de uno en uno. Allí están Ulises, Julián y Ricardo esperando a todos los tripulantes. Bajo la mirada y me quedo totalmente asombrada con lo que tengo delante de mis ojos.

Besos y recuerdosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora