Capítulo 7

112 10 0
                                    


Llegamos a la orilla corriendo como si fuésemos unos niños y nos paramos en seco al notar como las olas rozan nuestros pies. Nos quedamos parados, uno al lado del otro, el agua bajo nuestros pies enterrándolos lentamente en la arena húmeda. Nos miramos mutuamente y en este mismo instante siento que son mi familia, la que he elegido yo, tal vez porque no quedó otro remedio, pero no hubiese encontrado unos compañeros mejores de viaje.

También me vienen imágenes de cuando era pequeña y estaba en la playa con mi hermana. Nos encantaba saltar las olas cuando rompían en la orilla, tumbarnos en ella y dejar que las olas nos llevasen. La echo tanto de menos... como a mis padres. Noto un nudo en la garganta al recordarlo todo. A veces me encantaría volver al pasado antes de embarcarme en el Estrella Polar pero por otra parte pienso que si no hubiese subido al barco no hubiese conocido a estas personas maravillosas y sobretodo, no estaría viva.

Algo me devuelve a la realidad. Se trata del niño de Piti que ha vuelto y nos empieza a salpicar. Empiezo a gritar y suelto una carcajada pero él sigue con su juego y acabamos todos salpicándonos entre nosotros. Pero todo no iba a ser juego y risas, noto un pinchazo en el vientre pero no le doy importancia ya que no es la primera vez que me pasa.

Nos metemos en el agua y empiezo a nadar sin alejarme mucho de la orilla pero sin esperarlo, noto como empiezo a levitar y suelto un grito. Es Piti, otra vez. Ha pasado entre mis piernas y me ha sentado en su cuello.

—¡Piti, suéltame!

Empieza a caminar conmigo a cuestas mientras yo le digo que me baje a gritos, pero él como si oyese llover. Acaba perdiendo el equilibrio y nos caemos ambos de espaldas al agua. Al salir a la superficie empiezo a toser ya que he tragado agua.

—¿Estas bien? —me pregunta Piti dándome golpecitos en la espalda.

—¿Tú que crees? —digo cortante con la voz aun algo tocada.

Nado hasta salir del agua y cojo mi toalla. Me envuelvo en ella y regreso a la tienda mosqueada. En el trayecto escucho como mis amigos me llaman y me preguntan que a dónde voy. Tal vez me haya enfadado por nada pero Piti siempre está igual y no tiene dos dedos de frente. Nos podríamos haber hecho daño los dos y por suerte solo he tragado un poco de agua. Al llegar me pongo el pijama tras secarme y me meto en mi saco.

—Vilma.

Es la voz de Ainhoa pero en vez de contestar me quedo callada. Entra en nuestra peculiar habitación y se sienta a mi lado.

—¿Por qué te has ido así? —me mira con cara de preocupación —. Estabais jugando...

—Si, pero nos hemos caído.

—Vila, es sólo un juego, además no ha sido para tanto.

—Pero lo podría haber sido. Si llegamos a caer mal nos podríamos haber hecho daño.

—No ha pasado nada y dónde estabais hacíais pie. Creo que te has pasado con él...

Miro a Ainhoa y suspiro. Tiene razón... debería ir a pedirle disculpas. Supongo que a su manera ha intentado animarme y yo se lo he pagado con mi mal humor, o tal vez con mis hormonas.

—Está bien... —termino reconociendo.

Me levanto y salgo de la tienda con Ainhoa detrás. Me acerco a la orilla y me quedo unos segundos observando a Piti hablar con Palomares dentro del agua. A saber lo que están diciendo... Cojo aire y lo suelto para tranquilizarme.

—Piti —digo bastante alto para que me escuche y me mira—. ¿Puedes venir un momento?

Sale del agua y cuando ha llegado a mí, empiezo a caminar para alejarme de Palomares y Ainhoa. Me siento en la arena al ver que ya hemos puesto suficientemente distancia entre ellos.

—Siento lo de antes...

—No tiene importancia —dice sin más con una sonrisa.

—Piti, es que nos podríamos haber hecho daño los dos, ¿o acaso nunca viste la película de Mar Adentro? Yo no me quiero quedar como el protagonista, no sé tú. —digo en un tono suave para que no parezca amenazador.

Me mira y me toca el pelo delicadamente con esas sonrisas suyas tan bonitas. Me atrae a él para abrazarme y me quedo apoyada en su hombro. Escucho su respiración tranquila y relajada. Me transmite paz.

—Piti... —me separo de él para mirarle. Me armo de valor para decirle lo que llevo sintiendo hace tiempo— Yo...

Besos y recuerdosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora