42 semanas antes de la semifinal.
Todd Martthem.
—Bienvenido a la interfaz de usuario, por favor, diga su nombre—Estaba de pie, en el centro de una habitación con paredes verdes. En las esquinas habían maceteros con plantas y junto a una de las paredes un estanque con peces concluía la decoración. No había puertas ni ventanas.
—Todd Martthem—Había un resquicio de duda en mi voz.
—Bienvenido a The Hope, Todd Martthem—La voz que yacía encerrada en aquella habitación era una voz femenina, lejos de ser robótica, era más bien dulce y calmada. Quizás buscando entregar un poco de paz a los jugadores antes de caer en las garras trepidantes de un juego mortal.— Soy una guía de asistencia con inteligencia artificial, llámame Gaia, te acompañaré en tu primera partida entregándote algunos consejos y además me encargaré de tu configuración inicial.
La habitación se sumergió en silencio. Parecía que Gaia esperaba alguna respuesta de mi parte, pero mis labios se resistían a abrirse.
—Antes de iniciar necesito que por favor selecciones una de estas armas.
Desde el suelo surgió una mesa con diferentes armas. Había una lanza, de esas que aparecían en las películas antiguas con un largo mango de madera y una punta de acero afilada. Una espada con mango de cuero café y una hoja de acero de no más de 80 centímetros. Un hacha con doble filo que parecía pesada y que debía ser utilizada con ambas manos. Un mandoble, de hoja larga y un mango con espacio para dos manos, y finalmente resaltaban dos dagas entrecruzadas, eran las armas más pequeñas, pero eran las únicas que venían en pareja.
—Puedes tomarlas y probarlas, las armas tienen distinto peso cada una, sin embargo, ninguna tiene su peso real. Tienes cinco minutos para elegir un arma—Tomé primero la lanza. Era ligera, podía realizar diferentes movimientos con ambas manos, sin embargo no terminaba de acomodarme su largo, además consideraba que no debía ser fácil correr con ella.
Siguió la espada, era un tanto más pesada que la lanza, pero no demasiado, se sentía cómoda en mi mano y los movimientos diagonales con ella eran gráciles y rápidos. Ni siquiera consideré el hacha o el mandoble, me parecían demasiado grandes. En última instancia tomé las dagas. Eran por lejos las armas con menos peso, pero su longitud era menos de la mitad que la de la espada y no concebía como utilizarlas en el calor de una pelea.
—Elijo la espada—dije tomándola con mi mano derecha y dándole una vuelta. Un suave cosquilleo apareció en mi nuca y comenzó a bajar por mi espalda. Era la adrenalina que empezaba a recorrer mi cuerpo. Una tibia sonrisa se escabulló en mi rostro.
—Muy bien—respondió Gaia.—Evita perder tu espada, eso puede significar una derrota segura para ti en el juego. Las armas de los demás jugadores desaparecerán cuando sean eliminados. Si es que no tienes ninguna duda entonces iniciaré tu primera partida—Negué con la cabeza mientras en mi revuelto estómago se hacían presentes un sin fin de emociones.—De acuerdo, antes de terminar hay una última cosa que debes decidir. Por razones psicológicas todos los jugadores deben llevar una máscara que les cubra el rostro, dejándole a la vista tan solo los ojos, necesito que crees la tuya.
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15 Minutos
Ciencia FicciónEn el año 2045 la sociedad del planeta Tierra ha llegado a un punto donde la sobre población, la pobreza y la hambruna ha alcanzado límites inamiginables; y las familias más poderosas del mundo han creado un proyecto que busca acabar con todo eso. E...