El cabello tomado en una esponjada coleta y las mangas arremangadas hasta sus codos, además de que los jeans le sentaban bastante bien con esos casuales zapatos.
La fiesta dio comienzo hacia dos horas atrás, y apesar de haberse negado al principio, prefiriendo quedarse en casa acurrucado con Alex, no pudo con la carita de perro lastimero de este, quien insistía con ir, rogándole e intentando convencerlo de una u otra forma.
Y a pesar de que la celebración dio inicio una hora antes, no podía creerse lo bien que se veía Alexander. La vista se le perdía en ese redondo trasero cada vez que su inquilino -desde hace tres semanas- daba la vuelta.
La cosa no era para tanto tampoco, era hasta un poco aburrido y la música no lo dejaba escuchar sus propios pensamientos.
Le sorprendía que él siendo tan... Aaron Burr, tuviera amigos como Hércules Mulligan.
La noche se colocó un poco más suave, al igual que la música, un rato después. Todos estaban tranquilos y la mayoría de las personas tomaban ponche o solo platicaban en medio de carcajadas con otra personas. Mientras el pecoso miraba todo eso a su alrededor, sintió unos brazos escurrirse deba de sus brazos, envolviéndole el torso y acercando su espalda a una ya conocida persona.
—Hey, guapo... ¿qué haces tan solito aquí? —ronroneo la suave voz en su oído, logrando sacarle un suave risilla.
—Pasa que mi invitado me dejó aquí, solo —volteó, ahora siendo él quien pasaba sus suaves manos por la cintura del más pequeño—¿Y tú? ¿un chico tan tierno como tu no debería estar durmiendo ya...?
Alexander frunció el ceño ante esto último, borrando su sonrisa y pasándosela a Laurens, quien parecía disfrutar hacerlo molestar.
—Solo fui por un vaso de refresco...—se excusó, pasando los brazos por los hombre del más alto, la distancia cortándose considerablemente, estando tan cerca uno del otro que podían sentir la respiración ajena, sin embargo, y para su desgracia, fueron separados por acto del pecoso.
—Tampoco te pedí explicaciones, Hamilton.
—Creí que podías necesitarlas...
—Hay alguien viéndote desde hace rato...—las palabras salieron en un susurro, aunque lo suficiente alto para que el menor escuchara.
Alexander miro disimuladamente a su alrededor, pero no encontró nada, o eso... hasta que unos oscuros negros se cruzaron con los suyos.
La chica a los lejos se sonrojo, pareciendo un pequeño tomate.
La misma que también corrió lejos, refugiándose con otras dos chica que igualmente le veían a lo lejos."Son..., es decir, ¿las conozco de algún lugar? Me parecen familiares"
Al no encontrar ni un rastro del donde, o por qué eran tan familiares, volvió a Laurens, quien mantenía el semblante serio.
Eso era normal, después de todo el mayor no era una persona muy de demostrar emociones a menos que estuviera rodeado de amistades cercanas.
Son cosas a las que tuvo adaptarse en el tiempo que pasó con él.
—¿Laurens...?
—Saldré un rato.
La pálida mano se estiró para alcanzarlo, pero era tarde. Laurens había salido en dirección a la terraza al otro lado del amplio antro, o al menos eso quiso pensar por la dirección a donde se dirigía.
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Mojó su rostro por tercera vez, las gotas deslizándose por sus mejillas hasta aterrizar en la baldosa del lavamanos.
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E S J U S T O » LAMS
RomansaJhon Laurens no era entrometido, prefería mil veces pasar por un costado para esquivar problemas ajenos, e incluso hacer oídos sordos cuando alguien, que no fuese cercano, le pedía un pequeño favor. Acostumbrado ya estaba a rechazara a la sociedad. ...