XXIV

118 6 0
                                    

Y Esmeralda, cansada, con sus últimas esperanzas conjuro a la Luna hasta el amanecer, devastada, y cuando por fin el Supremo Ser despertó, ella le pidió, suplicó, rogó, que al llegar el día pudiera desposar a un calett.

Ojos De AceitunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora