XLV

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Cargo al niño, y partió a las montañas, era una bella noche, la Luna estaba puesta en medio del horizonte, a comparación de Esmeralda, el no tenía que pagar por los errores de su madre, no de la misma manera.

Lo único de kanheğ pudo hacer, fue mirarlo, por última vez, y dejarlo ahí, hací nada más.

Y huyó, sin mirar atrás.

Ojos De AceitunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora