Fall (Hoseok , Jungkook y Tú)

Capítulo 05

•Narra Hoseok

Sentí una fuerte punzada en mí corazón. Ella aún no olvidaba a Jeon, ella aún pensaba en él... Me pregunto si algún día tendré posibilidades con ella.

— Desde hace años tengo ojos solo para una chica — Fingí una enorme sonrisa fijando mi vista en ella. Su rostro reflejaba curiosidad.

— ¿Y porque aún no es tu novia?¿Quien es? — Insistió, el silencio se hizo presente y la tensión se adueñó del lugar.

Por un momento pensé en decirle la verdad, decirle que ella era la mujer que amaba. Que nadie la amaría más que yo. Que solo tengo ojos para ella mientras que ella tiene sus ojos y corazón en otra parte.

— Ella ama a otra persona, no tiene ojos para mí... Aunque estoy a su lado desde hace años, pero ella jamás se detuvo a mirarme. Pero sabes, jamás me rendí... Jamás me aparte de su lado. Tengo la esperanza de que algún día se fije en mí — Sonreí esperanzado. Tenía dudas, pero cabía la posibilidad de que ella se fijara en mí, que ella aceptará mis sentimientos.

— Pues esa chica es una idiota — sentenció molesta, dándole una mordida a su helado. — ¿Como no se fijo en ti? Eres el chico que cualquier chica quisiera a su lado — Gruñó molesta.

— pero tú no — susurré en silencio ,inaudible , respondiendo sus últimas palabras. Fijé mí vista en ella, pareció no percatarse de mis palabras. Suspire relajado, no podría explicar eso.

— Hobbi tu helado — exclamó ella. Fije mi vista en este, se derretía y el líquido pegajoso caía en mi mano.

Ella se acercó y paso su lengua por lo largo de mí mano, limpiando el helado derretido. Mí cuerpo se estremeció y mi piel se erizo. ¿Como controlarme cuando ella hacia ese tipo de cosas?.

El deseo de besarla me invadió, dejándome en un pequeño trance. Una tormenta de pensamientos inundó mí mente. Me debatía en besarla ,y seguir mis instintos, o no hacerlo , y seguir mi cordura. Opte por la segunda, no debía arruinar las cosas.

— Hobbi — Me llamó, miré su rostro por varios segundos y desvíe mí mirada. — ¡Tú helado! — exclamó y sentí como nuevamente su lengua acariciaba mí piel. Dejando un húmedo camino hasta la punta de mí dedo pulgar.

— No vuelvas a hacer eso — ordené. Desvíe mí mirada, deshaciéndome de aquellos pensamientos impuros. Fue en vano, un ardor recorrió mí cuerpo y se centro directamente en mí creciente erección.

“Mierda, ¡piensa Hoseok!” pensé. Si mí erección seguía creciendo, ella lo notaría. Tenía que pensar algo urgente... Lancé el helado sobre mí entrepierna. Una oleada helada recorrió mí cuerpo y mí erección bajó al instante.

— Uy se me cayó — Fingí inocencia. Ella me miró varios segundos y estalló en risas.

Aquella sonrisa que tanto amaba, que tanto me fascinaba. Podría hacer cualquier estupidez, cualquier cosa sin importar que tan vergonzoso sea, con tal de verla sonreír.

Regresamos a la casa de sus padres, ella fue a darse una ducha y yo me quedé en la sala, esperando.

— ¿Cuando se lo dirás? — Una sonrisa maliciosa se dibujó en el rostro de la madre de ______. Ella estiró su mano y tomó una masita de la mesa. Estaba sentada frente a mí, con una taza de té en sus manos.

— ¿Decir que? — pregunté confundido, realmente lo estaba. No entendía a que iban sus palabras.

— ¿Cuando te confesarás? — Aclaró. Mí cuerpo se tenso por completo ¿Era tan evidente?. — Pensé que se lo dirías , ya que tu único impedimento era Jungkook y él ahora ya no esta. — Fijó su mirada en mí, esperando mí respuesta.

— Aún no encuentro el momento adecuado — Suspire bajando mis hombros. No tenía caso negarlo, aquella mujer ya lo sabía.

— El momento adecuado no existe, ese momento lo creas tú — sonrió guiñándome un ojo — Siempre creí que serias el primero... Me sorprendió mucho cuando ella me dijo que tenía novio y ese novio no eras tú — admitió.

La observé detenidamente, ¿Ella sabía mis sentimientos antes que yo? ¿Tan idiota era? Hasta ella se percató de mis sentimientos y yo no.

—Quiero que sepas que tienes mí apoyo — me regaló una amable sonrisa.

— ¿Apoyo en que? — ______ cruzó por el umbral de la puerta y se sentó junto a mí. Entrecerro los ojos y me miró fijamente — ¿De que hablaban? — preguntó curiosa.

— Secreto mío y de Hobbi — negó divertida a lo que _____ bufo y cruzó los brazos. Acto que me provocó mucha ternura.

La noche cayó y la oscuridad se apoderó de la ciudad. Luego de cenar regresé a la casa de mí madre. Me encontraba en mí antigua cama recostado, mirando el techo. Las palabras de mi futura suegra sonaban en mí cabeza.

Ella sabía perfectamente que yo estaba enamorado de ______, antes de que yo mismo me diera cuenta. Al menos podía contar con su apoyo, ella no se pondría en contra de nuestra relación... Mí pecho se hundió al pensar en eso, aún no había avanzado ni un poco con ella. _______ aún me veía como su mejor amigo, en algún momento debía cambiar eso. De lo contrario ella jamás se Fijaría en mí.

Un sonido familiar sonó en la habitación. Me puse de pié y acerqué a la ventana para encontrarme con ______. Ella estaba tirando piedritas contra el vidrio. Su habitación estaba frente a la mía y su ventana daba justo frente a la mía.

Abrí la ventana y asomé la mitad de mí cuerpo, esperando que ella hablará.

— ¡No puedo dormir! — chilló frustrada, moviendo sus manos exageradamente.

— Yo tampoco, mí vecina no para de molestarme — bromeé con una pequeña sonrisa en mí rostro.

— ¡Ven! Duerme conmigo — hizo leve puchero, fingiendo dulzura.

Callé varios segundos, mirándola fijamente. La luz de la luna iluminaba su rostro. Sus ojos brillaban como nunca antes, un brillo que meses antes había perdido. Una pequeña sonrisa se dibujaba en su rostro. Sus pelos estaban revueltos y llevaba la ropa más vieja que tenía. Estaba viendo al ser más maravilloso y perfecto. ¿Como era posible tanta perfección en una persona? No podía negarme ¿Como hacerlo? Si ella era dueña de cada suspiro, de cada sonrisa, de cada latido de mí corazón. La amaba de una manera tan fuerte, tan pura que no podía evitarlo. No podía siquiera en dejar de quererla, de amarla, era inevitable.

Sin más asentí y ella me regaló una sonrisa. Sonrisa que envió una corriente eléctrica por mi espina dorsal. Salí por la ventana y trepe al árbol de su jardín, que enviaba una rama frente a mí ventana. Hice equilibrio y llegue a su ventana, con sumo cuidado entré y ella se lanzó en mis brazos.