Capítulo 2 - Te lo voy a contar todo.

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-¡Auch!- exclamo cuando abro el armario de la cocina y me topo con mi cabeza en él, dándome así un golpe- vaya, hoy empiezo mal el día.

-¿Qué pasa cariño?- mi madre se acerca a la cocina al oír mi queja.

-Nada, mamá, sólo un golpe, estoy bien.

Después de lo sucedido me froto la frente con un poco de hielo, haciendo desaparecer el dolor del golpe.

Una vez hecho eso, me dispongo a continuar la acción que iba a hacer, coger la caja de mis cereales favoritos. Los vierto en un bol, y juntamente preparo un vaso con leche y cacao en polvo para desayunar.

Mientras como, hago un pequeño repaso a los apuntes que ayer por la noche hice, que previamente traje a la mesa del comedor. Empiezo a memorizar algunos lugares de Inglaterra, empezando por el norte. Puedo tener buena memoria, el problema es cuando me dan un papel con preguntas y me dicen que responda algo escrito. Ahí sí que me encuentro en un apuro. En ese momento, me empiezan a sudar las manos y mi cuerpo tiembla. Cuando sucede eso, mi mente sólo se concentra en las acciones que mi cuerpo emite y no en el examen.

A veces siento ganas de llorar, de impotencia, de no poder dar todo de mí.

Acabo de desayunar, subo a mi cuarto y decido la ropa para ponerme.

Opto por unos tejanos, unas bambas grises y una camiseta rosa ancha, pero debajo otra granate ya que la principal camiseta es corta y no quiero que la gente vea el asqueroso cuerpo que poseo.

Después de eso, me dirijo al baño para lavarme los dientes y peinarme. Hoy elegiré una coleta alta para intentar combatir el calor que se crea en mi clase.

-Adiós, mamá. Adiós, papá- exclamo cuando estoy en la puerta de casa, preparada ya para salir por ella e ir al colegio que empiezo en un cuarto de hora.

Son las ocho menos cuarto, y mi casa está cerca del colegio. Sin embargo, me gusta llegar un poco más pronto a mi colegio para poder escuchar un poco de música.

No espero respuesta de mis padres, sólo cojo la mochila y salgo por la puerta.

***

-Chicos y chicas, el tiempo ha acabado- dice Justin- id pasando los exámenes hacia delante, en silencio y ordenadamente.

Ahora mi clase se encuentra llena de caras de emoción. Todo el mundo, menos yo, está contento porque el examen de geografía les ha salido bien. Nos encontramos en filas de uno, todos separados, uno en cada pupitre. En esa posición estamos siempre que hacemos pruebas en clase.

-¿Cómo ha ido, Jessica?- me pregunta, casi susurrando, Megan.

-Como siempre, no es mucho de esperar en mí una buena nota- digo triste.

-No te habrá ido tan mal, Jess- intenta animarme, aunque no lo consigue.

-Créeme, lo sé.

Justin se va de la clase y tenemos media hora de descanso para la siguiente materia.

Me dirijo al lavabo e inconscientemente, cuando me he metido en uno de ellos, empiezo a llorar.

Es normal en mí que me den esos altibajos. Estudio y me esfuerzo, pero en cada examen me pasa lo mismo, no sé que poner en el folio. Tengo razones para llorar.

-Jessica, ¡abre la puerta!- exclama Alexia dando golpes a la puerta del baño en el que estoy. Supongo que ha oído mis llantos y ha sabido que era yo.

Hago caso a su orden y la dejo pasar.

-¿Qué te pasa? ¿Por qué lloras?- me pregunta Alex triste.

-Otro examen suspendido- digo aún llorando- estudio, repaso, hago esquemas y resúmenes, pero nada. ¿Crees que eso es normal?

-Me preocupas. Enserio, quiero ayudarte pero no sé cómo.

-Alexia, ahora no podemos hablar de esto. En el recreo tendremos más tiempo.

Pasamos unos minutos en el lavabo. Ella intenta calmar mi llanto y me anima, pero no consigue su objetivo. Nada me puede calmar ahora.

Suena el timbre que indica que la siguiente clase va a empezar. Salgo del baño, ya más tranquila, aunque según mi amiga tengo la cara roja y se nota que acabo de llorar.

Ahora me toca clase de matemáticas. Suerte de la profesora de la asignatura, Adele. Ella es una amiga para mí, es la mejor profesora que puedas tener. Es la única persona del instituto que sabe qué padezco, por eso alguna vez viene a mi casa a hacerme un pequeño refuerzo que agradezco mucho.

-Buenos días, Jessica- dice amablemente.

-Hola, Adele.- respondo con un tono de voz con el que se puede notar que acabo de llorar. Al contrario de mis compañeros, yo no le llamo por Señora Adele, ella me lo tiene permitido.

-¿Qué te ha pasado?-pregunta.

-Exámenes fallados, como siempre.

-Lo siento mucho.

-No importa, me acostumbré bastante.

***

-Chicos, éstos ejercicios son de deberes para el lunes.

-De acuerdo- decimos al unísono.

Adele se acerca a mí. Seguramente vendrá a preguntarme cuando puedo hacer clases de refuerzo de la materia, y así es. A lo que respondo que el lunes por la tarde venga a mi casa.

Bajo las escaleras hasta llegar al patio.

-¿Dónde estabas?- pregunta Alexia por detrás de mí.

-Hablando con Adele- respondo.

-Ah, vale. Oye, ahora tenemos que hablar- dice seria Alex.

Me coge de la mano y me lleva a un rincón del patio.

-A ver, Jessica. Últimamente estoy viendo que estás muy desanimada y estoy empezando a estar preocupada por tu comportamiento. Se supone que soy tu mejor amiga, ¿no?, pues deberías de contarme qué te pasa.

-Alexia, esto no es fácil de contar. No sé si me entenderás.

-Tenemos tiempo, dime.

Ahora se lo iba a contar todo, empezando por mi mala racha de notas y acabando por mi enfermedad.

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Hola! A ver si sabéis qué padece Jess :)

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