¡Hola!
Algo atrasado ya, pero al fin les traigo el nuevo capítulo de esta historia.
También traigo un par de novedades, o mas bien, noticias. Siempre hay una buena y una mala.
- La mala: es posible que me tarde un poco más en traer el próximo capítulo, ya que no he tenido tiempo de estar tranquilo para escribir. No creo pasarme más allá de 2 semanas, pero para que quienes leen esta historia no pierdan la motivación, les informo que estaré de vuelta pronto.
- La buena: estoy trabajando en diseños (dibujos) para los personajes y el ambiente, por lo que planeo añadir escenas para cada capítulo con las que podrá mejorar la comprensión de este mundo. Creo que no dibujo tan mal, así que, tranquilidad, porque no será tan terrible.
(¡Psst! ...¡pueden ver un dibujo mio en la portada de mi perfil de wattpad!)
Como es costumbre, dejé un enlace con música para escuchar (y leer su letra) en la sección de multimedia. Recomiendo escucharla cuando concluya la lectura de este capítulo.
Eso es todo por esta semana.
¡Nos leemos!
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En ese preciso instante, Sheri, con sus nervios aún petrificados, queda completamente en blanco. Tanto ella como el ermitaño se quedan parados en la acera, en silencio por unos segundos.
— Me tienes miedo, ¿verdad? —agrega el extraño, al ver que Sheri no atina a nada a causa de la impresión.
El hombre se nota algo nervioso, estrechando sus manos y entrelazando con fuerza sus dedos. Con dicho semblante, luce realmente sospechoso.
Sheri no sabe cómo sentirse, puesto que la repentina aparición de este hombre le ha descolocado por completo. La primera impresión que ella tiene en su cabeza es que este hombre le ha seguido, y que probablemente tenga malas intenciones ocultas. Sus manos sudan por el nerviosismo y, en su espalda, siente como si corriera agua helada que le escalabra la espina. Tras un impulso interno, ella logra calmarse y reunir sus ideas, poniéndolas en orden dentro de su cabeza. Endereza el torso y el cuerpo, dirigiéndolos completamente hacia el extraño con una postura defensiva. Junta los labios que se han secado con el aire y el resto azucarado del helado que se había comido momentos antes. Pestañea un par de veces y, con el mentón apegado cerca del pecho, gira la cabeza para ver el entorno del parque, ganando tiempo para reunir las palabras concretas con las que quiere expresarse.
— ¿Me estás siguiendo? —pregunta la joven, con tono asertivo.
El hombre cierra los ojos un momento, y con un dejo de tristeza, rehúsa la mirada, girando la cabeza hacia la calzada. Abre los ojos y se queda viendo al cemento de la calle con una sonrisa abatida, mientras Sheri arremete en su interrogatorio con ímpetu.
— ¡¿Por qué me estás siguiendo?! ¡¿Quién eres?! ¿Alguna clase de psicópata o maníaco?
Sheri está a la defensiva. Sus palabras resuenan fuerte en los oídos del extraño. Apenas él la escucha, su expresión se transforma y se le ve decaído. Las palabras manifestadas por la joven resultan muy hirientes para él. Sus cejas caen de su rostro, dejando ver un rostro desalentado, como el de un perro al que se le ha gritoneado por realizar una travesura. En aquel momento se produce un mortuorio silencio, el cual se rompe solo con el pasar de una leve brisa de aire fresco entre ambos, que hace mover y resonar las hojas en las ramas de los árboles. Desalentado, el hombre suspira brevemente y mira al piso, antes de tomar un ligero impulso para contestar con un tono tranquilo y pausado. Su voz suena a decepción.
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El sueño de un ermitaño
Teen FictionUn extraño hombre, de apariencia sospechosa y discordante con las personas de la multitud, pide una cita con una joven. Ella, desconcertada, busca entender qué es lo que puede tener en común con aquel sujeto según la vitrina mágica. En un mundo dond...