Han pasado algunos días desde que Sheri estuvo en la plaza de la atracción principal por última vez. Desde que salió con Enrique, no ha vuelto a visitar la pasarela. Tras ser insistentemente animada por sus amigas y amigos, la joven se dispone a una nueva aventura en este popular centro de citas el día de hoy.
Es mediodía en la plaza y el ambiente festivalero es muy similar todos los días; bullicioso y con una gran multitud asistente. Raramente hay poca gente en la plaza, salvo los días de mal tiempo. El día está muy caluroso, y hay un sol radiante en el cielo que luce despejado, totalmente azul. Particularmente, la multitud de este día genera una gran algarabía. Distintos y llamativos objetos de colores embellecen la vista de la plaza, con gente sonriendo y bromeando con gran jolgorio. Los comerciantes aprovechan de ofrecer dulces, caramelos y chocolates engalanados con hermosos recipientes de color rosa y rojo pasión, con formas de corazones en su mayoría. También hay floristas que venden hermosas rosas blancas y rojas para aquellos que gustan del romanticismo. Globos festivos llenados con helio y diseñados con motivos especiales, como fotografías impresas, declaraciones románticas o expresiones de cariño se ven elevarse de forma aleatoria por todo el lugar. Coloridos antifaces adornados con hermosas plumas que ocultan con sutileza la identidad de los más tímidos también suelen verse entre la concurrencia. Y en una esquina de la plaza, frente a la pasarela, un grupo de músicos y artistas realizan demostraciones de su arte al público.
Sheri se encuentra de pie al interior de la pasarela, sosteniendo su celular y contestando algunos mensajes de ánimo por parte de sus amigas. El recorrido apenas comienza y ella guarda su teléfono para prestar atención a la dinámica de la pasarela. Ahí dentro, el calor no se siente sofocante como afuera, pues el interior cuenta con un climatizador propio, haciendo que la temperatura durante el recorrido sea siempre agradable. La joven viste hoy un ligero suéter de mangas largas color blanco, decorado con puntos de color rojo en forma de círculos que se encuentran ordenados con un patrón aleatorio en toda la prenda. Las terminaciones de los puños en las mangas y el cuello del suéter son de color negro, dando un armonioso contraste. Usa una hermosa falda de poliéster color gris oscuro, con varios pliegues del ancho de la prenda que caen contornando en la medida justa de sus caderas. Lleva unas medias translucidas de color negro muy sobrias, simples y sin diseños en el tejido. Calza unos zapatos de taco medio color beige, con broches sobre el empeine del pie. Para terminar, lleva un pequeño bolso de color gris que combina con su falda.
Mientras la pasarela avanza, las divertidas muestras, de cariño o de amistad, entre los participantes al interior de la vitrina y quienes se encuentran afuera se tornan graciosas para quienes las aprecian de forma neutral. La joven se entretiene mirando hacia adelante y ríe viendo como gente del publico hace locuras por llamar la atención de las personas que van delante de ella, aquellas que están casi llegando al final de la plataforma. Comienzan a llegar algunas solicitudes para Sheri a su vitrina, y recibe saludos, muestras de admiración e invitaciones diversas. Esta vez, la joven se toma algo más de tiempo para elegir lo que quiere hacer y con quién, ya que no quiere a otro "Enrique" para su cita de hoy. Para cuando llega a mediados del trayecto, ya tiene decidida su cita para el día de hoy. Un joven se acerca amablemente a esperarla para que baje junto a él.
El joven es bien parecido. Su cabello es corto y colorín, bien peinado sobre un lado de la cabeza. Su tez de piel es blanca, sin arrugas que marquen sus expresiones comunes en la cara. Los rasgos de su rostro son un poco agudos y respingados, con un semblante bonachón. Sus ojos son de color negro, y contrastan con sus pestañas que son del mismo tono que su cabello. Viste una camisa de color azul marino sin detalles, muy sobria. Usa un pantalón de color beige bien entallado a sus piernas, sujeto por un cinturón de color castaño que hace contraste a la prenda. Calza unos zapatos bien formales de color marrón oscuro, muy bien lustrados y relucientes. Lleva su camisa arremangada hasta medio brazo, donde deja lucir en su muñeca izquierda un reloj muy bonito, pero no demasiado caro ni lujoso.

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El sueño de un ermitaño
Ficção AdolescenteUn extraño hombre, de apariencia sospechosa y discordante con las personas de la multitud, pide una cita con una joven. Ella, desconcertada, busca entender qué es lo que puede tener en común con aquel sujeto según la vitrina mágica. En un mundo dond...