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Seattle era menos frío que Londres, eso era claro, pues no tenía que usar tantos abrigos para no sufrir de la nevada. El avión aterrizó y yo estaba en con las maletas en mano, observando como las demás personas caminaban enfrente de mí. He cambiado demasiado en éstos últimos años, mi actitud, en especial. Ya no era muy caballeroso últimamente, actitud dura, posesiva, seca, todo se debía a la pérdida de Kage.

La extrañaba demasiado.

Decidió acabar con su vida hace tres años, pero los úlitmos cinco no hablabamos, no parecíamos pareja, como sí no nos quisieramos. La depresión la embistió fuertemente, destrozándola, y a mí también. Pero todos continuaban con su vida: Dylan y Luke, Eddie y su futura esposa, el doctor Jonas, Grecia y Louis, al igual que Zayn y su prometida. La vida no se detiene por nadie, caes  y no espera a que te levantes, lo tenía muy en claro.

He decidido yo también continuar con la mía, no quería eliminar a Kage de mi mente, pero debería empezar a buscar a alguien. Pero es que joder, sentía que engañaba a Kage con otra persona, me hacía sentir culpable, pero de verdad necesitaba a alguien. Siempre llevaré a la señorita Sweeney en mi corazón, en lo más profundo de él, aunque no lo parezca.

Tapé mi rostro con mis manos, y respiré profundamente, necesitaba encontrar la nueva casa que compré hace unos meses. Aunque esa casa sería para Kage y yo, pero ya la tenía pagada, y no podía gastar el dinero para la comida, en otro departamente, ¿cierto? Había planeado mudarme desde hace un tiempo, no soportaba vivir más tiempo en Londres, todo me recordaba a ella, todo. Aparte que no soportaba ver como las demás personas eran felices, y yo no.

Pero ésta es una nueva vida, tengo veintitrés, y tengo derecho a ser feliz. Todos esos pensamientos fueron interrumpidos por una pequeña mano en mi hombro. Levanté la cabeza inmediatamente, y una pequeña chica con el cabello castaño y ojos azules me miraba con las mejillas sonrojadas, sonreí. Las comisuras se curvearon y pude ver la emoción en sus orbes casi grises, era adorable. Se balaceó de un lado al otro, pensando en alguna palabra para decirme, entonces empecé a dudar de cuantos años tenía, era condenadamente tierna. Mi sonrisa desapareció cuando vi algunos rasguños en sus brazos, no se cortaba, estaba seguro, sólo se arañaba, debería tener ansiedad.

—¿Tú eres Harry Styles? —preguntó, con una voz extremadamente pequeña y baja, como ella. Asentí, incapáz de decir alguna palabra, ¿como sabía mi nombre? Sonrió triunfante y tomó una de mis maletas, para ponerla a su lado.—Creo que tú eres el que compraste la casa, ¿cierto? Te llevaré ahí, sé que no eres de aquí, mi padre no quiere que te pierdas —rió bajito.

—Tú padre es el que me vendió el departamento. —aseguré más que preguntar, y ella asintió. No le preguntaría su nombre, no quería vincularme con ninguna mujer ahora, tendría que ser duro, grosero y seco para lograr aquello, ser malo no es lo mío. —¿Cuanto tiempo tardaremos en llegar, exactamente?

—Unos quince minutos —acotó sonriendo, y caminando con mi maleta en la mano. Su padre, Charlie, me había vendido el pequeño espacio, sabía su nombre, pero no el de su hija, y era mejor no saberlo. Llegamos a un viejo Porche y me dijo que subiera a él, cosa que hice. Arrancó después que subiera mis maletas —¿Cuanto tiempo te quedarás en Seattle?

—Lo más que pueda —me limité a decir, viendo como conducía, y sonreía viendo el camino. Era ya de noche y las luces de ésta ciudad eran increíblemente hermosas. —Máximo unos seis meses, intento escapar de Londres.

—Pues yo creo que mientes —comentó con las manos en el volante. Fruncí el ceño ante su opinión, no la entendía del todo, rió al ver mi cara, y movió la cabeza, haciendo que su pelo castaño cayera por su hombro —Intentas escapar de alguien, ¿o me equivoco? A lo que me refiero, no me malinterpretes, pero intentes escapar de tu vida.

—No intento escapar de alguien.

—Llegamos —estacionó el Porche enfrente de una hermosa casa blanca, y bajamos, yo con las dos maletas en las manos. Era la misma que Charlie me mostró por correo al momento de hacer negocios, era preciosa y espaciosa. —Llamaré a mi padre. Él debe estar por aquí, quizá limpiando un poco antes de tu venida.

Asentí, y Charlie salió como sí hubiera esperado a que le hablaramos de la parrte trasera de la casa. Me sonrió y corrió hasta nosotros, para limitar a abrazarme. Nos habíamos hecho amigos, aunque yo era más joven que él, éramos buenos amigos. Me miró de arriba hacia abajo, y abrió los ojos impresionado, sin duda estaba emocionado por mi estadía.

—¡Harry! ¿¡Cómo has estado?! —expresó gesticulando con las manos, sonreí mirándolo y continuó — ¡¿Y cómo ves la casa?! Ha decir verdad, se ve mejor en persona, que en fotos, ¿No crees? A mí me gusta mucho ésta casa. Es una casa, con varios departamentos. Como con siete, es bastante grande, trabajé durante toda mi vida para ésto.

—Es preciosa —concordé. Admiré la mansión, había pagado demasiado por ella, y especialmente por quedarme en la tierra más tiempo. Seguía siendo un ángel, y había muchos riesgos con los mortales, demasiados. Como caer en el amor, por ejemplo. —¿Vivirás al lado?

—No, yo lo haré —dijo una voz detrás de nostros, su hija. Charlie asintió con una sonrisa, asiendo que pequeñas arrugas se formaran al lado de sus ojos azules, era idéntico que su primogénita. —Estaré al lado de tu departamento, por cualquier cosa que desees. No conoces la ciudad, y claramente no queremos que te pierdas. Te mostraré tu departamento, nos vemos después, papá.

—Adiós cielo.

[...]

—¿Te quedó claro, Harry? —preguntó alzando una ceja, asentí inmediatamente, y sonrió complacida. Algo en ella me recordaba mucho a Kage. Eran tan diferentes, pero tan parecidas, no lo sé, algo especial, demasiado especial  —Bueno, espero que sí. Seré tu vecina, estaré en el seis, tú eres el siete, estaremos bastante cerca. Por cierto, me llamo Page Swan.

Mierda, mil veces mierda, tiene casi el mismo nombre que ella.  Pude sentir el gran revuelto en mi estómago, y unas nauseas gigantes. No sé porqué me pasa todo esto a mí, di todo para regresar a la tierra, y me pasa esto. No creo que sea justo. Su cara se transformó completamente, se eliminó la sonrisa de su rostro. Tensé la mandíbula, pero en seguida la disimulé con una sonrisa falsa, tratando de que no se preocupara.

—Bien, mejor me voy, adiós Harry —su pequeño cuerpo atravesó la grande sala, y abrió la puerta, para pasar su extremidad por ahí. Sonrió dulcemente, y sacudió la mano, imité el acto —Te veo mañana, quiero llevarte a un lugar.

—Adiós Page —dije con dificultad. —Esperaré con ansias.

Nota de la autora:

Hola, hahha. Bueeeeeeeeeno, ahora ésto será más serio :c Harold tiene 23 años, y será más frío, grosero y toda esa wea. Les quiero aclarar algo: ¡KAGE MURIÓ, OKEY! ¡M  U R I Ó! Para que les quede claro, ah. Voten y comenten, porque les recuerdo que lo elimino sí no les gusta. ¡Voten en Cold Coffe, The A team, y Oh Darling! Para que empiece a subir esta semana. Preguntaaaaaaaaa:

¿Cual canción prefieren? ¿Let her go, de Passenger ó How to be a Heartbreacker?

Wake me up |Book Three.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora