Capitulo 3 "Me das asco"

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- ¿Por qué Caleb hoy no come con nosotros? - preguntó Delilah observando como Caleb se sentaba en "La mesa" de los malcriados.

- Hoy tuvo una pelea con Bell. Muy indignante por cierto -le respondió Niza lanzando un suspiro tratando de calmarse- Defendió a la perra de Amy ante los insultos de Bella.

- ¿Cómo? ¿Bella insulto a Amy, y Caleb la defendió? Eso no tiene sentido, en lo absoluto. Caleb adora a Bella -soltó con asombro y cierto enfado Harry- ¿Cómo se atreve? Después del daño que esa zorra hizo. Tienes razón, es indignante.

- Lo se Harry, sólo espero que se de cuenta que comete un error al meterse con ella, Amy sólo lo quiere para follar, pero Caleb al parecer tiene otra idea. Acabará lastimado. Mucho. Pero ya se dará cuenta el mismo, por ahora conmigo que no cuente para nada. -dije con tono indiferente restándole importancia, aunque por dentro este completamente dolida, con un sentimiento de traición inundándome- Mejor hay que comer, que el descanso no es eterno -dicho esto, todos seguimos comiendo mientras platicábamos y reíamos como locos entre sí, por algo éramos amigos.

El receso finalmente termino y cada uno se fue a su respectiva clase, yo me tarde un poco más, me encontraba entretenida en mi casillero buscando mi libro de historia, pero al final no lo encontré por ningún lado y recordé que lo había dejado en la biblioteca del instituto, ahora tenía que ir por el hasta el edificio 3, y me encontraba en el 1, era correr o morir así que opte por la primera. Los pasillos estaban desiertos por completo, todos estaban en sus clases excepto yo. Maldita memoria de pez que me cargo. Iba corriendo por los pasillos metida en mis pensamientos, o más bien, planeando una buena excusa para que el profesor de historia me dejara entrar a clase, sentí como mi cuerpo chocaba bruscamente con algo, o mejor dicho, alguien. Abrí los ojos que anteriormente había cerrado por el impacto de mi cuerpo con el sujeto no identificado. Me encontraba encima de un chico, y para mi desgracia, era de los populares malcriados.

- Lo siento, no era mi intención, yo iba a la biblioteca -dije parándome rápidamente de la incómoda posición en la que nos encontrábamos tirados en el suelo. Rápidamente le tendí la mano para ayudarlo, e igual de rápido la retire cuando la ignoró parándose el mismo- Lo siento mucho.

- ¡Eres una inútil! Mira por donde vas. Estúpidas chicas pobres, no se por que dejan entrar gente sin recursos aquí por medio de becas. ¿Sabes acaso que marca es mi ropa? Lo dudo. La gente inferior a mi, me da ASCO -dijo el muy prepotente mirándome de arriba hacia abajo- ¿Sabes acaso quien soy?. Qué horror. Soy el único que merece estar en esta prestigiada institución, junto con los demás chicos que SI tienen recursos, claro. -este chico tiene el ego muy en alto, y creo que es hora de que alguien se lo baje. Yo soy la indicada para esto.

- ¿Cómo por qué debería saber quien eres? ¿Acaso eres una celebridad, princesito? Aquí sólo eres uno más, querido, un chico más en esta institución. Todos somos iguales aquí. - Le dije viéndolo ahora yo con asco.

- Preciosa, yo soy Landon Maddox. Hijo del gran John Maddox Black; dueño de la compañía de hoteles más grande y reconocida de Europa y Asia. Maddox Luxury Hotels. Reconocidos a nivel internacional, querida. Aunque, para ser alguien inferior a mi debo admitir que tienes agallas para meterte conmigo, o si quiera enfrentarme, y como negar la belleza de tu rostro a pesar de tu, como vuelvo a repetir, inferioridad abrupta. - Malcriado. Eso es lo que es, me estoy conteniendo mucho de no soltarle un golpe en su maldito pero lindo rostro hasta deformarlo. No me gusta decir quien soy o quien es mi familia. No quería que me conocieran en verdad pero creo que es hora de que a este malcriado se le bajen los humos de grandeza que se carga. A la mierda la falsa modestia, el sabría quien es Bella Emmeline Reynolds Marx.

- ¿Ah? Disculpa ¿Sabes tu quien soy yo? Soy Bella Emmeline Reynolds Marx, mi padre; William Reynolds Lukyanova es dueño de más de 50 refinerías petroleras alrededor del contienente Americano, Europeo y Asiático, su empresa es reconocida mundialmente. Es el dueño también de la más grande y reconocida agencia de viajes: Reynolds Airlines Luxury, y oh, también es reconocida mundialmente ya que con el, viajan los presidentes, Realeza y demás gente importante en todo el mundo. Mi madre; Elizabeth Marx Du Month es la creadora de la industria de cosméticos "Belle Cosmetics and Beauty" también reconocida mundialmente, cosméticos usados por la Reyna Isabelle, Kate Middleton, varias actrices reconocidas y apuesto que hasta tu madre los usa. -a medida que yo seguia hablando el chico cada vez abría más los ojos, y su mandíbula parecía a punto de caer- Dueña y creadora también de la Reconocida y Prestigiada línea de ropa, zapatos, joyería, perfumería, accesorios y cosméticos: "Bella's Couture" una marca realmente prestigiada, competencia de grandes marcas como Chanel, Givenchy, Burberry, Guess, entre otras. Oh se me olvidaba que también es MUNDIALMENTE reconocida y... Lleva mi nombre. Y ahora el último pero no menos importante de mi querida familia. Mi hermano, Troy Reynolds Marx, el gran creador y dueño de la prestigiada compañía inmobiliaria, ya conocida a nivel internacional; Reynolds Enterprises Holdings Inc, que cada vez se expande más en sus territorios, tanto que ya casi llega a Asia continental. ¿Qué ah pasado, mi amor? ¿Te ha comido la lengua el ratón? Si no me equivoco, el inferior aquí eres tu, así que el que me debería de dar asco, eres tu. Sobre tu intento de "halago". Gracias. Aunque siendo modelo para las más reconocidas marcas y diseñadores alrededor del mundo, tu halago me es indiferente e insignificante, más aún cuando el mismísimo príncipe Harry de Inglaterra me ah invitado a salir más de 3 veces, al igual que Brooklyn Beckham, Harry Styles y creo que no acabaría de darte nombres. Y sobre tu preciada y "costosa" ropa, se que marca es: tu camisa es Burberry si no me equivoco de 70 euros y tus pantalones son Guess de 150 euros. Precioso, esta blusa que llevo puesta es Chanel, 300 euros, y mis pantalones son Guess by Marciano de 550 euros, creo que la ofendida soy yo, por haberme ensuciado tocándote. -lo mire con asco- Supongo que te veo... ¿Luego? -dicho esto le guiñe un ojo con gesto de suficiencia y una sonrisa ganadora en mis labios, me di media vuelta para seguir mi recorrido hacia la biblioteca en busca de mi libro, dejando al chico atónito y petrificado a medio pasillo. Espero que esto no traiga consigo consecuencias en mi contra.

Las clases pasaron con rapidez, y con ello mis ganas de salir de esa cárcel aumentaban. Al fin, el tan esperado chirrido producido por la campana sonó, dando así por terminado un día más de labores. Estaba parada en la entrada del gran edifico como de costumbre esperando a que mi querida amiga, Niza, se dignara a salir para poder irnos de este infierno. Mientras más tiempo pasaba, más eran los chicos y chicas que salían del edificio; sucedía algo raro ya que, muchos de ellos me saludaban y otros cuando me veían murmuraban entre sí. Oh no, espero que esto no sea consecuencia de lo que le dije al malcriado del pasillo. Finalmente Niza salio de entre la multitud de personas que salían como locos del edificio. Me sorprendió ver quien la acompañaba. Mi ya no tan fiel amigo; Caleb y mi otra amiga Harper.

- Muévete, Niza. Es hora de irnos a casa. -le dije enojada, primero por haberme hecho esperar y segunda por venir con el traidor de Caleb- anda que ya quiero irme.

- Tranquila pidge, ¿Que ahora harás como que no existo? ¿Eh?-me dijo el traidor, a lo que yo sólo rodee los ojos con fastidio- ¿Sabes que? No es mi culpa que el estúpido de Daryl te haya dejado por Amy cuando se enteró de que eras virgen antes de acostarse contigo. -Niza y Harper se quedaron estáticas en sus lugares viendo a Caleb como si hubiera hecho la peor de las atrocidades. El cubrió su boca con una de sus manos segundos después al darse cuenta de la magnitud que habían tenido sus palabras. Lo vi a los ojos sintiendo como las lágrimas comenzaban a acumularse en los míos. Por primera vez en mi vida, lo vi con odio. El se hacía llamar mi mejor amigo, mi hermano, pero en estos momentos no se comportaba como uno.

- Pidge, lo siento, yo no quise decir eso yo... -lo interrumpí poniendo mi dedo índice frente a el con mi cabeza agachada, señal de que no quería escucharlo más. Se acercó con obvias intenciones de abrazarme, pero lo impedi poniendo mis diminutas manos en su enorme y fornido pecho deteniéndolo- Bella, cariño, por favor. Perdóname, nunca quise decir eso.

-Yo negué aún con la cabeza gacha. Las lágrimas por fin cedieron formando pequeños caminos a su paso por mis mejillas. Sus palabras habían sido como cuchillos en mi pecho, me habían dolido más de lo que cree. Niza hablo tratando de clamar la tensa situación- Caleb, por favor... Vete. Ya has hecho suficiente por hoy. Espera hasta mañana que la situación se ablande y Bella esté más calmada - El sólo asintió levemente, bajando su mirada al suelo y antes de irse me miro a los ojos y me dijo - Te amo Bell, eres mi hermana. Haría lo que fuera por ti, lo sabes, sólo... Nunca lo olvides. -finalmente se dio media vuelta para irse con Harper hacia sus respectivos vehículos.

- Bella, no se qué decir. Caleb nunca habría hecho o dicho eso. El te adora. -Me dijo tomando mis manos entre las suyas, después me abrazo fuertemente, vaya que lo necesitaba- Anda, vamos al auto, que yo conduciré.

Ambas subimos a mi auto, Niza en el asiento del piloto obviamente, ya que yo no estaba en las mejores condiciones para hacerlo. Llegamos a casa, y yo salí del auto dejando mi bolso, mi abrigo, mis libros e incluso mi teléfono dentro, en ese momento nada me importaba. Cuando Niza abrió la puerta de la casa entre como ráfaga y corrí escaleras arriba hacia mi habitación, escuche como mi amiga gritó mi nombre, pero no me detuve. Entré a mi habitación y cerré la puerta con seguro, no quería ver a nadie. Sabía que Harper avisaría de esto a los demás y vendrían más tarde a casa. Me encontraba tirada en mi cama, ya con mi pijama de vaquitas puesta y con el acolchado edredón blanco de la cama hasta el cuello, mientras por los altavoces que se encontraban sobres las paredes en las esquinas de mi habitación, baño y armario sonaba mi canción favorita: "In the arms of an angel" de Sarah McLaughlin, en modo de repetición. Ahí me encontraba llorando, recordando cada momento con el, con Daryl.

Te lo advertíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora