Había salido del departamento con un terrible dolor en la espalda y el cuello, suponiendo que era por el estrés, y el nerviosismo de la conferencia de prensa que tendría que dar esa mañana. Eran los momentos en los que odiaba ser el nuevo gerente, y tener que contestar preguntas de periodistas que graban cada segundo de la conferencia.
Si te equivocas, pierdes.
Lo recibieron en la oficina con un montón de sonidistas, maquillistas y personal que nunca había visto hablando con su jefe.
―¡Taeyong, al fin llegas! ―el gran y temible jefe se le acercó, pasando a llevar a toda la gente que le hablaba a su alrededor―. Luces nervioso, ¿estás bien, necesitas algo?
―No, no se preocupe... ―examinó detenidamente a cada uno de los encargados que los preparaban para subir al podio, y nuevamente se dirigió al mayor―. Sólo necesito que se termine pronto.
―Qué bien ―soltó una carcajada molesta―. Sales en 5, así que les pediré que prueben el sonido una vez más.
5 minutos para su muerte.
¿Qué pasaba si se desmayaba en medio del discurso? ¿Y si olvidaba lo que tenía que decir?
Subió al podio sintiendo cómo todas las cámaras se enfocaban en él, tomando fotografías que le encandilaban la vista. Se le revolvía el estómago de sólo pensar en la cantidad de periodistas que querrían hacerle un millón de preguntas, con suerte dejándolo hablar.
Tomó aire, y levantó la cabeza para quedar a la altura del micrófono.
―Bien, quiero partir diciéndoles que la compañía agradece la asistencia de la prensa, y pide un trato prudente con respecto a las preguntas que se hagan ―miró al frente, dándoles el paso a cada uno de los periodistas de volverse locos preguntando cosas.
Todas eran un montón de preguntas que tenían una respuesta más que obvia, y que comenzaban a abrumarlo, no respetando los turnos para hablar, ni su ritmo para contestar.
"¿Podría ser más específico?"
Sentía que temblaba únicamente por los nervios, y que no podía controlarse. Sudaba, y sólo tenía unas ganas incontrolables de quitarse la corbata y desabotonar un par de botones de la camisa.
25 minutos después la supervisora subió, apoderándose del podio para explicarle a los periodistas que las preguntas ya habían acabado.
Suspiró con pesadez, y en seguida bajó a encontrarse con el jefe.
―Buen trabajo ―le dio bruscas palmadas en los hombros, y fue empujado de inmediato por quien venía tras él, específicamente a hablar con Taeyong―. Ah, Chittaphon te ayudará a llevar tus cosas a la oficina como sanción por interrumpir la conferencia, me disculpo por eso.
―¿Ten? ―se quedó perplejo, mirándolo fijamente como si no pudiese creer lo que sus ojos presenciaban.
―¡Taeyong! ―sonrió levemente, inclinándose en forma de saludo―. No pensé que serías tú el de la conferencia hoy... Te ayudaré con esos informes como disculpa por interrumpir.
―No pensé que volverías... ¿Cómo has estado?
¿Qué clase de Ten era ese?
Taeyong no era de hablar, y por lo general prefería quedarse callado hasta que fuese el momento correcto para decir algo, así que esperó a estar dentro de su oficina para continuar hablando con el menor.
Dejaron las cosas en su lugar, y Ten se puso cómodo en la silla del nuevo gerente, esperando a que el mismo le dirigiera la palabra.
―¿Cuándo creciste tanto? ―se atrevió a preguntar, aún organizando sus cosas.
―¿Cuándo te pusiste tan viejo? ―rió de una forma desagradable, que alteraba los nervios del mayor―. Te informo que ya tengo 17, y contando. Pronto seré todo un ejecutivo, y para qué decir que también te arrebataré el puesto.
―¿17? ¿Pasó tanto tiempo?
―Te recuerdo que te olvidaste de mi existencia cuando entraste a la universidad, y te acordaste de que existía cuando empezaste a trabajar aquí el año pasado. Apuesto mi vida a que ya cumpliste 40 años.
―Cumplí los 24 el mes pasado. ¿Podrías quitar tu humanidad de mi silla, por favor?
―Ah, perdón, señor gerente general ―sonrió, empujando a Taeyong hacia la silla―. Mi papá quiere que esté presente en algunas de sus reuniones y todos esos temas aburridos de empresas, así que me verás más seguido por aquí, abuelo.
—Muy emocionante, de verdad.
Recordaba muchas cosas del menor, desde que era muy niño hasta ahora que parecía haber crecido lo suficiente para entender algunas cosas. Le impresionaba, porque parecía ayer cuando iba a su casa a las cenas familiares en las que sus padres hablaban de negocios mientras que él le enseñaba un juego nuevo al menor para que se entretuviera en sus ratos libres.
Era todo realmente extraño.
Se miraron por unos segundos que parecieron eternamente incómodos para ambos, preguntándose qué quería decir la mirada del otro.
―Mi papá me dijo que te invitara mañana a almorzar con nosotros y... algunos de los que trabajan aquí. Él quiere que conozca al resto de empleados, así que tendré que asistir, y quiero que vayas para no sentirme tan rodeado de gente vieja y aburrida. Aunque ya eres viejo y aburrido, ¿no es así?
―Tener 17 no te hace adulto ―rió con desagrado―. ¿Te recuerdo todas tus actitudes de niño o prefieres que me quede callado?
―Si recuerdas eso, supongo que no olvidaste todas las cosas que hacíamos juntos, ¿verdad?
Lo había visto como a un niño por tantos años, y ahora...
¿Ahora qué tenía que creer?
ESTÁS LEYENDO
Don't Stop. [TaeTen]
FanfictionPasan los años, y naturalmente todos cambian. Los jóvenes se vuelven adultos profesionales, y los niños se convierten en jóvenes estudiosos, pero ¿eso logra romper las amistades que vienen desde la familia? ¿Acaso el deseo logra sobrepasar la amis...