Había pasado toda la tarde desde que había vuelto de la escuela haciendo tarea, específicamente para distraerse de todo lo que tenía en la cabeza.
Su mamá daba vueltas y vueltas, ordenando la casa, haciendo cosas para el trabajo y hablando incoherencias que ni ella ni Ten entendían, por lo que no le daba real importancia.
El teléfono de la casa sonó, casi como un milagro que aparecía de repente para sacarlo de su aburrida, pero distractora tarea. Su mamá contestó, y luego de tan solo un par de segundos se dirigió hacia la televisión, tomando su celular bruscamente para volver a hacer una llamada.
Al encender el aparato, ambos familiares se encontraron con la noticia de último momento.
El reciente escándalo en una empresa de gran prestigio.
—Tu papá me acaba de decir que pusiera las noticias —comentó la mujer, preocupada—. Ese empleado con el que tuvieron problemas volvió y le hizo algo a Taeyong, por lo que entendí.
—¿Qué? ¿Recién? —inmediatamente se levantó de la mesa para sentarse en el sofá junto a su mamá, y mirar atentamente a lo que estaba pasando—, ¿qué más te dijo?
—Ten, amor, no te preocupes, no te hace bien. Vuelve a tus tareas mientras yo llamo a tu papá para ver cómo sigue Taeyong, ¿está bien?
Todos peleaban por su culpa, ¿por qué debía quedarse a ver cómo todo se volvía a ir a la mierda?
—Mamá... por favor—la miró casi como si hiciera un puchero de preocupación, apelando a los frágiles sentimientos de la mujer.
Pasaron largos minutos de súplicas hasta que la mujer finalmente accedió a dejarlo ir. Aún asustado, se aventuró a la idea de que la prensa posiblemente lo acostaría, considerando que esperaban afuera de la clínica a la que habían llevado a Taeyong.
Llegó lo más rápido que pudo, bajó del auto, se despidió del conductor y trató de taparse la cara lo mejor que pudo para que poca gente lo reconociera.
Odiaba a la prensa como nunca en su vida.
A pesar de sus esfuerzos, los periodistas no tardaron en reconocerlo. Antes de que pudiese entrar a la clínica, ya tenía a mucha gente encima pidiéndole explicaciones, preguntando cosas sin sentido, y apegándose a él de manera molesta.
—Chittaphon, ¿se podría decir que usted está involucrado en la pelea?
—¿Seo John siempre tuvo problemas con su jefe?
—¿Es cierto que tuvo un amorío con Lee Taeyong? ¿Es sólo un rumor?
Se paralizó.
Todos los ojos estaban puestos en él. Las cámaras, micrófonos, y demás cosas lo aprisionaban, enfureciendo por completo todos sus sentidos, colocándolo casi al borde de un llanto incómodo que no podía contener.
Inmediatamente dos guardias del lugar fueron a ayudarlo, esperando poder sacar a la prensa para que Ten, centro de la atención, pudiese entrar a la clínica a enterarse de todo lo que estaba pasando.
—¿Chittaphon? —al verlo, su padre inmediatamente se enfureció, acercándose a él de manera violenta— Le dije a tu mamá que no te dejará salir. ¿Qué haces aquí? ¿Sabes lo que va a decir la prensa por tu culpa?
—Me impresiona que aún cuando dos empleados de tu prestigiosa empresa se hayan peleado, tú te preocupes porque la prensa pueda decir algo sobre mí. Te importa más lo que diga la prensa que lo que le pase a tus empleados, ¿no es así?
—¿A qué viniste?
—A saber qué pasó. ¿Dónde está Taeyong?
—Le hicieron unos exámenes, sólo para confirmar que no hay lesiones internas ni nada parecido. Por lo que dijeron está todo bien, así que ya puedes irte de vuelta a casa.
—¿No puedo pasar a verlo?
Nuevamente tuvo que suplicar, hasta que finalmente lo dejaron ir hasta la habitación en la que permanecía Taeyong.
Al entrar, se encontró con el mayor tendido sobre la camilla de sábanas blancas, mirando el techo como si no tuviese nada mejor que hacer hasta que Ten interrumpió sus pensamientos, como siempre solía hacer.
—Ten —se enderezó inmediatamente para quedar sentado, esperando a que el menor se acercara—, ¿qué haces aquí? ¿Tu papá te dejó venir?
—No, pero mi mamá sí —le sonrió, acercándose a él para saludarlo—. ¿Qué pasó?
—Lo obvio. Johnny llegó, me golpeó y después se dejó atrapar.
—Mira cómo te dejó... —miró detenidamente la cara del mayor, llena de golpes y heridas que tendrían que ser curadas— No te defendiste, ¿verdad?
Taeyong bajó la cabeza, girándose para buscar algo sobre la mesa junto a su cama. Inmediatamente logró llegar a lo que quería, y volvió a mirar a Ten.
—Me pasó esto antes de que se lo llevaran —extendió su mano con un pequeño anillo en ella—. Es tuyo.
—¿Él lo tuvo todo este tiempo? —lo tomó emocionado, y volvió a concentrarse en el accidentado— Era tuyo, me lo diste cuando era pequeño, ¿no te acuerdas?
—¿Y aún lo conservas? ¿Quién eres, el museo?
Ambos rieron por un rato hasta que fueron interrumpidos por el temible jefe, que acababa de entrar a la habitación para encontrarse a ambos chicos riendo como si no tuviesen ningún problema.
—¿Se están divirtiendo? —preguntó serio, acercándose para hablar— Taeyong, ¿cómo te sientes?
—Bien, la enfermera dijo que no había ningún problema.
—El caso se hará privado, no quiero que la prensa se entere ni de la violación ni de tu amorío con mi hijo. Ten, lo más probable es que tengas que declarar.
—¿En contra de Johnny?
—En contra de Taeyong.
¿Qué acababa de escuchar?
—Ten —el mayor trató de hablarle para sacarlo de su trance luego de lo que acababa de escuchar, pero fue interrumpido de inmediato.
—Harás lo que te dije, y luego irás a hablar con el abogado, ¿oíste?
¿Qué culpa tenía Taeyong?
El hombre salió por la puerta, dejando a ambos chicos en una situación incómoda, en la que no sabían por dónde partir.
—No quiero hacerlo —comentó—, no me dejes hacerlo.
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Don't Stop. [TaeTen]
FanfictionPasan los años, y naturalmente todos cambian. Los jóvenes se vuelven adultos profesionales, y los niños se convierten en jóvenes estudiosos, pero ¿eso logra romper las amistades que vienen desde la familia? ¿Acaso el deseo logra sobrepasar la amis...