II.

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Lee Taeyong había sido alguien muy distinto de como era en algún momento de su vida, y lo recordaba bastante bien.

Recordaba a ese Taeyong que le enseñó a jugar videojuegos, y a robar comida de la despensa sin que alguien lo notara. Lo recordaba como ese adolescente que era regañado todo el tiempo por sus calificaciones, y por su comportamiento en la escuela.

Le impresionaba la forma en la que la gente cambia una vez que entra a la universidad, y se vuelve un adulto responsable de todos los errores que comete.

Incluso su seriedad lo volvía más atractivo.

Se duchó, se peinó lo mejor que pudo, y se puso una de sus camisas favoritas para salir a cenar con su papá y... los secuaces aburridos de papá. Sólo le consolaba el hecho de que vería a Taeyong ahí.

Al llegar al extravagante restaurante en el que cenarían, se encontró con todos los "socios" sentados en la mesa, esperando a que el menor y su papá llegaran.

Qué vergonzoso.

La cena había comenzado, y todos se dedicaban sólo a hablar de negocios y de cosas que le parecían aburridas. Omitió toda la conversación, y se dedicó a mirar a Taeyong cada vez que tenía la oportunidad de que nadie lo notara, repasando una y otra vez cada una de sus imperfecciones, como si de un libro de tratase.

Se veía incluso más atractivo que antes.

―Y ustedes ―uno de los empresarios les dirigió la palabra―. ¿Se llevaban bien? Digo... por la edad.

―Sí, claro ―Ten le sonrió con ternura, sin despegar la vista del mayor frente a él―. Creo que... la diferencia de edad nunca fue un problema para mí.

Taeyong lo miró como si su respuesta le hubiese asustado, mostraba una expresión distinta de la seriedad por primera vez desde que lo había visto.

―Nuestras familias eran unidas ―su padre intervino, dejando su vaso a un lado para comenzar un largo y probablemente aburrido relato―. El padre de Taeyong y yo éramos muy amigos, desde que tengo memoria. Woosung era de ese tipo de personas que disfrutan de lo más mínimo, pero también era estricto, lo recuerdo bien. Hacía muy bien su trabajo, y aspiraba a que su querido hijo algún día tuviese el mismo cargo, ¿para qué decirlo? Taeyong siempre tuvo un potencial increíble, y dejarlo en el lugar de su papá fue la mejor idea que tuve en años.

―Debe haber sido difícil perderlo así, tan... de repente ―uno de los hombres se atrevió a decir el comentario hacia Taeyong, poniéndolo en una situación ligeramente incómoda―. Woosung debe haber sido un muy buen padre, a pesar de ser estricto.

¿Era realmente necesario ponerse sentimentales con alguien que ni siquiera demostraba sentimientos?

Sólo asintió con la cabeza, dándole el paso a los más viejos para seguir hablando del buen desempeño que había tenido Lee Woosung en sus años de actividad en la empresa antes de morir.

Sí, sonaba frío, ¿pero de qué otra forma se podía decir?

La cena terminó más pronto de lo esperado, y a pesar de haber pasado horas ahí sentado, de igual manera no tenía ganas de volver a su casa. Lo mejor que podía hacer era idear un plan para salir, y meter a Taeyong en él.

Decidió intervenir cuando todos se habían subido a sus autos de lujo para volver a sus casas, aprovechando que su papá, y Taeyong seguían ahí conversando sobre la vida, o algún tema más aburrido que su empresa.

―Papá ―interrumpió la conversación, y se acercó a él con decisión―. Es sábado, y-

―Quieres salir ―suspiró con pesadez―. ¿A dónde irás? Yo no te iré a buscar esta vez.

―Taeyong me llevará, ¿verdad?

Inmediatamente abrió los ojos con sorpresa, como si buscara en su cabeza el momento en el que había acordado salir con el menor. Nunca acordaron nada, pero de igual forma le siguió la corriente, asintiendo con desconfianza.

―Entonces estará a tu cuidado ―el padre lo miró con cariño, como si realmente pudiese confiarle todo al mayor, incluso si se trataba de su hijo―. No lo dejes beber. Cuídense, y no quiero que vuelvas tan tarde, ¿entendiste?

Todo estaba saliendo como lo había planeado.

Taeyong no le dirigió la palabra en todo el camino, hasta que tuvo que preguntarle a qué lugar se suponía que iban. No tenía muchas ideas, por lo que sólo dio un parque como recomendación.

Sólo quería un lugar tranquilo para hablarle con confianza, y sin que nadie los viera.

01:24 am.

Habían estado conversando todo ese tiempo, especialmente Ten cuando trataba de recordar detalladamente cada cosa que sabía de Taeyong. Notaba que él no hablaba mucho, y era otro de los motivos para comprender que realmente había cambiado, y que ahora era una persona totalmente distinta de la que era antes.

Lo miraba, y no podía creer lo diferente que era verlo con 15 años, y luego verlo con 24. Le sorprendía, porque sentía que todo el mundo había avanzado, menos él.

―Entiendo si aún soy como un niño para ti ―comentó, acomodándose en la banca en la que habían permanecido sentados por horas.

―No es eso. Me quedé con la imagen de cuando eras niño. Entiéndeme si aún no me acostumbro al cambio de... no sé, ¿la pubertad?

―O sea que sí encuentras que me veo mayor.

No hubo respuesta. Sólo consiguió un contacto visual incómodo que duró un par de segundos hasta que la cara del mayor enrojeció por completo, obligándolo a desviar la vista. 

¿En qué momento Taeyong se había vuelto tan serio y tan adorable al mismo tiempo?

―Te lo pediré amablemente sólo porque te tengo respeto ―el menor lo miró fijamente, como si tratase de ponerlo a prueba―. ¿Podríamos olvidar lo que éramos antes?

―¿Qué?

―Olvida nuestra diferencia de edad. 


Don't Stop. [TaeTen]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora