Capítulo 13

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Fuimos de camino hasta la farmacia más cercana —siendo la del padre de Greta— y sin dejar de pedalear como locos en las bicicletas. Durante todo el camino, Eddie no dejaba de contarnos sobre las infecciones que podía llegar a contraer Ben e incluso hablaba que podía llegar a contagiarse de SIDA. Aunque no me molestaba el tener que escucharlo, pues solo pensaba en como alguien tan pequeño puede acumular tanta información como esa.

Doblamos una esquina llegando a un callejón y nos detuvimos, bajándonos de las bicicletas.

—Saben que en los callejones hay agujas infectadas con sida, ¿no?

—Eddie, por favor, ya cállate —le dije ganándome una mala mirada—. ¡No te enojes, peque!

—S-Stan, yo y Eddie, i-i-iremos a comprar l-lo que s-se necesite. Richie y A-alex quédense a-a-aquí.

Mandó Bill, a lo que asentí con la cabeza y noté como Stan no parecía muy contento con la decisión de su amigo, mas no dijo nada al respecto.

Los tres se alejaron y dirigí mi mirada a Richie, que me veía sin dejar de levantar y bajar sus cejas, una y otra vez, luciendo más idiota de lo que estaba. Sabía que lo hacía por la cara de disgusto de Stan e hice una mueca, para terminar llevando mi atención a Ben.

—Cuéntame bien lo que sucedió, no te entendí bien gracias a Eddie y sus problemas con el sida.

El chico asintió, me senté en el suelo y Richie se quedo parado a un lado de él. Ben comenzó a contarnos cada detalle de lo sucedido e incluso nos mostró la marca que el animal de Bowers le había hecho, causando que sintiera un pequeño escalofrío al ver como la sangre salía de la 'H'. Al terminar de contar los sucesos, me levante del suelo y coloque mi mano en su hombro, tratando de que fuera reconfortante.

—Lo bueno es que lograste escapar de él, si no hubieras hecho nada, estarías mucho peor de lo que estas. Ahora estas con nosotros y no permitiremos que nada malo te suceda —me regalo una sonrisa e hice lo mismo.

Después de seguir esperando a los tres muchachos, finalmente escuchamos la fuertes pisadas de tres estúpidos que venían a donde estábamos y en cuanto pararon frente a nosotros, Bill se disculpo por la tardanza, Stan puso ambas manos sobre sus rodillas y me acerque sin dejar de observar como trataba de recuperar el aliento.

Ahora sabia que no era muy atlético.

—¿Estás bien? —moví un mechón de cabello que le caía por la frente.

—¡Claro que no! ¡Tuvimos que correr para que no nos descubrieran! —exclamó enojado, fruncí el ceño sin entender lo último y cuando noto mi confusión, dio un respiro para explicarme que habían robado las cosas.

—¿Ahora eres un judío pandillero?

Eddie se puso manos a la obra y yo me puse a su lado, atenta a las ordenes del pequeño, ya que me pidió ayuda con la "operación" de Ben. Me había convertido en la asistente del doctor Kaspbrak y podía decir que era un infierno tener al pequeño como jefe. Era un gran mandón para tan pequeña estatura. 

—¿Qué necesitas? —volví a preguntar, buscando en la riñonera del pequeño.

—Mis bifocales, están en mi segunda riñonera.

—¿Por qué tienes dos riñoneras? —pregunto Stan y busque lo que el niño quería, pero no sabia en donde tenia la segunda riñonera.

—Es una larga historia y yo debo de concentrarme en mi trabajo.

Me senté en el suelo dándole la espalda a Stan, recargue mi cabeza en sus piernas aprovechando que él seguía parado y pregunte por el tartamudo, al ver que no estaba con nosotros. Al no recibir respuesta, pegue con mi cabeza las piernas del judío, haciendo que las separara y me sostuve de estas para no chocar contra el suelo mientras me dejaba caer un poco para atrás.

Veía todo al revés, pero pude ver perfectamente como Bill no dejaba de ver a cierta dirección con una cara de bobo.

—¡Alex! ¡Deja de ser una vieja chismosa y dame las tijeras de la primera riñonera!

Gruñí al escuchar el regaño de Eddie y regrese a mi posición de antes, con cuidado de no chocar con la entrepierna de Stan. Busque las tijeras del pequeño mandón y al pasárselas, me levante del suelo sin dejar de sacudir la tierra en mis shorts. Me cruce de brazos viendo como Eddie cocía la herida del chico y cuando una gran cantidad de sangre comenzó a salir por la 'H', Stan se altero demasiado.

—¡Dios, esta sangrando! ¡Dios mío!

Me gire para no seguir viendo la sangre y me lleve una gran sorpresa al ver a mi mejor amiga a un lado del tartamudo. Ben inmediatamente ocultó su herida al verla llegar y sonrió, sin importarle el hecho de que había una gruesa línea de sangre cayendo por su frente y una 'H' marcada en su panza. Mi corazón se derritió ante eso, pues aún después de haber pasado por algo tan terrible, él sonrió al verla.

—¿Estás bien? Eso no se ve para nada bien —le pregunto al chico y en cuanto me vio, frunció el ceño—. ¿Ahora me cambias por chicos?

—¡Te iba a invitar! Pero se me olvido por querer dormir.

—¿Por qué no me sorprende? —sonreí inocentemente, ella regreso su mirada a Ben y le sonrió de lado—. ¿Seguro que tienen lo adecuado para curarte?

—N-n-nos ocuparemos de él, gracias o-otra vez, Beverly.

—Seguro, tal vez nos volvamos a ver.

Tomé las manijas de mi bicicleta, sabiendo que era hora de pasar tiempo con Beverly y que en otra ocasión podría pasar un buen día con ellos, sin tener que rescatar a un chico de ser masacrado por Bowers, o entrar a una alcantarilla en la cual ves las cabezas de tus nuevos amigos, siendo unos globos.

Sí, definitivamente fue un buen día.

—P-p-pensábamos en ir a-a-a la cantera m-mañana, por s-s-si quieres ir —Eddie le hizo unas señas que no entendí y Bill me miro—. L-lo siento... Por s-s-si quieren ir, chicas.

—Es bueno saberlo, gracias.

Sweet Like Candy || Stan UrisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora