Después de haber tenido una larga ducha con agua caliente y de tratar de evitar quedarme dormida mientras el agua caía sobre mí, termine de ponerme unos calcetines lo suficientemente largos para cubrir las marcas en mis tobillos y revise que la ropa que estaba usando, estuviera perfecta. Asentí con una mueca al no estar del todo satisfecha y tome mi mochila para salir de casa, en camino a la de Stan. El viento chocaba contra mi cara, mi corazón iba a un buen ritmo junto a la música que se escuchaba en mis auriculares y al llegar al hogar del judío, sonreí al verlo sentado en los escalones de madera con una libreta entre sus manos y el ceño fruncido por la concentración.
—¿Me extrañaste? —bromeé en cuanto llegue a su lado, levanto la mirada de su libro y lo cerró, viéndome con una cálida sonrisa.
—Claro.
En cuanto guardo el libro en su mochila, tomo la bicicleta que yacía a un lado de los escalones y comenzamos a pedalear de camino a con sus amigos, siendo guiada por él durante todo el pequeño viaje. No pasaron más de 5 minutos para cuando nos encontramos a los chicos, y aceleramos para poder alcanzarlos.
—¡HOLA!
Los Perdedores me miraron asustados, pero rápidamente se calmaron al ver que solo era yo y les mire con una sonrisa burlona mientras ellos me regresaban el saludo. En ningún momento dejamos de pedalear y en una bajada, el ritmo se acelero como una señal para soltar gritos de euforia, a lo que me levante del asiento al igual que Bill y grite: ¡A la madre!
Los chicos rieron y sonreí, gustándome el sentimiento de haberlos hecho reír.
Llegamos a la entrada de la alcantarilla, deje mi bicicleta a un lado y sin dejar de sonreír, trate de recuperar el aliento por lo cansada que estuve de tanto pedalear. Nunca, en mi corta vida, había ido tan rápido en bicicleta y eso me emocionó demasiado, dejándome con unas grandes ganas de volver a hacerlo.
—¡Eso estuvo de la chingada! —solté alegremente.
—Sí, es toda una dama —susurro Richie, aunque él sabia perfectamente que lo escuche y solo me limite a rodar los ojos.
Dirigí mi mirada a unas hojas de los arboles y sonreí a mis adentros al saber los problemas que tenía Eddie con cualquier enfermedad o cosa que te afectara picazón. Me acerque a él, lo mire con una mueca y lleve una mano a su hombro, como si estuviera a punto de darle la peor noticia del mundo.
—¿Sabían que esas son hiedras venenosas? Podrían matarte, pequeñín.
—¡¿Qué?! ¡¿En serio?! —soltó en un tono chillón y de alguno de sus bolsillos de la cangurera, saco un inhalador que comenzó a agitar con rapidez —. ¡S-si mi m-m-mami se entera que t-toque esa planta...!
—¡Hey, hey, hey! —le interrumpí y palmeé su hombro—. Era una broma, niño.
Eddie no dejaba de verme completamente furioso, mientras le daba unas profundas succiones a su inhalador, y yo solo trataba de pedirle disculpas. De la nada, Richie llego a mi lado con una sonrisa burlona e instantáneamente me quede callada en cuanto paso su brazo por mis hombros, acercándome demasiado a él y haciéndome sentir algo incomoda por su repentina acción.
—Me agradas, preciosura —no sabia si agradecerle o pegarle por como me había llamado, mas decidí seguirle el juego.
—Digo lo mismo, galán —pase una mano por su cintura y alcance a notar como Stan miraba muy mal a Richie.
¿Acaso lo que huelo son celos?
Oh, esperen, es el olor a mierda que viene de la alcantarilla.
—Chicos, d-d-déjense de b-bromas y-y vengan —interrumpió el momento Bill.
Nos miramos entre los dos, compartiendo esa misma mirada con la que nos dábamos a entender, que sabíamos lo celoso que estaba Stan —aunque yo no lograba entender el por que— y sin necesidad de decir algo, entramos a la asquerosa alcantarilla sin soltarnos. Después de haber analizado un poco el interior de la alcantarilla, Richie termino soltándome e hice lo mismo, sabiendo que ya había sido suficiente con lo de: Maneras de como hacer enojar a tu amigo, el judío.
Me adentre más al lugar con la poca luz que tenía, lo cual no podía ser tan profundo, pues no tenia una linterna.
—N-no te alejes mucho, Alex —escuche a Bill decir y quite mi mirada de las dos pequeñas luces amarillas, que eran lo único que podía notarse en la obscura alcantarilla.
—Sí, capitán...
Richie y Eddie comenzaron a discutir, debido a que el último y Stan, no querían entrar por culpa de las "aguas grises", como les puso Eddie. Rodé los ojos queriendo concentrarme nuevamente en descubrir que eran esas luces amarillas, sin embargo, solo me encontré con la pura oscuridad del asqueroso lugar y dándome un mal presentimiento. Bill calló a ambos chicos y todos llevamos nuestra atención hacia a el tartamudo, en cuanto levanto un tenis en su mano e ilumino el calzado con la linterna, dejando ver perfectamente el nombre de la persona a quien le pertenecía y todos se quedaron congelados al saber que era de Betty Ripsom, quien lleva desaparecida un largo tiempo.
—¡Oh diablos! ¡Oh mierda! ¡No me gusta esto! —Eddie estaba apunto de tener un ataque de asma.
—¿Y-y si sigue aquí?
—Si el tenis esta aquí, tal vez el cuerpo debería estar en lo profundo del lugar —comenté y los chicos me miraron con horror.
—¡Alex! ¡No digas eso! —exclamó Eddie.
—¡¿Y qué si es verdad?! —me abrace a mí misma, comenzando a desear no haber venido y haberme quedado en casa durmiendo—. ¡Mierda! ¡¿En qué mierda me metiste, Stanley?! ¡Pensé que haríamos algo divertido, no ir a buscar cadáveres de niños!
—¡No sabía que estaríamos en busca de cadáveres, Alex!
—¡Chicos! ¡S-si es v-v-verdad, deberíamos i-ir a encontrarla! —hablo Bill y lo mire apunto de negar, pero siguió hablando—: Si fuera B-B-Betty Ripsom, q-querría que m-m-me encontraran. G-Georgie también.
El tartamudo tenía un buen punto, pues si a mí me llegaran a asesinar y no saben en donde rayos se encuentra mi cuerpo, desearía que lo encontraran ante cualquier circunstancia... No quisiera que mi cuerpo se estuviera pudriendo en una obscura, aterradora y repugnante alcantarilla.
—¿Qué tal si no quiero encontrarlos? No te ofendas, Bill, pero no quiero terminar como... No quiero desaparecer también.
—Tiene razón —dijo Stan apoyando a Eddie—. Es verano, deberíamos estar divirtiéndonos. Esto no lo es, es aterrador y desagradable.
Lo admito, a un principio tenía miedo de encontrar un cadáver... ¡Y aún lo tengo! ¡No es normal entrar a las alcantarillas a buscar a una chica muerta! Pero si se tratara de mí, eso cambia totalmente la situación.
—Nadie los esta obligando a entrar, es decisión de ustedes si no quieren entrar y quedarse ahí afuera sin hacer nada —dije, para luego quitarle la linterna a Bill y emprender camino a lo profundo de la alcantarilla.
No sabia de donde había sacado tanta valentía, aunque por dentro estaba cagándome del miedo, pro no había marcha atrás. Tenía que enfrentarme a las consecuencias de mis acciones, aun si eso significara tener que encontrar el cuerpo de una chica que siempre veía por los pasillos de la escuela.
Y que mala decisión había tomado.
Me volví a encontrar con esas luces amarillas y quise acercarme más, queriendo saber que era, pero el miedo no me lo permitía al pensar en que podría ser ese maldito payaso del baño y trague en seco, sintiendo unas terribles ganas de vomitar.
Retrocedí queriendo regresar con los chicos y al darme vuelta, no los encontré por ningún lado... Hasta que levante la mirada y vi sus cabezas flotando por el techo con una cuerda debajo de ellas —como si fueran unos globos— e inmediatamente, me tape los ojos gritando del horror y sin poder quitarme de mi mente, sus ojos completamente blancos.
Sentí unas manos en mis hombros, deje escapar un pequeño grito y al escuchar la voz de Stan, lentamente fui bajando ambas manos con miedo de encontrarme con ese escena tan horrible. Sin embargo, lo único con lo que me encontré, fueron las caras de preocupación de los chicos. No sabía que hacer o decir, solo sabía que mi corazón estaba apunto de escaparse por mi boca y salí lo más rápido que pude de ese maldito lugar, solo para detenerme al escuchar el sonido del agua salpicar.
Divise a Ben tirado de rodillas, en el río.
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Sweet Like Candy || Stan Uris
FanficStanley Uris, parte del grupo de los perdedores y el único judío de la escuela, causa un accidente. No fue nada grave... Sin embargo, la conoció a ella y trata de entender su manera tan "dulce" se ser con las personas. ¡Oh, bueno! Solo lo es cuando...