Llegamos al cine en menos de 10 minutos, en los cuales tuve que tener mi frente pegada a la espalda del chico, ya que él iba demasiado rápido, por lo que el aire chocaba contra mi ojos de una manera sufrible. Entramos al lugar y Stanley compro unas palomitas grandes —las cuales vamos a compartir— y yo las sodas. Él quería pagar por todo, pero simplemente no podía dejarlo. No esperaba que fuera tan caballeroso y tan dulce, lo cual me hacía dudar sobre lo que era en realidad esta salida tan repentina.
«Tal vez el chico solo quiere ser amable» pensé.
Al entrar a la sala, rápidamente fuimos buscando lugar en el medio y por pura suerte, encontramos lugar, ya que sala estaba como la última vez que vine.
Solo esperaba que una malteada no me volviera a caer encima.
Agarre un puñado de palomitas y me las metí todas a la boca.
—¡No hagas eso! —exclamo Stan, al ver como tenia la boca llena—. ¡Te podrías ahogar!
«No es mala idea... Okey no» pensé.
—No seas una abuelita, Stanley —dije después de haber tragado todo, él me miro serio y rodé los ojos.
De repente me tomo de las mejillas con una sola mano y aunque fue de una manera no tan brusca, me las apretaba un poco fuerte obligándome a que lo viera a los ojos, los cuales estaban algo oscuros y eso que la sala tenia las luces prendidas. Le mire con una combinación de furia y confusión, ya que era algo que nunca me había esperado de su parte y mucho más, con tan solo haber rodado mis ojos.
Una parte de mi quería darle un puñetazo en la cara y la otra... También, pero más duro que la otra.
«¿Qué diablos paso con el judío tímido?» pensé.
—No vuelvas a hacer eso, me irrita demasiado —soltó en un tono demandante, mientras acercaba su cara a la mía, como si intentara intimidarme.
En todo momento me mantuve seria, aun si el maldito me apachurraba los cachetes y me hacía parecer un hamster. Él no dejaba de verse irritado y al pensar en como podía usar eso para molestarlo en un posible futuro, una sonrisa burlona trato de formarse en mi rostro, aunque no podía ya que seguía sosteniendo mis mejillas.
«¿Seria raro si admitiera que se veía sexy así?» ¡¿Qué?! ¡Alex! ¡NO!
—¿Qué? ¿Esto? —solté con algo dificultad y volví a rodar los ojos buscando hacer enojar a Stan, ya que esto comenzaba a ser divertido.
—Sí, eso —su voz era tan fría, que me dio un ligero escalofrío por toda la espalda.
—¡Wow! Que demandante es el judío —parpadeo varias veces y después se alejo unos centímetros para soltar mis mejillas, haciendo que sintiera un extraño vacío en mi estomago—. Creo que me agrada...
—Cállate.
Las luces se fueron y la película inicio, por lo que me acomode en mi lugar y me recosté en el respaldo de la silla. Stanley observaba la pantalla con mucha atención y por un momento no pude dejar de mirarle, pues se notaba tan concentrado que me resultaba algo tranquilizante. Pero al recordar lo que había pensado hace unos minutos, comencé a sentirme incómoda y tuve que dejar de mirarlo como una acosadora para poner toda mi atención en la película.
En ese momento comencé a maldecirme a mí misma, sabiendo que con tan solo la pequeña muestra de preocupación del chico hacía a mí, me estaba haciendo efecto y ahora tenía que evitar que fuera a mayores.
Ya íbamos en una escena donde Jack entra a un baño y ve a una mujer en una bañera.
Cuando la mujer sale de la bañera... Esta completamente desnuda y a la velocidad de la luz, le tape los ojos a Stanley, a lo que él hizo lo mismo. Supimos cuando volver a mirar, ya que los chicos en la sala dejaron de soltar silbidos y comenzaron a ser remplazados por gruñidos de asquerosidad.
Agarre un puñado de palomitas, tirando algunas de camino a mi boca y una por una, me las fui comiendo sin apartar mi mirada de la gran pantalla. Sentí unos fríos dedos en mi pierna y mire a Stanley, que alejo su mano tirando una palomita que estaba en mi pierna, haciéndome moverme en mi asiento con incomodidad y las mejillas algo calientes.
«¡¿En serio, Alex?! ¡¿Un simple toque y ya te dará un ataque?!» pensé.
La película terminó y al levantarme del asiento, sentí dolor en mi trasero.
—Me duele el culo de tanto estar sentada —le susurre y Stanley solo se rió. Comenzamos a caminar a la salida y agradecí ninguna bebida me haya caído en la cabeza.
—Esperaba que dijeras: ¡Oh amé la película! —imito mi voz de una manera chillona y ambos reímos.
—Oh sí, yo hablo como una ardilla.
Dirigí mi mirada a mi reloj, que estaba en mi muñeca derecha y vi que eran las 4:53 de la tarde. Aun era temprano y mis padres llegan como a las seis, lo cual significaba que me quedaría sola el resto de la tarde.
Salimos del cine y llegamos a las calles de Derry.
—Esto es extraño, siempre salgo del cine y termina siendo de noche.
Nos dirigimos a donde estaba su bicicleta, la tomo de las manillas y se giro a verme sin dejar de sostenerlas con algo de fuerza. Me cruce de brazos al notarlo algo nervioso y supe que empezaría a tartamudear, por lo que ladeé la cabeza sin dejar de apretar mis labios, pues no quería burlarme en su cara y que hablara como su amigo el tartamudo.
—S-si quieres, podemos ir a mi casa —alcé una ceja divertida y se puso un poco sonrojado—. ¡D-digo, a ver televisión o hacer otra cosa!
—¿Otra cosa? ¿A qué te refieres, Stanley?
Bueno, todos sabemos que cambio de opinión a último momento...
Me miro sin saber que decir, comenzó a titubear y las palabras que trataba de formular, no tenían coherencia alguna. Sonreí y atrape mi lengua entre mis dientes, pensando en lo demasiado fácil que era poner a Stanley de este modo y eso me encantaba, aun si sabía que estaba mal hacerlo sufrir.
—¡S-s-sabes q-que no m-me refiero a-a...! ¡Y-y-yo...! ¡Te odio!
Lo había roto.
Solté una fuerte carcajada y comencé a reírme de su cara que estaba hecha un completo tomate, lo escuchaba respirar de una manera que me daba a entender lo sobresaltado y probablemente furioso que estaba. Termine dando un gran respiro y sentí dolor en el pecho, de seguro de tanto reírme del pobre de Stanley, y lo mire, encontrándome con una mirada de profundo odio hacia mi ser.
Lleve ambas manos a mis caderas y volví a ladear la cabeza, sonriendo sin ninguna pizca de burla.
—Me gustaría ir a tu casa, tonto.
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Sweet Like Candy || Stan Uris
FanficStanley Uris, parte del grupo de los perdedores y el único judío de la escuela, causa un accidente. No fue nada grave... Sin embargo, la conoció a ella y trata de entender su manera tan "dulce" se ser con las personas. ¡Oh, bueno! Solo lo es cuando...