Las escondidas

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Adrien estaba solito en el salón con sus mejillas infladas.

-No es justo, ¿por qué yo los tengo que buscar? Inclusive la maestra se escondió.

Miró a los lados y se tapó los ojos con las manos.

-Uno, dos, tres, f, mil, p, cero, teinta, cuatro, amarillo, ocho y diez ¡Listo o no aquí voy!

Se puso de pie y se dirigió a un armario del salón, lo abrió y encontró muchos juguetes.

-¡Wow! Encontré un tesoro, aunque me hace raro que la maestra nunca nos da los juguetes.

Agarró un autito, lo llevo con él mientras lo hacía andar por la pared y se puso a cantar.

-Adrien es un lindo niño,
Me ama mi mamá,
Me pega mi papá,
Y yo ya ser ir al baño bien solito.

Se detuvo un rato y se puso a dar pequeños saltitos.

-¡Necesito ir al baño!

Se fue corriendo a los baños y se detuvo en las puertas.

Miró a todos lados y sonrió de manera traviesa mientras entraba al baño de niñas.

-Silbido, silbido, silbido.

Luego de jugar con el agua, hacer caras en el espejo hizo pipi y continuó con la búsqueda de sus amigos mientras abrazaba el autito de juguete.

-Vaya, mis amigos son muy buenos, los llevo buscando hace teinta años y aún no los encuentro.

Vio una cabellera rubia entre unos arbustos y se acercó rápido.

-¡Ya te vi Chloe!

Salió un perro igual de grande que él.

-¡Aaaaaaaaah!

Y se puso a correr en círculos, el perro lo ignoró y se fue.

Adrien al ver como el animal se fue le sacó la lengua.

-¡Y no vuelvas!

Una mano se posó sobre su hombro, volteó su rostro y vio al conserje.

-Hola, me llamo Adrien Agreste, hijo del multimillonario diseñador Gabriel Agreste el cual me dijo que por si alguien me pregunta soy pobre ¿a qué vamos a jugar?

-Niño, es sábado, vete a tu casa.

Luego de éso el conserje llamó a la maestra y está a los padres de Adrien al cual lo hicieron sentar en el rincón una hora por salir de casa él solo. 

Continuará...
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¡Hola!

Recuerdo un día en que fui a la escuela y mis traidores compañeros no me dijeron que nadie iba a ir ése día... estuve toda la mañana con la maestra yo sólo mientras pensaba en que mis amigos eran los mejores... nunca más los volví a ayudar en matemáticas luego de éso.

Espero que les haya gustado el capítulo.

Gracias por su tiempo.

Volveré...

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