Madres

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Todos los niños se reunían en una casa en el árbol y Adrien actuaba de líder y hacía sonar un mazo de juguete.

-¡Oden, oden en la sala!

Nino levantó la mano.

-¡Yo quiero papas fritas!

Kim lo imitó.

-¡Y yo una hambuguesa!

-¡Ya dejen de jugar! Los reuní en mi guadida de hombres para estar libres de las niñas y sus piojos.

El moreno lo miró confundido.

-En el salón nadie tiene piojos, aunque todos sospechamos de ti ya que el otro día estabas jugando con una comadreja muerta y luego te dascabas la cabeza como si fueses un perro.

-¡No sabía que no se podía jugar con animales muertos que se encuentran en la calle!

La madre de Adrien asomó su cabeza.

-Osito, les traje leche y galletas.

El niño se sonrojo.

-¡Mamá! No me digas osito delante de mi gente.

La mujer miró como Nathaniel e Iván dormían, Max leía un libro infantil y Nino y Kim miraban las galletas con los ojos brillosos.

-Okay, adiós osito.

Dejó las cosas y se fue mientras Adrien suspiraba profundo.

-Madres. Ahora si, ¿en qué estábamos?

Miró a sus amigos los cuales dejaron todo lo que estaban haciendo para comer las galletas y beber leche.

-Necesito nuevos súbditos.

Su madre nuevamente asomó su cabeza.

-Por cierto osito, tu novia vino a jugar contigo.

El niño se sonrojo.

-¡Marinette no es mi novia! Es mi secuas.

La mujer sonrió con burla.

-Yo nunca dije que fuera Marinette.

Adrien apretó sus dientes.

Algún día le ganaría a su madre.

-¿Le digo que se vaya?

Adrien miró como sus amigos lo ignoraban y negó con una sonrisa.

-No, voy a jugar con ella. En la escuela me dijo que tiene una muñeca nueva y quiero jugar con ella.

-No digas éso a lado de tu padre jamás.

Y se fue a jugar con Marinette aunque para su mala suerte Alya estaba con ella y le tenía un poquito de miedo.

Continuará...
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¡Hola!

¿Sólo a mí mi madre me ponía sobrenombres vergonzosos o es algo normal?

Espero que les haya gustado el capítulo.

Gracias por su tiempo.

Volveré...

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