Capítulo 11

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No obtuve respuesta hasta que la semana se cumpliera.

"¿Puedes ver el cielo reflejado en mis ojos? Posdata: qué lindo cabello, Sasuke.

-Ino princesita-"

Sus irises, perfectamente azuladas. Creí que serían ojos de muñeca, por lo largo de sus pestañas y lo colorido de sus cuencas. En ese par de orbes podía ver más allá que el cielo, podía ver las olas salvajes del mar y mariposas revolver sus alas para volar.

Una maravilla. Tengo que admitir, bajo mi propio delirio, que sus ojos son hermosos, si fuera pintor me gustaría pintarlos. Arriba de ellos, se filtraban dos cejas rubiesillas, manejadas con elegancia.

"Un día un hombre ciego de nacimiento, pidió a Dios que le otorgara el don de la vista. Dios conmovido por su fe, le concedió dichoso deseo, repitiendo que debía entregar sus ojos a su propia salvación y alejarse del pecado. El hombre, necio, cometió el error de enamorarse de una joven doncella que había entregado su vida a otro. Pero él estaba tan enamorado del mar azul de sus órbitas, que no soportó haberle fallado a su Dios misericordioso, y con culpa se sacó los ojos, sumergido en absoluta oscuridad.

-U.S.-"

Fue como confesarme por medio de una parábola inventada, donde aceptaba amar su mirada.

"Tus ojos son tan negros, como los de aquel hombre ciego. ¿Acaso te enamoraste de los míos?

-Ino princesita-"

Al parecer Ino descubrió mi intención sin ningún tipo de dificultad, provocando un molesto bochorno en la parte interna de mi estómago.

"Seamos más directos y dejemos de lado la palabrería cursi y las metáforas.

-U.S.-"

.

"Tan amargado. Estoy de acuerdo entonces. Te entregaré la siguiente foto hasta la próxima semana... ¿no estás impaciente por verme?

-Ino princesita-"

Ignoré su comentario. No me importaba lo que pudiera especular, yo solamente esperaba terminar con esa estupidez lo antes posible y regresar a mi vida normal.

En tal caso, cuando el día propuesto llegó, me vi envuelto en un tipo impaciencia inaudita, misma que me obligó a abrir el correo apenas las clases en el instituto concluyeran y regresara a casa.

"Cabello. Ojos. Todo listo. Y Ahora nariz y mejillas.

-Ino princesita-"

Su piel era blanca, no un blanco pálido o descolorido, sino un tono níveo. La nariz lucía pequeña y respingada, con un tenue color rosado en la punta, haciendo que su aspecto fuera sumamente juvenil. Por iniciativa propia y con ayuda de un editor, sobrepuse la fotografía de sus ojos con la más reciente; ambas parecían armar el puzzle.

Tragué saliva al percatarme de lo que observé, repitiéndome varias veces que era un completo chiflado por estar haciendo esas cosas, y regañándome por la conmoción que oprimía hasta al fondo de mis costillas.

Ella es linda, muy linda. Todavía no tenía una idea firme sobre cómo serían sus labios, pero aún así podía determinar que Ino de verdad era una chica preciosa. Ella tenía ese algo especial que me impedía dejar de verla.

Un hechizo. Seguramente me hechizó.

Y, para tratar de cumplir con mi parte, le mandé la captura de mi nariz y mejillas.

Lamentablemente, ese hecho no salió nada bien. Fue mucho más pusilánime que otras veces, pero tampoco estaba dispuesto a tomar otra foto.

"¡Sasuke, eres tan lindo! ¡Tus cachetitos están rojitos! Me dan ganas de apretarlos y estirarlos.

-Ino princesita-"

.

"Itachi me descubrió tomándome la foto... por eso el sonrojo... Esto es ridículo.

-U.S.-"

Al viernes siguiente, cambiamos fotos de nuestros labios, sin ninguna leyenda que acompañara la imagen. Los labios de Ino figuraban como rubís, y me dio la impresión de que ése era su color natural. 

Mordí los míos, casi cautivado por ellos. Comencé a fantasear torpemente en la sutileza de sentir su tacto, y en el dulce sabor que probablemente tenían.

Su aliento debía ser tibio, su aroma tendría esa fragancia de las más bellas flores. Moví mi cabeza para despejar aquellos deseos mundanos. 

"Ahora quiero que seas tú quien envíe la foto primero.

-Ino princesita-"

No encontré caso en oponerme, Ino era muy necia cuando algo se le metía a la cabeza, llegué a saberlo.

No quisiera admitirlo, y de hecho me repulsa hacerlo, sin embargo, para tomarme la foto final, intenté verme un poco más decente. Peiné mi cabello y lo ordené hacia atrás, humecté mis labios para evitar grietas y comprobé que mis facciones no tuvieran rastro de imperfecciones.

Imité varias poses antes de apretar el botón de captura. Cuando me percaté de lo muy estúpido que me veía haciendo eso, tomé la fotografía simplemente.

A pesar de que estuviera dubitativo en un principio, la foto me gustó. No era una persona especialmente fotogénica, pero creo que lucía bien.

"Aquí está. Descuida, comprendo si terminas amándome; soy alguien genial.

-U.S.-"

.

"¡Woooaah! Es justo como te imaginé, con el ceño fruncido, con esa cara que demuestra que estás enojado con la vida sin ninguna razón.

-Ino princesita-"

.

"Hnm. Envía tu foto de una buena vez.

-U.S.-"

En ese mismo instante la recibí.

Ella era Ino. Como la imaginé. 

Un Destino Para Los DosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora