Capítulo 81

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Finalmente, existe un destino para los dos. ¿O para los tres?

De todos los giros inesperados que tenía el destino para sorprenderlo, jamás esperó una noticia como aquélla; ni en sus sueños más extraños. Por supuesto, estaba acostumbrado a la soledad, al dolor, a la traición y a renunciar constantemente a sus deseos. Podía vivir con ello, porque de alguna manera que no podía explicar, siempre conseguía levantarse y seguir adelante. Se decía a sí mismo que mientras Ino permaneciera a su lado, nada podría ser lo suficientemente grande para lastimarlo de nuevo. La única persona capaz de herirlo hasta la muerte era Ino misma, pero Sasuke estaba totalmente seguro de que eso nunca sucedería. Ino lo amaba tanto como él a ella.

Sin embargo, todavía no estaba listo para enfrentarse a una situación que cambiaría su vida de una forma descomunal. No estaba preparado mental ni emocionalmente. En su interior, una poderosa carga de sentimientos lo acongojaron, no sabía si estaba furioso o lo contrario; a decir verdad, en ese instante era un manojo de nervios viviente.

Tampoco sabía si eso era algo bueno o malo. Lo único de lo que estaba seguro es que las cosas nunca más regresarían a ser como antes.

—Sasuke... ¿Qué haces aquí?

—Ino.

El aire entraba lento a sus pulmones, a pesar de que su pecho subía y bajaba con rapidez, respirando precipitadamente. Las piernas le temblaron y las manos también. Sasuke sentía las gotas de sudor extendiéndose desde la frente hasta el cuello. Miró a Ino fijamente, sin demostrar sus expresiones alteradas. La rubia también lo observó en silencio, esperando a que él dijera algo más, pero solamente reinó el silencio. Entre ellos se creó un tipo de aura incómoda e inusual para ambos.

Sasuke tenía tantas cosas en mente para preguntarle, pero no dijo nada. Pasó una mano por detrás de la nuca y viró los ojos a un lado, jugando con su lengua de forma nerviosa en el interior de su boca, como esperando formular una oración coherente, algo que le explicara a Ino por qué él se encontraba allí, en Sapporo. Entonces, se acercó despacio hacia ella, pisando torpemente la punta de sus sandalias, y la abrazó. Ino separó los ojos y abrió los labios ligeramente.

—Sasuke —pronunció entre pausas pequeñas.

—Te extrañé.

"Te extrañé tanto que pensé que iba a morir". De todo lo que tenía que decirle, eso era lo más sincero. La pegó más a su cuerpo y apretó sus brazos para que ella no pudiera escapar, aunque Ino no tuviera ni la más mínima intención de hacerlo.

Las cosas podrían tornarse muy complicadas desde ahora, mucho. Pero definitivamente, no iba a renunciar a Ino.

...

La rubia lo guio hacia el interior de su hogar sin emitir ningún sonido, simplemente tomó de su mano y lo obligó a entrar. Una vez dentro, lo soltó rápidamente, cosa que hizo que Sasuke frunciera el ceño, sin entenderla. ¿Acaso tenía la peste o por qué evitaba su contacto? Trató de no enojarse, avanzando por detrás de la rubia. La casa donde vivía Ino con sus padres en Sapporo era muy grande, a diferencia de lo que él se imaginaba cuando la escuchaba hablar. Tenía una fragancia muy abundante a flores que, ciertamente, no resultaba del todo agradable para él; le provocaba cierto cosquilleo en la nariz que lo hizo estornudar un par de veces. Ino no se dignó a mirarle ni una sola vez mientras avanzaban por los pasillos, y daba la impresión de que evitaba hacer cualquier clase de ruido. El silencio de Ino era la cosa más perturbadora en todo el mundo, era el arma más potente que podía emplear en su contra. Sasuke apretó el puente de la nariz, observando su espalda y sus anchas caderas ir de un lado a otro al caminar, prestando atención de vez en cuando en las fotografías colgadas en la pared, seguramente algunas de ellas fueron tomadas por Ino, y pensar en eso le gustó, aunque el gusto duró lo mismo que un destello al toparse de nuevo con esa inusual frialdad de la rubia. En medio del camino, justo donde empezaba la segunda planta, se encontraron con un hombre alto y corpulento de cabellera platinada, quien examinaba con dureza a Sasuke, probablemente se trataba de su padre. No obstante, Ino ni siquiera permitió que se presentara. Ella se excusó con el hombre y llevó a Sasuke escaleras arriba, rumbo a su habitación, en donde Ino finalmente se permitió suspirar, como si todo ese rato hubiera contenido el aire.

Un Destino Para Los DosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora