Capítulo 57

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Para salvarme, debes salvarte tú.

Internamente, era un desastre. Físicamente, era aún peor. Se sentía como si estuviera enferma, porque su cuerpo temblaba ligeramente cada dos minutos, y ni siquiera sabía si era a causa del frío o no. Y pensó nuevamente en la espalda de Sasuke.

Cuando el chico se giró para entrar en el departamento, Ino había notado las marcas rojas en su espalda, que la sangre ya había traspasado la tela de su ropa. También fue capaz de mirar un poco hacia el interior, deshaciéndose casi al instante cuando los cristales y la cerámica cubrían en pedazos el piso. Entonces su cabeza se llenó de un dolor intenso que la hizo casi llorar.

Había visto a Sasuke, percibió su sufrimiento y desesperación, y tenía ganas de abrazarlo y decir que ya nada importaba, que ella jamás se alejaría de él. Pero, ¿no estaba ella también herida?

Él mintió, mintió descaradamente. Y sin embargo, a Ino ya no le importaba recuperar su maleta, la verdad. Si era sincera consigo misma, a veces ni recordaba que había perdido sus cosas, porque Sasuke se encargó de remplazarlo todo; todo, completamente todo. ¿No estaba siendo también egoísta?

Se alejó de Sasuke otra vez, de nuevo cuando él necesitaba de ella. Era una cobarde, una estúpida.

Ino continuó caminando por las oscuras calles de París, si saber exactamente hacia dónde se dirigía. Contempló la maleta purpúrea a sus pies y sonrió sarcástica. Aquella maleta le había costado la ruptura con Sasuke.

Sasuke no conocía su historia, por eso no podía imaginarse, ni un poquito, el caos que sufrió su mente al no tomar su medicamento. Los primeros días de insomnio fueron terribles, y la ansiedad estaba por provocarle un ataque de pánico. No obstante, nada fue para mal, porque gracias al insomnio ella pudo observar a Sasuke dormir y acariciar sus mejillas para entender que estaba perdidamente enamorada de él. Nunca sufrió un ataque de pánico, porque Sasuke estaba ahí, de alguna forma, a su lado, acompañándola. Con el tiempo fue olvidando que tenía que tomar una pastilla al día para sus nervios, y dejó de necesitarla hasta sentirse bien. Sasuke la salvó.

De todas formas, Sasuke no tenía la culpa. Ella nunca le contó sobre su estado emocional. Pero, ¿no era que Sasuke solamente se preocupaba por sí mismo? Nunca le dijo porque él no había mostrado interés en ella, y las veces que trató de hacerlo, él evadía el tema.

Ino arrugó la frente. Ella no era la egoísta, Sasuke sí. Bien merecido que lo tenía.

—Cielos... soy de lo peor —se mordió el labio inferior con tanta fuerza que se le puso blanco.

Sasuke no merecía sufrir. ¡No! La culpa la atormentó por tan terribles pensamientos, ella jamás querría volver a encontrar a un Sasuke infeliz. Tendría que volver con él y conversarlo, sin impulsos ni melodramas.

Ino suspiró. Primero tendría que buscar un lugar donde pasar la noche.

Giró por una esquina, le sorprendía bastante que las calles estuvieran casi desiertas, la única persona caminando era ella. Un escalofrío recorrió por su cuerpo, en verdad se sentía inmersa en un ambiente tétrico, entre tanta oscuridad.

Y no pudo sino asustarse, cuando escuchó el sonido grueso de unos pasos detrás de ella. Eso la alarmó, y aunque echó una mirada por encima del hombro, no encontró nada. Quizá sólo eran imaginaciones suyas.

Al minuto, descubrió que las pisadas se volvieron más fuertes y cada vez más cerca. Se escuchaba el terrible eco de unas botas chocando contra el suelo. Ino se aferró a su maleta y caminó más deprisa. Las pisadas la imitaron también.

Un Destino Para Los DosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora