Smile part. 2

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“La carta completa de Mary E”

Asunto: La entrevista del año pasado

Todavia tengo mucha vergüenza por el modo como te traté cuando me visitaste. Espero comprendas que no tuviste nada que ver con esto, fue por mis problemas… creo que hubiera podido ser más amable y espero que me perodnes. Tenia mucho miedo.

Me siento acosada. He vivido así durante 15 años. El perro viene a mí en mis sueños, cada noche. Se que parece mentira, pero es cierto. Hay algo, un color, algo que hace que las pesadillas que tengo no se parezcan a ningun sueño que hubiera tenido antes… ya no recuerdo tanto los sueños que tuve antes. En mis sueños, nunca me muevo. Nunca hablo. Simplemente estoy mirando la escena de esa foto horrible, veo la mano, veo el perro y el perro habla.

He pensado qué hacer durante mucho tiempo… he tenido mucho tiempo para pensarlo. Me imagino que se lo hubiera podido enseñar a algun compañero, a algun extraño, incluso a Terence aunque la diea no me gustara. Cada noche durante quince años, smile.dog ha venido a mis sueños y me ha exigido que difunda la palabra palabra y entonces, si el perro cumple con su palabra palabra, me dejara en paz.
Lo que me detiene es pensar en lo que haria si me miente y si no la cumple. ¿Y si todo se pone peor después de que lo obedezca, entonces que?

Asi que nunca le he hecho caso. Durante 15 años mantuve el diskette escondido entre mis cosas. Todas las noches viene y me exige que difunda su palabra palabra. Pero yo he aguantado. Muchos de mis amigos del foro, los que vieron el archivo, dejaron de postear y leugo se mataron. Otros simplemente desaparecieron y no supe más de ellos. Son los que mas me preocupan ¿que decidieron? ¿le hicieron caso?

Perdoname pero cuando hablaste con mi esposo y acordaron una cita yo sentia que al fin me iba a volver loca. Habia decidido darte el diskette. Ya no me importaba si el perro estaba mintiendo o no, queria que todo terminara, como fuera. Tu eres un extraño, alguien de quien no tengo idea de su vida y con la que no me siento obligada a nada. Por eso pensé que sería mas facil, dártelo para tu investigación y que no me importara que fuera a pasar contigo. Pero antes de que llegaras me vi en el espejo y me di cuenta de lo que estaba haciendo: estaba apunto de arruinar tu vida para siempre.

No pude soportarlo, todavía no puedo. Tengo mucha vergüenza de lo que estuve a punto de hacerte y todo lo que espero es que esta advertencia haga que recapacites y dejes de buscar el archivo. Porque puede que te encuentres con alguien mas débil o más inconciente y no dude en obedecer sus palabras las palabras. Todavia estas a tiempo de detenerte.

Sinceramente, Mary E.

Terence me llamó unos días después, estaba en la ciudad y quería verme, lo cité en un café. Mary se había suicidado. Después de cremarla, había decidido revisar sus cosas, sus cuentas de correo y su ordenador. Fue hasta que me contó que había dado con el email que su esposa me mandó, que me di cuenta del verdadero estado en el que se encontraba: era poco lo que quedaba del carácter afable y seguro con el que me había encontrado el año pasado. Me pidió que hiciera caso de lo que su esposa me había advertido. Había encontrado el diskette, etiquetado simplemente como dog, en una estantería, en medio de un libro. Lo había roto y le había prendido fuego hasta volverlo nada más que un pedazo de plástico negro y retorcido.

—Silbó— me dijo. Noté su rostro palidecer mientras intentaba tragar saliva y luchaba por explicarme, por encontrar las palabras correctas para explicarme, —la cosa silbó, la cosa…—, trató de disimular el tono de su voz el temblor de sus manos, dándole un trago a su taza de café: —… la cosa aulló cuando se estaba quemando…—. Noté el cambio en su cara, conforme se daba cuenta de lo que me estaba diciendo —como, como si fuera un animal, vivo.

Me conmovió, quizá demasiado. Tengo que admitir que no supe como manejar mi encuentro con Terence. Si esto era una broma, era una muy buena. Pensaba, para calmarme, que todo era un engaño. Parecían una pareja seria, pero hey, quién sabe, quizá sólo se habían estado divirtiendo. Luego encontré el obituario de Mary e incluso, encontré una pequeña nota que cubría su muerte en la sección policíaca de un tabloide de Chicago. Estaba muerta, al parecer, aunque ni la nota ni el obituario decían nada acerca de un suicidio.

Decidí abandonar definitivamente, mi pasatiempo, sobre todo porque estaba por finalizar el semestre y tenía que concentrarme en los exámenes. El mundo tiene formas extrañas de ponernos a prueba. Casi después de un año completo de que viera al esposo de Mary, recibí otro mail:

Para: jml@****.com

De: elzahir82@*******.com

Hola:

Encontré tu correo electrónico en una lista de correo. Tu perfil decía que estabas buscando a smiledog. Yo la vi y no es tan mala como todo el mundo dice. La adjunto. Hay que difundir la palabra palabras.

El fin del mensaje todavía me da escalofríos.

Mi cliente de eMail mostraba un archivo adjunto. Su nombre, como era de esperarse, era smile.jpg. Consideré si bajarlo o no. Era muy probable que fuese falso, todo lo que había pasado no volvía más probable otro resultado; además, aún no estaba completamente convencido de los dichosos poderes de un simple fichero. El caso de Mary E. me había sacudido, claro, pero, ¿no era una paciente psiquiátrica de cualquier forma? Además, ¿Cómo es que una simple imagen podría hacer lo que se supone que esta hace? ¿Qué clase de criatura es capaz de romper la mente de un ser humano usando como único medio, sus ojos?

Por otro lado, no todo podía ser una mentira, algo tenía que existir del otro lado de la leyenda. Si descargaba la imagen, si la miraba, si al final de todo resultaba que Mary se encontraba en lo correcto, si smile.dog venía a mí en mis sueños a exigirme que difundiera su palabra palabras, ¿qué haría entonces, viviría como lo hizo Mary, luchando con todas mis fuerzas durante el resto de mi vida, para no rendirme ante las ordenes de la criatura, hasta finalmente sucumbir a mi propia muerte o mi propia locura? Y si elegía el otro camino, ¿a quién le cargaría algo como esto?

En mi intención original, que era escribir un artículo corto sobre smile.jpg, había pensado que podía anexar la imagen como evidencia, pero en esos momentos no esperaba que cualquiera que leyera el artículo, cualquier interesado, terminara afectado. Asumiendo que el archivo adjunto en el mail, fuera genuino, ¿sería lo suficientemente malicioso como para salvarme a mí mismo de esta forma?

Varios días después recibí otro mensaje en mi correo electrónico, en el mail decía smiledog@**** y tenía adjuntada esta foto:

Esto se volvía más siniestro, ¿Quien diablos era ese?, ¿porque me había enviado una imagen peor que la anterior?
Me asuste tanto que nunca más tube el valor de recibar los mensajes de esos remitentes extraños.



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