Deje caer la mochila de mi hombro, en el instante en el que entre a mi habitación, y le permití a mi cuerpo relajarse, tendiéndome a lo largo de la cama, por primera vez me sentía agotado mentalmente, y era patético, tomando en cuenta que apenas llevaba una semana de clases. Odio admitir que esto no tiene nada que ver con el instituto, sino con esa enana rubia que parece dejar un rastro de arcoíris y ponis por dónde camina, es fastidiosamente infantil. Además de que ya me tenía arto su insistencia por meter las narices donde nadie la llama. ¿Podría ser que divulgara lo de Eddie? No, no creo. Además ese no era el mayor de mis problemas en estos momentos, sino, ¿realmente podía escuchar lo que pensaba? Había algo de lo que definitivamente no dudaba, y eso era mi capacidad de percepción, jamás dejaba pasar un detalle por alto, y el hecho de que esa chica repitiera las mismas palabras que yo había pensado, no podía ser una coincidencia, pero era imposible, la simple idea de que la telepatía exista incluso con el uso de la tecnología está científicamente vetada. Pero… ¿podría ser posible? ¿Por eso salió huyendo de repente, acaso volvió a escuchar lo que pensé? No, ¿Qué estoy diciendo? Es ridículo. ¡Ah, que molesta es esa niña!
Me levante de la cama, y camine a la biblioteca familiar, a ver si encontraba algo con lo que entretener a mi cabeza, pero me detuve a la mitad de mi camino cuando escuche ruidos en la cocina. Eddie estaba, literalmente, achocada debajo de otro cuerpo en la isla de la cocina, y las manos de ambos no estaban limitándose en explorar el cuerpo de otro. Suspire con fastidio y di zancadas apresuradas para cortar el rollo que tenía delante mío, estaban tan entretenidos en sus “asuntos” que les tomo completamente por sorpresa, el hecho de que tomara por el cuello de la camisa al idiota que tenia encima mi hermana, alejándolo de ella, y arrastrándolo a la puerta de la cocina.
— ¡Oye! ¿Cuál es tu problema, hermano?—me reprocho este.
—Dime, ¿Cuál es tu nombre, “hermano”?—lo empuje ligeramente contra la puerta soltando su camisa.
—Me dicen Gran J—contesto orgulloso, inflando su pecho y levantando el mentón.
—Bien, “Gran J” contesta ¿Qué edad tienes?
—Diecinueve.
— ¿Ah sí? Pues ella tiene catorce—señale a mi hermana, quien me acribillaba con la mirada y mantenía sus brazos cruzados sobre su estomago—así que si no quieres un pase directo a una celda con todos los gastos pagados, te aconsejo que te largues de una buena vez.
El tipo, me miro a mí y a mi hermana una última vez antes de salir corriendo por el patio trasero, era sorprendente ver como no se caía, tomando en cuenta que llevaba los pantalones por debajo de sus glúteos, o su trasero, por decirlo de otra manera.
— ¡Genial! Te lo agradezco Cameron—comenzó a quejarse Eddie.
—Es todo un placer para mí, ayudarte a no cometer estupideces.
—Seguro, ese tipo se encarga del mejor club nocturno de la ciudad y ahora por tu culpa no me dejaran entrar.
— ¿Hablas de aquel sitio en el que solo consiguen entrar las personas con identificación?—ironizase y Eddie rodo los ojos.
—Tenemos casi la misma edad.
—Catorce para diecisiete… te fallan las cuentas hermanita.
—Vamos en el mismo instituto—me recuerda con fastidio.
—Oh claro, Meredith Tuesta, niña genio que consigue adelantarse un grado—trate de imitar la voz de un presentador.
—Sabes que me purga que me digan Meredith.
Sonreí gustoso, lo sabía.
—Además—continuo—sí voy adelantada un año, puedo hacer más cosas que las chicas de mi edad.
—El hecho de que seas buena con las cuentas y los ensayos, no quiere decir que seas lo suficientemente madura como para saber lo que haces, y sabes que tu memoria fotográfica tiene mucho que ver en esto.
— ¿Alguna vez te han dicho que eres un idiota?
—Sí… o espera…no, no porque yo, si uso mi cerebro.
— ¡Pues debiste usarlo el día que se te ocurrió conducir!—grito finalmente con coraje y en ese momento se produjo un silencio tan ensordecedor que dolía.
Eddie salió de la cocina quitando las lagrimas que le colgaban en los ojos, mientras yo sentía lo difícil que era pasar la saliva por mi garganta en esos momentos.
—Cameron—mi padre se aproximo hasta mí. No sé cuánto tiempo llevaba escuchando la conversación entre Eddie y yo, pero por su expresión, es seguro que escucho eso lo ultimo—sabes que no tienes la culpa de nada.
—No, ella tiene razón, debí pensar más.
Salí por el mismo camino que mi hermana tomo, y me encerré a leer en la biblioteca el resto de la tarde.
***
Yo sé, yo sé, esta cortito, pero es para que más o menos se den una idea de la situación de Cameron y cómo piensa con respecto a Anette y básicamente todo a su alrededor. Como verán, aún no ama con el corazón a nuestra protagonista (o no se acuerda.-.) buajajaja quien sabe, pero SI piensa en ella.
Bien Frickis se las debía por no subir capitulo a tiempo. Ya saben capítulo dedicado a otra comentarista mía, super super linda :3
Amm y por ultimo MUCHAS MUCHAS MUCHAS GRACIAS, por todo su apoyo, sus comentarios y votos en verdad, me enloquecen de felicidad los quiero demasiado.
Yo soy Frick-A y nos leemos a la próxima.
Paz.
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Despertar.
Teen FictionDespués de que Cameron desaparece, Anette experimenta otra clase de depresión aun más fuerte que la que vivió con Mauricio, el chico que le destrozo el corazón al engañarla. El verano termino, así como la magnífica historia que Anette vivió. Nada qu...