5.- Qué tu dijiste... ¿Qué?

254 24 10
  • Dedicado a Yesenia Arevalo
                                    

Cerré mi casillero y mire a un lado y otro para comprobar que tenía el camino despejado, antes de atreverme a caminar junto con la demás gente.

— ¿Qué se supone que estás haciendo?—Luisa me hizo brincar del susto.

—Camino—conteste a secas.

— ¿Por qué susurras?

—Es que… hay demasiado ruido.

— ¿Y porque llevas gorra y lentes?

Me pare en seco y voltee para encararla.

— ¿Te la vas a pasar criticándome?—reproche.

—Cambiare mis preguntas por una sola, ¿de quién te escondes?

Solté una carcajada echando la cabeza hacia atrás.

—Puff, esconderme ¿yo? Para nada—hice un gesto con la mano, para restarle importancia.

Luisa enarco una ceja y se cruzo de brazos mirándome con escepticismo. Como odio la mirada persistente de Luisa.

—De un chico—conteste su pregunta a regañadientes.

— ¡Aja! Lo sabía—grito victoriosa.

—Shh, baja la voz.

— ¿Y de quien? Vamos, dime de quien te escondes.

—NO.

Alzo las cejas persuasivamente y sonrió ampliamente como el gato Cheshire.

— ¡Dime!

Rodé los ojos resoplando. Dios, yo y mi entorno de amigos.

—Cameron—le susurre a gritos con resignación.

— ¡Oh! Ya decía yo, los rumores eran ciertos, admítelo An, estas que mueres por el guapísimo nerd—sacudió mi brazo con euforia—lo sabía, lo sabía, LO SABÍA.

—Bueno, sí, ya lo admito.

Sería más fácil explicarle a mi amiga algo creíble, como por qué me oculto de un chico que me gusta a por qué me oculto de un chico cuyos pensamientos retumban en mi cabeza.

Ya podía sentir a mi amiga bombardeándome con preguntas de cuando surgió mi “amor” por Cameron, pero no era amor, era miedo, ese sabelotodo me dio escalofríos desde la primera vez que lo vi. A veces me pregunto si pertenece a este planeta. El celular de Luisa sonó melosamente,  con el ringtone del Pollito Pio, y se apresuro a contestarlo, no duro ni un minuto pegado en su oreja.

—Debo ir al gimnasio, pero te veré en el almuerzo, quiero todos los detalles de tu repentino amor por el sexy nerd—me hizo un giño.

— ¿Qué no era guapísimo?

—Es igual, esta comible.

Desapareció por el pasillo con una sonrisa en su rostro. Negué  divertida, ¿Qué haría yo sin el entusiasmo tan peculiar de Luisa?, pensé.

—Es mi imaginación, o hoy te vez un poco menos cuerda—, alguien me dijo. No, no alguien, Cameron me hablo, en mi cabeza, otra vez.

Mire hacia todos lados, y por sobre las cabezas de algunos, hasta que alcance a verlo, recostado sobre su casillero, sus cafés y fuertes ojos me miraban fijamente.

Vas a necesitar más que una gorra y lentes, para esconderte, niña rubia—dijo fríamente.

Quise correr en dirección contraria pero choque con alguien, quien me sujeto a tiempo, antes de que me estampara en el suelo.

Despertar.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora