Capítulo 2: Codicia

76 4 0
                                    




Me quedé parado contemplando aquel bello amanecer, el viento soplaba detrás mío y movía mi cabello, mechones de mi cabello se ondulaban, cuando los vi apenas caí en cuenta que tenía el cabello de color verde, un color peculiar me pareció, pero ¿qué sabía yo de eso?; me había dado cuenta de que necesitaba mucha información, pero no sabía dónde comenzar. Me di media vuelta y me disponía a irme, pero sentí la brisa mañanera por mi cuerpo y me pareció muy agradable, tenía los brazos sucios y supuse que la cara aún más, así que me acerque al lago y empecé a limpiarme, cuando acabe vi mi reflejo en el agua, mi cabello era de un color verde pasto y mis ojos igual, no recordaba cómo era mi rostro, pero era... bien parecido.

Deje de adularme y me pare, camine hacia el templo, Angela se asomaba por la puerta, tenía el ceño fruncido y creo que me esperaba. Cuando me acerque al templo ella vino hacia mí.

-Tus damas ya fueron atendidas señor, ¿algo más? - Me dijo Angela en tono irónico.

- ¿Porque estas molesta?, ¡las salvamos! - Le respondí con alegría

-Estuve resguardando este lugar durante años, no quiero convertirlo en un albergue. -

- ¿Y porque no?, hay salas y salas vacías, ¿porque no ayudar a los demás si lo podemos hacer? -

-Porque... no, la gente ahora solo piensa en ella, no sé de qué son capaces. -

- ¿Y yo?, ¿no confías en mí?, creo que, en tiempos como estos, donde esas cosas andan sueltas. - apunte hacia el bosque donde la luz de la mañana dejaba ver los cuerpos de las bestias. - deberíamos estar más juntos que nunca.

Angela suspiro y volteo a ver el lago mientras me hablaba.

-Los humanos... tan unidos, está bien hombrecito, tu gana. - Después de decir eso Angela soltó una sonrisa tan natural y hermosa.

-Sabes, deberías fruncir el ceño menos, tu rostro es muy boni....- Aquí me di cuenta de que estaba diciendo lo que pensaba.

- ¿Dijiste algo? - Pregunto mientras volteaba a verme de nuevo

-No, no, en absoluto. - Respondí ocultando mi nerviosismo, alegrándome por mis adentros que no estaba prestando atención.

-Bien, será mejor que tu hables con ellas, conmigo solo se quedan embobadas viéndome. -

-Si, está bien. -

Entramos en el templo y lo primero que veo es aquella chica que cayo inconsciente apuntándome con una escopeta, levanté las manos y le sonreí a Angela con nerviosismo y ella solo se veía tranquila. Cuando apenas iba a hablar, la chica tomo su arma, la volteo y me la entrego mientras inclinaba la cabeza.

-De donde vengo los guerreros que son salvados en batalla por alguien deben entregarle su arma en señal de agradecimiento, por favor, acéptala. - Me dijo la chica mientras me acercaba el arma.

Voltee a ver a Angela y me hacia el ademan de que la tomara. Supuse que si la rechazaba sería una falta de respeto hacia ella. Así que solo la tomé y le dije:

-Muchas gracias y no fue nada. -

Cuando la chica se paró pude verla mejor que hace un rato, era alta (al menos para mí), tenía el pelo castaño y ojos cafés, era de tez morena, llevaba una armadura de cuero con hombreras de metal.

- ¿Estas mejor?, ¿cómo está tu amiga? - Le pregunte a la chica.

-Si, estamos bien, ella nos curó. - Me contesto señalando con los ojos a Angela

-Mag, deberías ver que necesitan y hablar con ellas, yo por mi parte iré a ver unas cosas, con la energía de vuelta creo que me divertiré un rato con algunas cosas. - Dijo Angela mientras se iba flotando a la habitación de control.

Llamado del destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora