Me llevaron a la enfermería para sanarme. Aquel lugar no tenía mucho de especial: era un simple salón con muchas camas. El que atendía a todos era un viejo con algunas muchachas como ayudantes. Nunca le pregunté su nombre ni él el mio. Sólo me vio, le dije dónde dolía y comenzó el tratamiento sin apenas verme, todo eso mientras seguía escribiendo en un libro que tenía. De todas sus ayudantes solo me ayudo una, su nombre era Ana. Ella me dio el ungüento y las vendas, también quería ponérmelo, pero a la verdad es que me daba mucha pena. Cuando terminé me fui de ahí. Sentía mucho alivio en las partes donde me había untado la medicina. Desconocía de qué estaba hecha, pero fuera lo que fuera servia muy bien.
Tuve que contarles a Lyra y a Minerva sobre el combate. Lyra me comentó que Marcus era el más fuerte entre ellos y que por eso todos estaban tan sorprendidos de que le ganara en su propio juego. Terminamos de hablar y comenzaba a atardecer, debíamos ver dónde me quedaría. Minerva se puso a pensar, pero se negó. Decía que si su padre me veía pensaría mal. Fue entonces cuando Lyra propuso que me quedara con ella y acepté en vista de mis pocas opciones. Les pregunté el nombre de la edificación en la que estábamos, que si era un ayuntamiento o algo así. Me contaron que se llamaba "La pirámide" y tenían razón; su forma le daba totalmente el nombre. En este lugar se llevaban a cabo juntas sobre el pueblo, además de entrenar a los novatos. También me dijeron que Sirius era el jefe de todos, no sé por qué no me sorprendió. Otra cosa que cuestioné fue mi rápida aceptación, Lyra dijo que no había problema ya que, de igual forma, estaban buscando aliados que ayudaran para la causa, además yo venia de recomendación de ella así que eso me daba más facilidad para unirme.
Bajamos por las largas escaleras y cuando finalmente llegamos abajo, Minerva tomó otro camino hacia su taller. Nos despedimos de ella y seguimos nuestro camino.
Mientras andábamos pude ver mejor el pueblo; noté que ya no había nadie en la calle y deduje que era por los recurrentes ataques, se le comenté a Lyra quien me dio la razón.
Cuando llegamos a su casa pude ver que era igual a las otras, no es que esperara algo más, la verdad es que a mi me hubiera gustado tener una así. Lo que si esperaba ver era a su familia, pero al entrar sólo había un chico limpiando. No parecía tener más de trece años.-Ya te puedes marchar, Samuel. Gracias por cuidar mi casa.- Dijo Lyra al chico.
El muchacho me miró extraño, pero después volteó nuevamente hacia Lyra.
-No fue nada, pero recuerda que me prometiste ayudarme con mi tiro con arco.- Se le acercó a la oreja y le susurró algo.
Para ser sincero, pude escuchar todo. El chico le dijo, "No sabía que ya tenias novio, me lo esperaba más alto en realidad". Después de eso Lyra le dio un golpe en el hombro y el chico se fue. Que buen oído tenía.
Miré alrededor; había una escalera que llevaba a la parte de arriba mientras que en la parte de abajo estaba el comedor y la cocina. Por descarte, di a la conclusión que el dormitorio se encontraba arriba.
-Puedes usar mi cama, yo dormiré aquí abajo.- Me dijo Lyra.
-¿Cómo?, ¡estás loca!.- Exclamé.- Es tu casa y además ya mucho tengo con que me hayas dejado quedarme. Me niego totalmente.-
Al principio se sorprendió, pero después rió e hizo ademán de que hiciera lo que gustara. Así pues, dijo que iría a dormir ya que se encontraba muy cansada, por mi parte le avisé que saldría a pasear y volvería después. Lyra asintió, subió por la escalera y recogió algo para después tirármelo. Lo atrapé, pero antes de preguntarle qué era se fue. El objeto estaba envuelto en un pedazo de cuero y al desenvolverlo me di cuenta que era un puñal de hueso. El puñal era bastante grande además de pesado, venía con su funda y me lo coloqué en el cinto. Sin más, salí de la casa.
ESTÁS LEYENDO
Llamado del destino
FantasyUn joven despierta tras estar 500 años dormido a un mundo que fue conquistado por los Krijeses, ahora junto a su salvadora deberá liberar el mundo de estos seres.