Parte 4: "Intocable"

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—Mira Snow éste es un rompecabezas —se sentaron en una esquina — ¡Snow mira éste rompecabezas!, ¡Es de gatitos en una cubeta!, ¡Son muy lindos!, ¡Son hermosooosss!—dijo ella con una voz tierna. Cerrando los puños en sus cachetes. Emocionada. Las piezas estaban en una bonita caja de madera —.
—Mmm bueno… Sí, es cierto —aceptó él condescendiente, conmovido por Mar —.

Ella se ha quedado como una niña sacando los trozos del tablero.  
Muy bien erguida sobre sus piernas cruzadas, y sus pies desnudos.
Snow estaba demasiado cerca…
Y su pierna era una tentación demasiado grande…

“Estas muy cerca, ¿Porqué no tocas sus piernas?”…

Le dijo una voz, pero ésta vez, era otra.

“No lo voy a hacer” …
Respondía él, un segundo después de escucharla.

“¡Y luego te vas a arrepentir!”

Replicó la voz sugerente, con un tono molesto, y se alejó.

No pudo evitar detener su mano, se fueron a sus piernas.
Pero a tres centímetros antes de que sus dedos la tocaran, un ruido y un zumbido potente le electrocuto la mano.

 Fue un sonido muy fuerte, que fue directo a sus oídos. Ruidoso y amenazante.

Pero no le dolió.
Se sorprendió bastante. Quedó asombrado, y  no dijo nada.

Miró su mano afectada. 
Mar seguía perdida con los dados de madera…
Su perfume dulce era más fuerte…
—Mira Snow, éste es el ojo del gatito, ¿Podrías dibujarlo? —levantaba una pieza a la altura de sus ojos,  y lo miraba con un mechón en la cara —.
—Sí claro —le respondió él amable —.  
Ella se zambulló otra vez en la caja, con su rostro hermoso, perdido.
Ignorándolo, mientras sacaba etiquetas, y calculaba las piezas.

Y cuando sus ojos fueron a sus piernas,
 Después de sus ojos fueron sus manos.
Era una visión demasiado fuerte y adictiva.
Pero una electrocución le hizo retroceder los dedos  nuevamente.  Y esta vez, le dolió.

— ¡Auch!—
— ¡¿Qué te paso Snow?!—dijo ella de inmediato —.
—Nada — respondió tomándose las manos.  Tenía el corazón acelerado —.

“Vaya”
Se dijo para sí meditando.  Y masajeándose la mano afectada.

Ella miró su tablero. Lo ignoró así mismo, y volvió a la caja murmurando.
“dónde están las demás fichas “

Se miró las manos, realmente algo lo había electrocutado.

“¿Qué pasa Fel,  no puedes tocarla?”…

Dijo la voz. Miró hacia el techo, pero sabía que no iba a encontrar nada.
Ésta vez, la voz tenia tintes de una sonrisa. Y es más, luego,  rio por lo bajo.

Y armaron el rompecabezas.
Y se olvidó de sus piernas por un rato…
 

La Habitación de MarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora