El vidrio de aquel espejo ahora lucía quebrado, los pequeños retazos se incrustaron pedazo a pedazo en la tersa piel de Derek quien abría los ojos confundido, sin siquiera saber lo que había ocurrido, lo que hace tan sólo dos segundos ocurrió, simplemente contemplaba el vidrio roto decorar final líneas en la palma de su mano y como las gotas de sangre golpeaban el suelo en un tamborileo agotador y demasiado sonoro a sus oídos, sus pensamientos se hicieron silenciosos y no quiso darse la vuelta pero la mirada de Dustin era demasiada intensa como para ignorarla, pudo escuchar a la perfección como aquellos colmillos se deslizaban en sus labios listos para devorar la sangre que tenía sin embargo no pasó nada, Dustin bajó la cabeza como ya estaba acostumbrándose a hacerlo y apretó los puños. Tampoco entendía lo que hace segundos había ocurrido pero ya tenía aceptado que este Derek que tenía al frente era cruel y frío, que carecía de sentimientos y que era cubierto por un frío congelante en el alma, totalmente contrario al Derek del cual una vez se enamoró, aceptó que Derek ya no estaba.
Dustin se acercó a Derek y con cuidado retiró los trozos de vidrio roto de sus manos, lamió la sangre que decoraba aquella suave piel y con una sonrisa tan leve como imperceptible se disculpó por haberle hecho perder los estribos, Dustin dejó caer la mano del menor y decidió mirarlo a los ojos encontrando así, nuevamente, a un persona desconocida, a un ser humano que fue criado para matar, para ser letal y para ser su enemigo, echó un rápido vistazo en el espejo viendo la tristeza en su propio reflejo, algo más denigrante que la esclavitud. Se separó en silencio siendo seguido por la aguda mirada de Derek quien sentía como los recuerdos cada vez atormentaban su mente y aquel corazón que pocas veces latía tan fuerte volvía a hacerlo a un ritmo demasiado conocido para su mente pero completamente inusual para él.
— No te conozco — habló Dustin, soltando aquella mentira que le dolió tanto como la misma muerte — Tampoco me conoces, lo de hace un momento fue casualidad — su sonrisa se alzó tan melancólica como el atardecer — todo fue una casualidad, creo haberte confundido con otra persona.
Derek ladeó la cabeza confundido, de pronto aquel calor que sentía junto al moreno pareció crecer tan grande como el mismísimo cielo, su corazón volvió a latir fuerte, un estruendo que alertó a sus oídos que mandaron la orden a sus manos, la orden de buscar aquellas pastillas que lo neutralizaban, quería ser el de siempre, el inhumano que su padre deseaba. Retrocedió por el escozor en su garganta y la tristeza lo embargó a tal punto de tener un gran nudo que sólo sería liberado por el llanto, pero no era él ¿verdad? Derek nunca logró llorar, incluso su propio padre se lo dijo en una ronda de felicitación por su gran trabajo. El cuarto se le hizo pequeño y las manos escocían en un intento de abrazar al alto, un sentimiento que aún no estaba muerto del todo había renacido pero escogió el peor momento para reaparecer, Derek estaba confundido y Dustin empezaba a aceptar que perdió a Derek.
Justo en el momento en el que estaba a punto de rendirse, en el momento en el que Derek estaba a punto de revivir cada memoria junto al moreno, en ese preciso instante Erich abrió la puerta exaltado por el fuerte golpe que escuchó y el vidrio chocando al suelo fue suficiente motivación para correr e intervenir, Dustin sacudió la cabeza olvidando aquella escena, retrocedió lentamente hasta salir pero sin despegar la mirada de un Derek quien parecía ver lo infinito en aquella muerte viva, sus ojos no despegaron su mirada hasta que la puerta fue cerrada por Erich quien de un momento a otro comprendió lo que estaba ocurriendo, el dolor se hizo intenso y entonces caminó hasta el espejo roto abriendo la compuerta tras él y sacando aquellas pastillas que su padre le dejó por alguna emergencia.
El menor desvió la mirada hasta aquellas píldoras blancas y enormes y se rehusó a tomarlas, temía perder aquel momento, pero Erich inmediatamente enfureció y sacó tres pastillas en la palma de su mano y con la otra apresó el cuello de Derek inmovilizándolo y sin importarle cuanto luchaba o suplicaba se las metió en la boca y tapó su nariz para obligarlo a tragar, fueron siete largos segundos hasta que Erich escuchó como la garganta de su hermano bajaba llevando aquellas píldoras a su estómago donde inmediatamente hicieron efecto dejando al muñeco tal como estaba.
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Café y Vino tinto (BL)
VampireDespués del primer ataque de vampiros los humanos se negaron a inclinar la cabeza ante el miedo, se enfrentaron en una pelea de la que salieron victoriosos. Ahora los vampiros se volvieron las presas de humanos que hallaron la manera de esclavizarl...