Capítulo Noveno ~Jan~

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Cuando finalmente el tiempo estaba a punto de acabar así como la paciencia de Dustin, quien sentía una gran culpa al no haber protegido mejor a su amigo, era su culpa no haber luchado lo suficiente para que el menor escape y evitar esto, Jan era fuerte de espíritu pero su cuerpo parecía una pajilla, la delicadeza que mostraba era la misma que tenía, no soportaba bien los golpes y tampoco había estado más de un día enfermo, siempre hacían lo necesario para curarlo ya que sabía que si las cosas empeoraba éste era capaz de morir. Ahora todo aquel esfuerzo se desvaneció en cuanto Dustin  quitó su mirada de Jan, cuando dejó de cuidarlo por unos momentos; convencido de que quizá Sebastian  no sea tan mala persona como lo era Derek, pero se había equivocado.

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Hey, ¿volvió a enfurecerse? — preguntó Dustin  mientras abrazaba el delgado cuerpo de su amigo.

Ya no quiero — Jan se deshacía en llanto mientras ocultaba sus lágrimas en el fuerte pecho de Dustin  quien empezó a acariciar su cabeza — debo salir de esa casa… tengo miedo, Dustin.

Te sacaré, lo prometo — El alto hizo que Jan levantara la vista y lo viera directamente a los ojos para trasmitir la seguridad que profesaba a toda su familia — y en cuanto lo haga no dejaré que nada te haga daño, te protegeré como a mi propio hermano, lo juro.

Aquella tarde estaba tan nítida en los recuerdos de Dustin, cuando el sol seguía tan brillante mientras el suave viento de la tarde empujaba con delicadeza las hojas de los árboles que cubrían su escondite, el ligero murmullo de las aves los acompañaban y eran testigos de aquella promesa, la tierra se alzaba al compás de la brisa y la calmada aura que los rodeaba sólo era conocida por ellos mismos, demasiados envidiosos como para compartir aquellos momentos que valían oro.

~0~

El dolor, la impotencia y la culpa lo estaban matando, Nele lo veía preocupado mientras sus manos mantenían frío el cuerpo de Jan, en ellos era demasiado peligroso que  su temperatura subiera, un muerto no debía de estar caliente, si lo estaba eso quería decir que pronto recuperaría su humanidad y eso significaba su muerte. Jan susurraba incoherencias en sus sueños, varias oraciones que soltaba se centraban en un moreno que ahora estaba a su lado con una de sus manos entre las suyas, sus ojos sin despegarse de aquel cuerpo que parecía luchar por su propia vida, Dustin  ya no quería dejar que uno de ellos muera o se pierda entre los humanos, no quería que ninguno de sus hermanos sufra.

Pero llegó un determinado momento, un segundo que desmoronó gran parte de aquella historia, cuando Dustin  seguía con las manos apresando la ajena y viendo aquellos ojos queriendo abrirse y los labios moverse, justo en aquel instante en el que las esperanzas de Dustin  se elevaban en gran velocidad, justo ahí algo surgió de aquellos labios delgados, Jan seguía dormido pero ahora un nuevo nombre parecía haberse apropiado de sus sueños y de las esperanzas, un claro y delicado “Sebastian” hizo que todos voltearan a ver al nombrado quien seguía impactado por como Jan lo estaba llamando en sueños.

Sebastian  tembló un segundo pero en cuanto el alma volvió a su cuerpo corrió hasta el menor quien seguía inconsciente, no le importó empujar a Dustin, sólo corrió a tomar la mano de Jan y velar su sueño, alegre y confundido por el reciente suceso pero agradecido porque el pequeño vampiro siga con vida.

— ¡Tú! — Dustin  quiso alejar a Sebastian  de su amigo pero la mano de Nele lo detuvo logrando que se calmara tan solo un poco — ¿qué fue lo que le hiciste?

— Dustin  — Nele tomó la mano del alto e hizo que se calmara un poco, en ese momento parecía que a Jan le hacía bien estar con su dueño y era mejor dejarlo así — escucha, fue un error, Sebastian  no sabía que le estaba haciendo daño a Jan.

Café y Vino tinto (BL) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora