- ¿Estás bien? - le preguntó Cen a ChangBin. Este estaba sentado en la mesa con la mirada perdida en su hilo rojo.
Si. No. ¿Cómo responder a esa pregunta?.
Tenía una mezcla de emociones intensa en su interior. Batallando unas contra otras. Estaba feliz y enfadado al mismo tiempo. Se sentía como en las películas, como si un ChangBin oscuro se encontrará sentado de un lado de su hombro susurrándole que estaba mal, que había algo mal, que se estaba dejando manipular. Por otro lado, el ChangBin luminoso no dejaba de repetirle las palabras de Felix "Todos somos personas, ¿qué importan las preferencias sexuales?" y le susurraba que estaba bien, que nada era diferente. Solo amor.
Pero...¿era amor?.
Divago sobre esa pregunta una y otra vez. No podía ser amor, no. Solo estaba confundido.
Sin embargo, ese beso tan inocente había hecho revolotear algo en su interior. Y tenía miedo. No podía negar que tenía un terrible y enorme miedo.
Divago y divago una y otra vez. Sin embargo, lo único que salió a la luz fue una desmesurada confusión. Por primera vez pensó en aquellos sentimientos que había tenido por su fiel amigo en el pasado. Las imágenes estaban ahí tratando de salir de su subconsciente. Recordaba que se sentía a gusto a su lado, y le molestaba que saliera con aquellas chicas. Pero, no. Solo era porque estaba muy agradecido por su ayuda y tenía miedo de perder su amistad.
¿O no?
- ¿ChangBin? - Cen lo miraba con ojos preocupados - ¿En qué piensas? - ChangBin salió de su trance sacudiendo levemente la cabeza.
- En nada. - posó sus ojos en ella - Tengo muchas preguntas que hacerte. - dijo acomodándose en su silla. Se encontraban viendo un programa que según Cen, era muy bueno.
- Adelante. Soy tu Wikipedia. - ChangBin sonrió por primera vez en el día.
- ¿Cómo te convertiste en una Centinela? - preguntó ChangBin.
- Bueno, ya sabes que los Centinelas son aquellos bebés que nacen sin un hilo rojo. Aquellos para los cuales no existe un alma gemela. - ChangBin asintió comprendiendo.
- ¿Todos los Centinelas son como de tu edad, así de pequeños como aparentas? Es decir, ¿y tus padres? Porque supongo tenías padres. - Cen soltó una sonora carcajada antes de cruzarse de brazos.
- Que curioso estás hoy. - exclamó Cen con optimismo - No, hay Centinelas de todas las edades. - comenzó con sigilo - Nos volvemos Centinelas cuando Destino cree que estamos listos para ver el mundo de los hilos o cuando mueren Centinelas y Destino necesita más reclutas. Solo existe un Centinela por persona en el mundo, constantemente. Como un ciclo sin fin. - ChangBin trato de almacenar la información en su cabeza asintiendo - Y con respecto a mis padres. Si, los tuve. Sin embargo, cuando Destino te muestra el mundo de los hilos debes dejarlos ir. Así es. - sonrió incómoda - Además no te mentiré, cuando uno nace sin hilo siente que no posee un lugar en la tierra, un propósito hasta que es seleccionado.
- ¿Y tus padres? Tú...
- Tómalo como cuando una persona es desaparecida. - le interrumpió Cen antes de que terminara - De un día al otro el Centinela desaparece. - comentó y a ChangBin le sorprendió que en serio su rostro no demostró ninguna emoción al hablar de sus padres.
- Debió de ser doloroso para tus padres...- murmuró ChangBin.
- Supongo. No lo sé. - contestó moviendo levemente su cabeza de lado a lado - Destino tiene que borrar todas nuestras memorias sobre nuestra vida pasada. No hay nada antes de ser Centinelas, así que no lo recuerdo. - ChangBin no sabía si volverse Centinela era lo mejor del mundo o lo peor. Suponía que una mezcla de ambos.