Felix no recordaba con exactitud el tiempo exacto en el que llevaba viéndolo dormir, pero lo que sí podía afirmar era que Changbin, aquel chico que tenía descansando frente a él, era la persona más hermosa que sus ojos podrían haber visto. También, podía afirmar con exactitud que a la que más amaba también.
Todo parecía un ensueño. Felix tenía miedo de dormir y despertar sabiendo que fue eso, un simple sueño. Pero no, ahí estaba, ahí se encontraba, finalmente con él. Sus brazos desnudos por encima de las sábanas, su respiración acompasada, el calor de su cercanía, su cabello revuelto, sus manitos descansando bajo su mejilla. Todo ChangBin era digno de admirar, una verdadera pieza de arte.
ChangBin abrió sus ojos con pereza, lentamente. Lo primero que vió al despertar fue aquella sonrisa de la que estaba tan enamorado. Y, devolviendola, pensó "Todo es real".
- Buenos días, Champiñon. - susurró Felix una vez que lo vio abrir los ojos.
- Deja de llamarme así. - se quejó ChangBin sonriendo, aún con los ojos cerrados.
- Te amo, ¿lo sabías? - Felix, no podía contenerse y ya no se guardaría nada tampoco. Le gritaría a los cuatro vientos todos aquellos "Te amo" que tuvo que callar, todos aquellos momentos en los que se tuvo que contener y ocultar. No lo haría más. ChangBin sonrió sintiendo como sus mejillas comenzaban a arder, sintiendo la vergüenza subir a paso apresurado. - Te amo. - repitió Felix acercándose hacía él y depositando un corto beso en sus labios.
- Lo sé - respondió ChangBin con ojos embelesados - Yo te amo más. - Podría jurar que no existió, existía, ni podría existir una sonrisa más bella que la que le brindaron aquellas palabras. - Tengo que ir a cambiarme - informó ChangBin y Felix negó de inmediato esbozando un puchero.
- No - contestó como un niño pequeño. Tomando su mano y entrelazandolas por debajo de su cabeza. - Quédate un ratito más.
- Pero...Felix - gimoteó ChangBin tratando de quitar la mano de debajo de su cabeza. - Ya te cambiaste y yo no. - se quejó - Me da vergüenzita. - susurró y la risa melodiosa de Felix inundó la habitación.
- Me hubieses dicho que no querías que me vistiera. Puedo...
- Felix... - Rió ChangBin interrumpiendolo. Felix lo acompañó cerrando los ojos.
- Sh, así está bien. - susurró.
- Felix. - lo llamó ChangBin tratando de zafar su mano de su agarre. Finalmente lo consiguió y al pararse, rodeado aún con la misma sábana, Felix tomo su brazo y tirándolo de nuevo hacia él, lo obligó a recostarse junto a él. Changbin se quejó sintiendo cómo su cuerpo se pegaba al de Felix, con su cabeza en su espalda desnuda y sus manos aferrándose por el torso.
- Sh, no he podido dormir casi nada de la emoción que cargaba y del miedo de que te despiertes y decidas irte. - Susurró Felix en su oido pegandose más aun a su cuerpo. - Ahora que sé que esto es real no te dejaré ir jamás.
- No volveré a dejarte. Lo prometo. - habló ChangBin - Sólo quiero ir a cambiarme. - Rió - Es en la habitación de al lado. No iré a ningún lado.
- Luego vas. - Gimoteó Felix abrazándolo con más fuerza. - Quedemonos así un ratito más. Quédate conmigo. - ChangBin sonrió y se resignó.
- Esta bien - aceptó - Sólo un ratito. - susurró acomodandose entre sus bazos. Sintiéndose en casa, sintiéndose amado.
- Te amo. - susurró Felix dejando un cálido beso en la parte superior de su espalda. ChangBin tomó sus manos y entrelazó sus dedos. Dispuesto a dornir un poco más.
- También te amo, Felix. - respondió ChangBin cerrando los ojos.
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