POV Dulce
-Hola mi muñeca -dijo padre-
-Hola Papi -le sonreí- ¿ya conociste a tu nieto?
-Ya hija, ya lo conocí a este hombrecito -se acercó a Diego-
Mientras yo me quedaba con mi papá desecho en babas por su nuevo nieto, Chris iba a un restaurante que a mi me fascinaba y pidió cena para llevar para poder estar con el pequeño Diego.
-Dulce, ¿por qué no comes? -dijo mi padre al ver la comida-
-Ay pa, sabe mala la comida de aquí.
-Pero debes de comer, Dulce María.
-Y comeré, pero ya que llegue Chris.
En ese mismo momento Chris entró con la comida.
-Ya ves papi, ves como si comeré.
-Si Don Fernando -dijo Chris entrando con unas bolsas- aquí le traje la cena a su hija para que coma bien.
-Eso si será comida -dije sonriendo-
-Si, te traje comida italiana -me explicó mientras sacaba los diferentes platos- es el restaurante más cercano que he podido encontrar.
-Bueno muchachos, yo los dejo -dijo mi padre dándome un beso- descansa hijita.
-Tu igual papi -le sonreí-
-Adiós muchacho -me apretó la mano- me los cuidas.
-No se preocupe, yo me encargo de ella y del pequeño -dijo despidiéndose de mi padre-
-Que rico huele mi amor -dije yo una vez que mi papá se fue-
-¿Verdad que si? -dijo Chris acercándome la mesita- yo muero de hambre -se sentó en el sillón para no molestarme-
-Siéntate a mi lado, monstruo -dije golpeando a mi lado en la cama- es grande.
Chris me regaló una sonrisa y se sentó a mi lado, con cuidado ya que Diego también estaba ahí.
-Se siente raro no tocar ya tu pancita -sonrió sirviendo la cena y un poco de jugo ya que no podía tomar nada de alcohol-
-Tal vez no puedas tocar mi pancita, pero ahora puedes tocar a tu pequeño hombrecito mi amor -le dije mirando con ternura a Diego-
Chris empezó a reírse por lo que dije.
-En lugar de sentir sus pataditas en mi mano para despertarme, serán sus llantos -miró a Diego sonriendo-
-Exactamente mi amor -le sonreí- aunque no creo que llore mucho eh.
-Lo he pensado -dijo sin dejar de mirarlo- a penas y he escuchado su llanto cuando ha nacido.
-Diego será un niño bien tranquilo.
-Todo lo contrario, a su papá y su hermano mayor -dijo Chris mirándolo con orgullo-
-Y diferente a mi -comencé a reírme- yo no era tan tranquila como Diego.
-Es especial entonces -le acarició despacio la mejillita-
-Mi bebito es especial -dije yo con voz de bebé-
Chris se rio al escuchar mi voz.
-Todos son especiales a su manera.
-¿Y tú de que manera eres especial Mi amor? -pregunté bostezando-
Chris me dio un beso en la cabeza.