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1 de enero de 2009
Hola Grace.
Se que quizá estes enloqueciendo ahora mismo por encontrar esto.
Se que quizá quieras matarme por invadir tu privacidad ¡Pero oye! Yo no tengo la culpa de que este cuaderno allá caído cuando torpemente tropecé con el lavabo.
Grace, ¿Por que nunca me dijiste nada? ¿Por que nunca me entregaste esto?
Nunca imaginé que tu, Grace Wood, la chica tímida, la chica de unos ojos hermosos color avellana, similares a los mios, un pelo largo color rojo, y esa piel tan Blanca como la nieve, estaría enamorada de mi, Max Phells, el fotógrafo de la revista más conocida de la ciudad, el fotógrafo que asistía solo a tomar café, por verte a ti.
Se que debería decirte todo esto a la cara, y no escribirlo aquí.
Pero no tengo el valor Grace, no puedo mirarte a la cara y decirte todo esto ¿Cobardía sería el nombre indicado? No lo se grace.
Ahora entiendo, es más facil expresarse por cosas escritas que por palabras cara a cara.
Yo, Max Phells, estoy loco por ti Grace.
Loco por el típico olor a café que tienes después del trabajo. Loco por ese lindo gesto de sonrojarte cada vez que te sonrió. Loco por ti, por  tus perfectas imperfecciones, no hay ningún error en ti Grace.

Atte:
Max.

Enamorandome Del Café. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora