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18 de septiembre de 2008
Me pediste mi número. Dijiste que querías mi número. ¡Puedes creerlo!
Mi corazón casi se sale de mi pecho.
Te pregunté para que, y dijiste que siempre estabas dispuesto a hacer amigos y que querías que yo fuera tu amiga. Sonreí y tome una servilleta. Lo escribí detrás y te lo di.
Tu mano rozó la mía a la hora de tomar la servilleta. Me despedí rápidamente y volví a mi puesto.
Tus manos son suaves.
Ay Max, ¿Que es lo que provocas en mi?

Atte:
Grace.

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