8- Paciencia

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Chris, quien había sido herido y dejado en mal estado, fue llevado de inmediato al hospital privado de la realeza.

La sala de estar era grande, la pared blanca daba una sensación de desesperanza, por lo que Yuri se preguntaba si acaso era norma dimensional que todos los hospitales fueran así.

Se sentó en un cómodo sillón negro, el cual estaba puesto ahí exclusivamente para él por ser el rey, y se puso a pensar sobre todo lo que estaba sucediendo. No entendía porqué Georgi Popovich quería hacerle tanto daño a su “yo” de este mundo.

Victoria se sentó a su lado, lo miró con curiosidad y después suspiró.

—Georgi Popovich es un poderoso hechicero que quería controlar esta ciudad, secuestró al en ese entonces príncipe Victor Nikiforov. Sus planes se hubieran cumplido si no fuera por uno de los policías del reino más fuertes, Yuri Katsuki —habló la niña, respondiendo las dudas de su acompañante.

—¿Policía? —preguntó Yuri, mirándola con una gran expresión de sorpresa.

—Mis padres se conocieron cuando papá fue secuestrado y mamá fue a salvarlo. Después de eso se enamoraron.

—¿Qué pasó con Georgi Popovich?

—Fue vencido, gracias a mamá y a la hechicera Mila Babicheva. Juró venganza y fue encarcelado, pero supongo que logró escapar e hizo este hechizo.

—¿Por qué atacó a Chris?

—Debe saber nuestros planes, sabe que Mila puede superarlo en todo.

La conversación fue interrumpida por dos enfermeras que se acercaron a ellos. Yuri las miró y reconoció, en su mundo una de ellas era una popular escritora y la otra, su mejor amiga y editora.

—El paciente Christophe Giacometti se encuentra en buenas condiciones, su majestad —habló una de la enfermeras, la cual era más alta que la otra.

—¿Podemos ir a verlo?

—Por favor, hágalo —habló la segunda enfermera, suspirando frustrada.

Yuri y Victoria las miraron extrañados, luego llegaron a la habitación que se encontraba Chris, el cual tenía una sonrisa en su rostro.

—Me encanta estar aquí, las enfermeras son muy bellas —comentó.

El rostro de Yuri y Victoria cambió de expresión, llenándose ambos de frustración.

Yuri llevó su mano a su frente y volteó la vista. Dio un salto de sorpresa al ver a cierta persona con una bata blanca.

—Buenas noches, su majestad.

«Es Seung-Gil Lee», pensó muy sorprendido.

El patinador que representaba Corea del sur en su mundo, era un doctor aquí. Ahora que lo recordaba, había escuchado a Yurio mencionarlo antes.

Luego de tratar de mantener la calma y fingir normalidad, Yuri escuchó todo lo que Seung-Gil tenía que decir sobre el estado de Chris. Sintió mucha rabia invadirlo, cuando se le informó que Chris tendría quedarse hospitalizado por un mes.

—¡¿Un mes?! ¿No puedes usar un hechizo que te ayude a recuperarte? —gritó Yuri a Chris.

—Soy sólo un aprendiz. Además, mi rey, ¿quiere dejar al doctor Seung-Gil sin trabajo?

Yuri se sobresaltó ante lo escuchado y miró al doctor nombrado, quien lo miraba con mucha seriedad. Prefirió no reclamar nada más.

—De todas formas no me molesta estar aquí, las enfermeras alegrarán mis días.

La otra vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora