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Pasaron horas.

Y horas.

Y horas...

...

¿Para qué entrar en detalles? Digamos que transcurrieron unas 6 horas.

Chica aún estaba en su cuarto. Sus ojos ligeramente rojizos y los rastros de lágrimas en sus mejillas, además de su semblante neutro eran pista obvia de lo sucedido. Aún así, no se dignaba a salir de la -ya de por sí algo desordenada- habitación ni para comer, no quería ni cruzar miradas con su destrozado amor platónico.

Su depresión dejó al pobre Fred a cargo de su gemelo. Y en verdad, no era una tarea fácil. El castaño era alguien realmente inquieto, parecía un pequeño, y se podría decir que el azabache no era alguien con una paciencia enorme, que digamos, para trabajar de niñero temporal.

Pero reconocía que lo merecía. Se sentía un gran estúpido por el escándalo que acababa de armar.

Él quería salir beneficiado, sin saber que estaba perjudicando a su propio hermano y posible cuñada.

Suspiró.

─Oiga, señor Fred... ─murmuró el menor de ambos, llamando la atención del mencionado.

Este volteó a verlo con impaciencia y seriedad.

¿Qué quieres? ─

─Me duele la cabeza. ─

¿Y qué mierda queréis que haga? Eso no es culpa mía. ─bufó molesto, reposando su cabeza en una de sus manos.

Freddy bajó la mirada en silencio.

Aunque no lo admitía, comenzaba a sentirse intimidado por el comportamiento del mayor, además de su gran diferencia de altura, que daba un aspecto casi peor a lo que era realmente.

Alfred Fazbear, no era alguien muy amigable que digamos.

Y a pesar de ser casi gemelos, el rostro y actitud de Frederick reflejaba inocencia pura, gentileza, y algo de ternura tal vez.
Al contrario que el de su hermano, que podría decirse que es algo más 'atractivo', y a primera vista es notable su lado manipulador y coqueto.

Pero ¿así eran realmente los hermanos Fazbear?

Al ver de reojo el semblante decaído de Freddy, el mayor suspiró nuevamente.

Vale, vale. ¿Tienes hambre? ¿Te sientes descompuesto? ─el castaño negó con la cabeza tímidamente. ─Hm, qué extraño. Chica debe tener unas pastillas por aquí, ve a buscarlas en su bolso. ─

Obedeció, levantándose lentamente para correr a la sala principal, en el que se vio en el suelo el pequeño bolso de la rubia, abierto, con varias cosas tiradas a su vez.

Extrañado, se propuso a buscar entre ese lío el objeto. Se le dificultaba un poco en sí, ya que lo único que había eran artículos de maquillaje, aunque aquello ya se lo esperaba viniendo de Chica. Pero no parecía haber rastro alguno de su objetivo.

Finalmente, luego de algunos segundos, encontró un pequeño frasco con pastillas en su interior, sonriendo alegre.

Pero algo le había extrañado en la etiqueta.

『Memories』|| FreddicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora