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La rubia posó con dificultad sobre la mesa aquél pesado libro, con toques azules y negros, logrando extraer de éste un poco de polvillo debido a sus años de antigüedad.

-¿Qué es eso? -interrogó extrañado el castaño, fijando su vista en el resaltable titular del objeto.

-¡Es un libro de memorias que me trajo tu madre! -respondió con emoción la menor, teniendo altas expectativas. -Contiene fotografías de tu niñez y familiares. Creí que te gustaría recordarlos.

Para ser honesta, la señora Fazbear le habría rogado a la chica demostrarle dicho álbum con el objetivo de colaborar para que el adolescente cobrara algo de conciencia e hiciera el esfuerzo de recordar algo de aquello. Obviamente ésta no se negó y aceptó su ayuda, queriendo apoyar a dicha mujer.

Con algo de pesadez, abrió el libro desde la primera página. En ésta se encontraba la imagen de un pequeño recién nacido en brazos de una joven en camilla. La escena era conmovedora.

-Este debes ser tú. -dijo la ojiamatista, analizando aquella foto, para luego voltear la página hacia la siguiente.

En la segunda se hayaban dos infantes, de aproximadamente 4 y 5 años. Al parecer asistirían a su guardería por primera vez. Ambos mantenían una expresión de felicidad.

El ojiceleste admiraba la imagen, reconociendo instantáneamente al chico de tez pálida. Decidió callar para no mostrar una mala actitud. Ste Freddy y su caballerismo alv.

Luego se mostró en la otra hoja, un grupo de seis chicos sonriendo a la cámara con entusiasmo. Mantenían la edad de 6-8 años. Detrás de ellos posaba una gran escuela primaria.

-"Aquí fue cuando nos conocimos..." -pensó repentinamente la chica, estimulando inconcientemente una cálida sonrisa.

El contrario imitaba su acción. Parecía estar alegre y conmovido tras haber visto tal fotografía.

A continuación se mostraba a dos muchachos de 10 años abrazados, mirándose con mal gusto. Parecía haberse querido matar entre sí.
El castaño soltó una risita ante eso, pues él y Fred no llevaban una buena amistad durante su infancia.

Seguidamente, se reveló una imagen tomada por la madre, la cual el ojiceleste no había sido conciente de su existencia en ningún momento de su vida.
En ella se mostraban dos pre-adolescentes: una linda rubia con un vestido carmesí, brindándole un beso a un tierno castaño, quien sonreía ante su acto. Ambos con un pequeño rubor.

Los dos presentes observando la imagen se encontraban con las mejillas teñidas de rojo. A excepción del mayor, la chica recordaba a la perfección el momento. Teniendo 14 años se habría arriesgado a cometer tal locura de besar al contrario, y al parecer la madre había captado el momento preciso.
Avergonzada, rápidamente cambió de página, evitando toda mirada de parte del contrario.

En ésta se divisó una imagen reciente, más precisamente, del 2016. En ella se encontraba en un campamento con todos los alumnos, en especial, la misma banda sobre el escenario. Estando a un segundo de haber solucionado el percance con cierto rubio.

La chica sonreía con nostalgia. Jamás habría reconocido que dicha señora guardara recuerdos tan hermosos.
Mientras el chico, observaba con curiosidad, pues varios de los sucesos parecía reconocerlos.

Después de esto proseguían fotografías de Fred, pero las ignoraron.

-Al parecer somos grandes amigos... -murmuró para sí mismo, aunque a pesar de esto, ella logró escucharlo, tornando su expresión a una de decepción.

-Sí... -susurró ocultando su depresión con la típica sonrisa que adornaba su rostro diariamente. -los mejores amigos...

El chico la miró y sonrió con un leve rubor, transmitiéndole cariño a la de terminaciones verdes. En verdad que se sentía cómodo con su prescencia.
Ante esto, la chica se sonrojó gravemente. La estaba volviendo loca.

-¿Q-quieres que cenemos ya? -propuso tartamuda. -S-son las 8... no hemos cenado a-aún...

Éste dio una gran sonrisa y un salto. -¡Claro! ¡Tengo mucha hambre! -corrió hacia el comedor como un niño, a lo que la chica rió y lo imitó dirigiéndose a la cocina.

En su soledad allí, y aprovechando que el castaño no escuchaba, ella se propuso a analizar mentalmente las fotos que había visto con anterioridad, mientras cocinaba.
Debía de informarle a la madre sobre su reacción, pues al parecer había sido neutra ante eso.

Pero lo que más le preocupaba a la rubia en ese momento es si el chico lograría recordarla.
Esperaba que aquél intento hubiese funcionado como ella lo esperaba.

Claro que por distraerse, la comida terminó quemada y negra y tuvo que hacerla de nuevo alv.

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Disculpen, chicas, pero creo que se me está yendo la escencia.
Siento que ya no escribo como lo hacía antes, tengo mucha falta de creatividad y mi escritura está empeorando.

¿Saben qué puedo hacer respecto a eso?

26/12/17

『Memories』|| FreddicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora