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Freddy abrió sus ojitos con lentitud.

Rápidamente se incorporó en el sillón, como si hubiese despertado de una pesadilla. Y así era realmente. Estaba cubierto por una fina capa de sudor y su respiración se entrecortaba, sin descartar el hecho de su despeinada cabellera y una expresión de terror en sus faciales.

Había perdido la noción del tiempo. Dedujo que durmió todo el transcurso de la noche, algo ya típico de él.

Volteó a ver a sus lados para ver si había algún alma además de la suya, pero el única presencia en esa sala era él. Se preocupó, no le gustaba estar solo y menos luego de ese extraño sueño que tuvo. Miró las escaleras en la que estaba la habitación de su compañera.

─ ¿C-Chica? ─llamó. ─¿Estás a-ahí…? ─

Se escuchó el rechinar de la puerta abriéndose. Suspiró aliviado.

Observó cómo aquella rubia bajaba las mismas escaleras, con su característica sonrisa reluciente y su semblante tan alegre. Su pelo estaba suelto y algo despeinado, se le veía un poco más corto de lo normal.

Y por supuesto, no pudo evitar quedársele viendo unos momentos.

─ ¿Freddy? ¿Qué pasó? ─preguntó con cierta preocupación.

─ N-nada… es sólo… ─bajó la mirada a la vez que jugueteaba con sus índices, mostrando algo de su vergüenza. ─ es que… no quiero e-estar aquí solo…

Lo miró con extrañez.

─ ¿Solo? ¿No estaba Fred aquí? ─

Freddy negó lentamente con la cabeza, frunciendo el ceño tras haber recordado al estúpido y mentiroso de su hermano.

─ ¿Sólo necesitabas compañía? ─rió brevemente. ─ ¡Tranquilo! Para eso estoy yo. ─corrió hasta el sillón y se sentó a su lado demostrando su interés.

Freddy soltó una risita por ello. Entre ese diálogo tan corto olvidó parte de su temor. La sola presencia de la linda chica de ojos rosados le brindaba gran comodidad y seguridad. Sin duda le había tomado un inmenso cariño en tan solo unos cuantos meses.

¿Hermana? ¿Confidente? ¿Amiga con derechos? Digamos que lo era casi todo.

Recordó la duda que se había formulado el día anterior. Así que se atrevió a preguntar.

─ ¿Por qué me estuviste evitando estos días? ─

La rubia se atragantó con el propio aire. Sin querer mirar al ojizafiro, y procurando que éste no lo notara, presionó con algo de fuerza y rabia el extremo de su vestido. Buscó alguna respuesta coherente en el vacío de su mente, pero todo conllevaba a maldecirlo internamente con una molestia incontable.

Sí. Ya no actuaba ni pensaba como lo hacía antes. El sólo hecho de haber vivido un romance fallido con aquél chico y reconocer que nunca la amó la había cambiado, quizás no mucho, pero sí su manera de verlo. Lo peor era notar cómo se mostraba como si nada ante toda situación.

Podría decirse, que el accidente automovilístico había cambiado en muchos aspectos la realidad en la que vivían.

─ ¡Eso no importa ahora!, quiero saber por qué me llamaste. ─dio una sonrisa de oreja a oreja transmitiendo su confianza.

─ Y-yo… ─pausó y rascó su nuca. ─ tuve una pesadilla.

Ella lo insitó a continuar.

─ Bueno… sólo recuerdo un poco del sueño… el chico Fred estaba discutiendo con una chica y yo, era rubia de ojos celestes y se veía triste. Era muy bonita, me gustaban sus ojos. ─sonrió. ─ Fred se veía molesto conmigo, no comprendo por qué, me hace sentir un poco mal…

‹ Aunque mi relación con él no sea la mejor de todas, el que él me estuviese gritando de esa manera me dolía. Lo veo como un hermano para mí. No soy capaz de gritarle como lo hice yo en ese sueño. Eran un constante las escenas en las que aparecíamos nosotros, discutiendo, mirándonos con odio, aunque esas miradas eran más mías que suyas.

‹ Al fondo estabas tú. Escuchabas atenta mis conversaciones con otras chicas que ni conozco, en especial la de ojos celestes. Uh, las dos son rubias, ¿por qué no te agrada ella? Se veía igual de alegre que tú. Según yo ambas son iguales en todo.
Aunque no sólo estabas viéndome tú, el chico Golden también lo hacía, pero eran escasas las veces…

‹ Aparecí en un auto con Fred, como siempre, peleando, pero esta vez él se veía… triste, o algo parecido. Se alcanzó a ver una luz blanca y él me abrazó con fuerza antes de que se escuchara el fuerte sonido del auto chocar. No pude abrir mis ojos por completo y habían varias personas rodeándonos, yo estaba en el suelo… ¿sangrando?

¡¿Freddy?!

¡Freddy! ¡Despierta, por favor!

¡FREDDY!

¡Por favor, no nos dejes!

¡Lo siento mucho! ¡Por favor, Freddy, abre los ojos!

.

El castaño secó algunas de sus confusas e involuntarias lágrimas. La menor sólo estaba muda, en silencio, ¿había escuchado bien?

─ E-entonces… estás volviendo… ─susurró ella, sonando un poco insegura.

─ Y antes de todo aquello ─continuó Freddy. ─, habían escenas de nosotros dos, nos veíamos más pequeños, al parecer nos llevábamos muy bien, incluso mejor que ahora. Te veías tan tierna, y yo me veía muy estúpido estando contigo. ─rió un poco.

Chica no prestó mucha atención al alago, estaba digiriendo sus palabras.

─ Todo eso sucedió antes de su amnesia, está volviendo su memoria… ─se aclaró en voz alta.

Recibió la mirada confundida de Freddy, quien ya se había recuperado de sus lloros.

─ ¿Amnesia?

『Memories』|| FreddicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora