Capítulo 1

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"Mejor solo que mal acompañado ."

—Connor White


La estruendosa alarma de mi móvil me saca de mis no dulces sueños, suelto un gruñido, saco una mano de entre las mantas y lo apago. Me siento en la cama para tallarme los ojos y caminar como zombie hasta el baño. Y aquí es cuando se repite mi rutuna diaria como dormir, despertar, ducharme, desayunar y quejarme de la vida.

En por lo menos veinte minutos bajo a la cocina donde está papá que como siempre desesperado realizando sus cosas a última hora para irse a trabajar y Alexa preparando el desayuno para luego ir a la escuela.

—¿Qué no deberías estar en la escuela? —le pregunto a mi pitufa hermana mientras me sirvo café.

—¿Qué tú no deberías levantarte más temprano para irte al colegio sin reprobar otro año? —me responde con otra pregunta. Esta vez me ella me la aplicó.

—Buena esa —dije sarcástico.

En eso papá se cuelga su mochila y se toma su café precipitadamente hasta derramarlo sobre su camisa blanca, él maldice miles de veces y agarra un secador para limpiarse pero lo único que hace es regar la mancha, eso lo enoja más, luego mira su reloj de pulsera.

—Muchachos ya me voy al trabajo, posiblemente llegue temprano —dijo mi padre sin cambiar su libreto de despedida.

—Llevas diciendo eso desde hace meses e igual sigues llegando tarde. Llegar temprano significa en pocas horas ¿no? —reproché de mala gana.

Mi padre tal parece que desechó mi respuesta ya que le dio un beso en la frente a mi hermana y sale de la casa. Vaya caso que me hace.

—¿Por qué no eres un poco más respetuoso con nuestro papá? —nuevamente me la aplicó con otro reproche, no puedo decir nada porque ya ella se mete.

—Ni que fueras mi madre —dije dejando el vaso en el fregadero y me voy.

Bufé frustrado porque nunca tengo recursos para tomar un transporte y así llego tarde. No importa a donde vaya, a donde quiera que voy muchas personas me miran, por usar ropa negra en plena primavera, mejor las ignoro y guardo mis manos en los bolsillos de mi pantalón. Por suerte el colegio no queda muy lejos de casa, pero como ya es costumbre siempre llego de diez a quince minutos tarde.

No sé cómo le hacen los mataditos para que les guste el estudio. En fin, recorro los pasillos del instituto para ir a la clase de economía, ahora estoy frente a la puerta del aula y toco levemente la puerta y espero que el profesor me regañe otra vez, en eso se abre la puerta y me mira con cara de "No otra vez".

—¿Ahora qué excusa me da a decir, señor White? —pregunta firme e intenta intimidarme con sus ojos sobre mí.

—La misma de siempre, señor —repetí por enésima vez.

Testimonio de un Apocalipsis [Testimonio #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora