Capitulo 2

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- ¿Por qué te tardaste tanto?- preguntó su padre apenas Harry cruzó la puerta.

- Me distraje con Sara... o con su escote.-

Él mismo no se lo creía, claro que su papá sí, porque se supone que es completamente macho. Su padre suspiró dramáticamente y le sonrió.

- No cambias hijo. Sólo espero algún día no encontrarme con todas las secretarias de este lugar, paradas en la puerta de mi casa diciendo que las embarazaste.-

Harry soltó una risa exagerada.

- Créeme que eso jamás sucederá papá... cambiando de tema, ¿Qué plan hay para esta noche?-

- Justamente es lo que estaba atendiendo antes de que llegaras. Tu mamá me habló para decirme que irá esta noche para cenar, no la invité pero ya sabes como es. Igual va a llevar a su marido, sé cuánto te incomoda Diego, pero no puedo pelear contra tu mamá con eso. Llamaré a James para que vaya, al menos puede distraernos con sus extrañas pláticas para salvar al mundo.-

El chico hizo una mueca de desagrado.

- Mamá, Diego, James y su novia hippie... no puedes estar hablando en serio.-

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Harry se estaba mirando por el espejo de su baño, tratando de arreglarse el cabello. La verdad, no le importa como se ve en la presencia de su madre, pero quiere evitar esa plática sobre parecer vago como James. Mejor se peina.

- ¡Harry!, ¿Qué es esto?- habló James desde su cuarto.

Esa maldita costumbre de meterse a su cuarto sin permiso, su hermano decía que era una forma de convivir, para Harry es un abuso de su privacidad. ¿Acaso los hippies no la tienen? Parece que no, podrían vivir en hostales toda su vida, si fuera posible.

- Desodorante, algo que claramente no conoces.- le contestó entrando de nuevo al cuarto.

- Oh no, eso sí lo conozco, al menos una vez al mes, pero lo conozco.- Harry arrugó su nariz. – Estoy hablando de este líquido pegajoso, que seguramente tiene sustancias químicas peligrosas para la naturaleza.-

- Es lubricante James, no puedo creer que no lo conozcas... y no daña a la naturaleza, no me la paso regando a las plantas con eso.- explicó arrebatándole el botecito de las manos.

- Yo sí sé lo que es. ¿Para qué lo utilizas, hermano de mi novio?- preguntó Flora.

Ese no era su verdadero nombre, pero ella prefería ser llamada así. La chica era alta y delgada, tenía un cuerpo hermoso y una belleza rara, sus ojos eran completamente negros y el iris era extrañamente más grande de lo normal, eso hacía que Harry no la mirara directamente a los ojos por mucho tiempo, se veía sacada de una historia de terror para naturalistas. Su cabello era de un naranja intenso... y ahora mismo ella estaba acostada en su cama, algo que Harry odiaba, después tendrá que cambiar las sabanas. No es por ser malo, pero realmente nadie sabe cada cuanto se bañan estas personas.

- Simplemente llámame Harry. Y no sabía que su trabajo de proteger arboles incluía hacer muchas preguntas, así que sólo dejen mis cosas y salgan de mi cuarto.

- Relájate chico, sólo eres dos años menor que nosotros y ya tienes arrugas. Puedo regalarte la crema que yo uso, está 100% libre de sustancias químicas contaminantes y...-

Harry no la dejó terminar.

- Sálganse o ahora mismo bajo a quemar todos los árboles que tenga cerca.-

Su muro de paciencia se estaba cuarteando.

Salieron del cuarto, pero antes de salir, James asomó su cabeza y le susurro Paz mientras hacía una señal de amor y paz con sus dedos. Harry a veces no soportaba tener un gran parecido a su hermano físicamente, sus centímetros de más y su descuidada ropa de James, eran lo único que los diferenciaba.

Juguemos a ser amantes. [Larry S.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora